viernes, 31 de diciembre de 2021

La Tierra desde el cielo (VIII): la peña de los Enamorados

No quería dejar que 2021 terminara sin unas últimas palabras desde mi blog, y sí compartir con mis lectores unas bonitas vistas sobre la Peña de los Enamorados, también conocida como el Indio. Estas fotografías las realicé el pasado mes de junio desde el paraje natural de El Torcal de Antequera (Málaga), magnífica ruta senderista en la que poder disfrutar de flora y fauna en un marco natural incomparable.


Aunque la Peña de los Enamorados y Antequera ya fueron retratadas por mí desde un vuelo comercial y aparecen en el anterior episodio de esta sección, colgada en marzo de 2018 con unas imágenes impresionantes, estas nuevas más a ras de suelo y a priori menos impactantes, no dejan de tener su encanto. Porque si ver la Tierra desde el Cielo es recomendable, en la Tierra nunca hay que dejar los pies quietos, y descubrir por tus propios medios la belleza que nos rodea tan cerca nuestra. ¡Hay tantos caminos que andar!

La peña de los Enamorados aparece a la derecha de la imagen, imagen tomada desde el Torcal de Antequera.


viernes, 24 de diciembre de 2021

Relato La visita de mi abuelo

Hace pocos días participé en el XX Concurso de Relatos y Cuentos de Invierno que cada año organiza el periódico Ideal. Los relatos seleccionados se han publicado en el día de hoy, pero lamentablemente el mío no ha sido elegido. Debido al gran entusiasmo que puse en su redacción, resultado del gran cariño a dos personas que me inspiraron para el tema, cuelgo en mi blog el citado relato para todos aquellos que gusten de su lectura.



La visita de mi abuelo

Por fin cerré los ojos después de un día estresante de esta Navidad interminable, y no sé el tiempo que pasó. Me vi acostado en mi confortable cama, pero a pesar de reconocer mi habitación, la notaba con un aire tan onírico que no me extrañó cuando de la nada apareció la figura de mi querido y añorado abuelo, fallecido hacía ya mucho tiempo, sentado junto a mi cama fumando en su inseparable pipa un tabaco que no dejaba olor. Sin sentir impresión ni temor por su presencia empezamos una charla abuelo-nieto tantos años después, una charla que en ese limbo de Morfeo habría durado infinitamente, por todas las cosas que me quedaron por preguntarle, por todas las novedades que de mi vida se perdió, y todos los consejos que necesité de él.

-Abuelo, ¿qué es la vida?-le pregunté.

Con la mirada perdida en la inmensidad de la eternidad que le da la muerte me contestó:

-Cuando uno deja la niñez y los años avanzan inexorablemente, a menudo surge esa pregunta, la cual tiene dispar respuesta. Para unos tiene un significado, un sentido que para otros es bien distinto. Tú mismo has de encontrar el significado de tu propia vida, que será diferente al que yo tuve. Lo que es cierto es que en estas fechas tan señaladas la vida deviene en el continuo recuerdo de quien antaño fuimos y la pesada nostalgia de echar de menos a quien un día amamos.

-Así me siento abuelo, rememorándoos a todos vosotros que nos dejasteis hace bastantes años. Mi frágil memoria te recuerda en este mes en que te marchaste, las añejas fotografías en las que salís las guardo como si un tesoro fueran, y los objetos que un día te pertenecieron los conservo como las preciadas antigüedades sobreviven en los museos. Aún custodio tu bastón, aquel que te ayudó a andar en los últimos años de tu vida, y también el característico sombrero que cubría tu anciana  y caballerosa efigie.

-Ya no me gusta la Navidad, abuelo. - Continué-. Antes cuando estábamos todos juntos era maravillosa. Ahora en cambio no hago sino suspirar de añoranza cada vez que veo un árbol de Navidad en la engalanada ciudad u oigo los villancicos que se escuchan por doquier. En casa ya no pongo ningún árbol, pues aunque sus luces embellecen la estancia, poco hay ya que celebrar.

-¿Poco? – preguntó-. ¿Te parece poco estar vivo y disfrutar de la vida con tu gente? Aquí te traigo tu propio árbol de Navidad. –En la esquina de la habitación apareció un frondoso árbol lleno de luces,  unas más grandes, otras más pequeñas, con colores y luminosidades diferentes-. Este árbol representa tu vida, desde el tronco hasta la copa, en él brillamos todos nosotros, tus seres queridos que un día tuvimos que marchar. Nuestro recuerdo iluminará el resto de tu vida.

-¿Abuelo, pero cuál es esa luz con forma de estrella tan luminosa en la copa que no sólo maravilla mis ojos sino que acalora mi corazón?

-Pues debes saber hijo mío que no sólo el recuerdo de tus seres queridos fallecidos pervive con fuerza en el árbol de tu vida –respondió mi abuelo-. Aquellas otras personas que amaste con tal calidez, pero que por diversas circunstancias se encuentran lejos, brillan con tanto ardor que a veces hasta quema. Ahí se encuentran tus hermanos, tus padres, tías, primas, amigos. Todos forman parte de tu vida, de tu Navidad, disfrútalos. Esa otra luz tan brillante que corona tu árbol se encuentra muy lejos de ti físicamente, pero es tan fuerte la luz que irradia, que su brillo llega a lo más profundo de tu ser.

-Así es abuelo –asentí-. Es la luz que me calma e ilumina en las noches más oscuras, mi guía para seguir adelante. –Con una mirada agradecida nos despedimos para siempre-. Feliz Navidad abuelo, te echo de menos.

Y mientras su añorada figura se iba alejando caminando al vacío más absoluto ayudado de su bastón y cubriéndose con su inconfundible sombrero, yo fui abriendo los ojos a un amanecer nuevo, una nueva Navidad, un nuevo tiempo para ser feliz. 

Por Francisco J. Canales-“Azaustre



miércoles, 30 de junio de 2021

Mi tercera colaboración con revista Alhóndiga

Con inmenso orgullo informo a mis lectores que se acaba de publicar el número 27 de la revista Alhóndiga, perteneciente a los meses de julio y agosto de este año 2021. Y les animo a que la adquieran, pues además de aparecer en ella artículos tan interesantes como los escritos por mis conocidos Carlos Pascual, Jesús Lens, y mi primo José Luis Delgado, aparecen otros igualmente curiosos como el escrito por José María Hernández sobre mi pariente lejano el pintor Mariano Bertuchi o el que habla sobre mi también posible pariente lejano Federico Olóriz, escrito por Miguel Guirao y Fernando Girón.

Vista aérea de Granada. Detalle del Paseo del Salón, el garaje Alhambra y a la derecha la piscina de Don Simeón y a su derecha la nave de la fábrica de tejidos Garrido. 1957-1958. Fuente: Archivo Histórico Municipal de Granada.


En este número aparece además publicado un artículo mío hecho con mucho cariño y dedicación en el que narro la biografía de mi tatarabuelo albayzinero Francisco Garrido Jiménez, que de orígenes humildes como tejedor, creó una industria textil que dio trabajo en Granada a muchas personas. Ya como industrial, y como dueño de los Baños de Don Simeón, la primera piscina de Granada, fue uno de los granadinos más pudientes de su época, gracias a lo cual y por carambolas del destino llegó a ser alcalde de nuestra ciudad durante un breve período de tiempo, en unos momentos convulsos a caballo entre la Dictadura de Primo de Rivera y la II República. Toda la información, curiosísima e ilustrada por bellas fotografías familiares la podrán disfrutar en la revista.


Anuncios de la fábrica de tejidos de Francisco Garrido (periódico La Correspondencia de España, 23-3-1919) y de los Baños de Don Simeón (periódico La Publicidad, 22-6-1933).

Para la realización del artículo investigué en archivos y hemerotecas, consultando las páginas de periódicos como el Ideal, El Defensor de Granada o La Publicidad entre otros, y que digitalizados están disponibles a través de la Biblioteca Virtual de Andalucía o de la Hemeroteca del Ideal. Igualmente he entresacado información de los Archivos Municipal, Provincial y de la Diputación de Granada. Y por último he contado con testimonios importantísimos, que han dado una vertiente humana y familiar a mi artículo. Los recuerdos de mi madre Aurelia y mi tía Paqui, nacidas las dos en Don Simeón, así como los testimonios familiares de los primos Ramiro Garrido y Adela Alcaraz han sido de muchísima importancia, porque me dieron información histórica y biográfica que de otro modo no hubiera podido conseguir, pues los protagonistas de todo ello hace mucho que fallecieron. Agradezco al primo Francisco Garrido Quero y su cuñado Miguel Burgos la amable disposición de material gráfico que me servirá para mi futura publicación sobre los Garrido. También he de mencionar a don Miguel Giménez Yanguas, nieto de Francisco Giménez Arévalo, vecinos de la zona, que amablemente me explicó in situ los avatares urbanísticos del lugar.

Vista aérea de Granada. Detalle del Paseo del Salón, y a la izquierda garaje Alhambra y tras él las viviendas de mi familia en Don Simeón, tras las cuales está la nave de la fábrica de tejidos Garrido. Entre ambas se ubicaba la piscina Don Simeón. Hacia 1957. Fuente: Archivo Histórico Municipal de Granada.


Y me siento feliz porque artículo tan emotivo e interesante se haya publicado en una revista de tanta calidad y renombre como Alhóndiga. Con este artículo, del que llevaba tiempo queriendo redactar y que he hecho con muchísima ilusión, cierro la tríada de artículos en Alhóndiga sobre biografías de mis familiares cercanos más relevantes a nivel histórico o social. En el número 9 apareció mi artículo sobre mi tío abuelo José María Garrido Lopera y en el número 13 lo hizo mi artículo sobre mi otro tío abuelo Aurelio López Azaustre. Espero poder seguir colaborando con la revista Alhóndiga en más ocasiones, pues eso significará que revista tan señera seguirá editándose, repercutiendo positivamente en el ámbito cultural de nuestra ciudad.


Así que gracias revista Alhóndiga, enhorabuena por tu buena salud, y a cumplir muchos números más.

martes, 15 de junio de 2021

Apuntes genealógicos VI. Antonio Garrido del Castillo

Investigar la propia genealogía depara muchas sorpresas, no sólo por descubrir curiosidades biográficas sobre tus propios antepasados, aquellos gracias a los cuales uno puede existir, sino que es posible hallar parentescos con personajes relevantes o incluso cerciorarte del parentesco de sangre que te une a ciertas personas con las que previamente mantenías una amistad o una relación social. La entrega que hoy hago en mi blog es un buen ejemplo de ello.

Retrato de Antonio Garrido del Castillo. Fuente: Andalucía. Revista Ilustrada. Agosto de 1927.


Cuando en 2013 investigaba para la realización de mi Trabajo Fin de Máster descubrí en la prensa antigua de Granada la existencia de un notable artista muy celebrado en la década de 1920 en nuestra ciudad. Antonio Garrido del Castillo era ilustrador, un magnífico dibujante que plasmaba con maestría las calles y los monumentos más bellos de Granada, dibujos que eran publicados en diferentes medios escritos, tanto en España como en Sudamérica. Cuando supe de él, inmediatamente se me activó el radar genealógico en mi mente, pues su apellido Garrido como el de mi madre, y sus dibujos sobre el Albayzín, barrio cuna de mis Garrido, hicieron que le siguiera la pista, pues tenía la hipótesis de que se tratara de un pariente lejano, cosa que pude confirmar un lustro después.

Bautizo en el Albayzín de Francisca Trinidad Pardo Ogabán, donde Antonio Garrido del Castillo actuó como testigo. Fuente: Granada Gráfica. Marzo de 1926.

Eloísa Cabrera Gutiérrez y su suegro Antonio Garrido del Castillo en la boda de la primera en la Iglesia de San José de Granada. Fuente: Ideal. 3 de Febrero de 1951.


Y efectivamente, Antonio Garrido del Castillo era primo 3º de mi bisabuelo José María Garrido Hernández pues ambos compartían tatarabuelos (Joaquín Garrido López y María del Carmen López). Los padres de Antonio fueron Antonio Garrido Moreno y María Encarnación del Castillo Ferrer (apellido Ferrer también presente entre mis antepasados granadinos, por lo que bien podría ser además pariente a través de otra rama). Antonio nació hacia 1893 y en la primera mitad del siglo XX escribía artículos y publicaba sus dibujos en diarios como Ideal, El Defensor de Granada, La Verdad, El Faro de Motril o revistas como Granada Gráfica de la que fue redactor o Andalucía, llegando a exponer sus dibujos a pluma o acuarelas en exposiciones como en el Centro Artístico y la Unión Mercantil o a recibir premios, como el Amalia Camacho en 1934. Se casó con Antonia Puertas Oliveros, con la que tuvo al menos 2 hijos, uno de ellos Antonio Garrido Puertas, que también se dedicó al dibujo, llegando a publicar en medios gráficos de Brasil. Igualmente su sobrino Miguel Iáñez Garrido también fue dibujante, una familia de artistas sin duda. Antonio Garrido del Castillo fue propuesto en 1936 como cronista de la ciudad de Granada, pues junto a sus dibujos, escribía historias de la ciudad. Una de sus crónicas en la revista Granada Gráfica fue sobre el Monasterio de San Jerónimo, escrita cuatro días antes del pavoroso incendio que sufrió el edificio en febrero de 1927.

Obra "Torre de la Vela", de Antonio Garrido del Castillo. Fuente: Andalucía. Revista Ilustrada. Enero de 1927.

Obra "La casa del Horno del Oro" de Antonio Garrido del Castillo. Fuente: Granada Gráfica. Agosto de 1926.

Obra "Monasterio de San Jerónimo" de Antonio Garrido del Castillo. Fuente: Granada Gráfica. Febrero de 1927.

Lo que yo no podía imaginar es que de este conocido artista granadino descendieran como bisnietos dos hermanos, compañeros de instituto míos en el Zaidín, ahora además mis primos 6º. También otro amigo mío es descendiente de otro miembro de la familia Garrido del Castillo, en concreto de un medio hermano de Antonio. Y es que todos de una manera u otra estamos estrechamente relacionados en una infinita tela de araña genealógica, así que si hoy me lees es muy seguro que seamos "primos". Será todo un placer conocerte.

domingo, 6 de junio de 2021

Apuntes genealógicos V. Nicolás Ramírez Mora

En una sociedad tan numerosa en movimiento, es muy habitual ver o leer en nuestras noticias del día a día cómo diferentes accidentes o catástrofes causan decenas de muertos en muchos puntos del planeta. Antaño, esos sucesos llenaban igualmente las páginas de nuestros periódicos, como una plaga sin fin que ha cercenado las vidas de un incontable número de personas.


Hoy día en nuestro país, gracias al avance técnico y las medidas de seguridad aprendidas a lo largo de décadas tras innumerables incidentes que ocasionaron víctimas, los accidentes de tren son escasos en comparación a los ocurridos en nuestro siglo XX. No era extraño leer en las secciones de sucesos de entonces las descripciones de estos choques o descarrilamientos de trenes, así como los muertos o heridos ocasionados.


En mi investigación familiar y su consecuente rastreo, pude encontrar en la prensa antigua el triste acontecimiento que marcó trágicamente a una familia con la que estoy emparentado. El tren correo expreso de Andalucía Nº308 había salido de Madrid con rumbo a Sevilla, y el día 20 de noviembre de 1952 se salió de la vía en el kilómetro 305,200 en las proximidades de Linares (Jaén) a causa de la rotura de un raíl, cuando el tren había salido del apartadero de Cabrerizas y le quedaba un kilómetro para llegar a la estación de Vadollano. El saldo inicial de víctimas fue de 3 muertos y unos 70 heridos, 3 de los cuales fallecieron más tarde a causa de las graves heridas. Uno de los que fallecieron en el acto fue el niño de 2 años Nicolás Ramírez Mora, entonces habitante de Albacete, que viajaba con su madre Antonia Mora Agudo, la cual resultó herida grave en el accidente. El chiquillo fue enterrado al día siguiente en el cementerio de Linares.

Recorte de prensa sobre el accidente. La Vanguardia, sábado 22 de noviembre de 1952, página 6.


Nicolás era hijo además de Faustino Ramírez Céspedes y nieto de Ernesto Ramírez Canales y Luisa Céspedes Rodríguez. Por tanto Nicolás era primo 3º de mi padre, y aunque nació en la localidad jiennense de Villanueva de la Reina, y mi padre en la provincia de Granada, tanto a Nicolás como a mí nos une el solar decimonónico de nuestros Canales, Baños de la Encina (Jaén), a escasos kilómetros del lugar del accidente mortal.

Recorte de prensa sobre el accidente. Ideal, sábado 22 de noviembre de 1952, página 1.


El aliento de Nicolás se apagó demasiado pronto truncado en una vía andaluza, sin ni siquiera haber tenido la oportunidad de disfrutar una vida que ya nunca pudo ser. Ese tren nunca llegó a su destino mientras el destino del pobre Nicolás allí se quedó, ligado a unos raíles que a pesar de los años transcurridos siguen viendo pasar a miles de personas en tránsito. Que queden estas palabras como recuerdo de aquel primo.

martes, 27 de abril de 2021

Apuntes genealógicos IV. Gonzalo Nozal Pastor

He de admitir que como apasionado de la escritura, la Historia como pasado, y la Historia como presente, el mundo de la prensa escrita me ha atraído desde bien joven. Ya desde pequeño guardaba trozos del periódico Ideal donde aparecía la sección de Efemérides del Día, algunas de las cuales aún conservo. Yo, si no hubiera estudiado la carrera de Historia, seguramente hubiera escogido la de Periodismo, cosa que en retrospectiva me planteo si no hubiera sido una mejor decisión por mi parte.


En este nuevo capítulo de mis encuentros genealógicos, traigo a un pariente que tuvo la suerte de trabajar de lleno en el mundo de la prensa escrita, Gonzalo Nozal Pastor, y en concreto en periódico tan señero en nuestra tierra como es Ideal. Gonzalo nació en Granada en 1945, hijo del matrimonio formado por Gonzalo Nozal Peña y María Ángeles Pastor López. Gonzalo por tanto es primo 2º de mi madre, pues la madre de Gonzalo y mi abuelo materno Juan López Azaustre eran primos hermanos, todos descendientes de la rama de La Calahorra que cité en el anterior escrito de mi blog.

Gonzalo Nozal Pastor sentado trabajando en una linotipia del diario Ideal. Foto gentileza del mismo.

Gonzalo trabajó en el diario Ideal como linotipista, además de como redactor de una serie de artículos en dicho diario y en Hoja del Lunes. Era un mundo que ya conocía seguramente desde su infancia, pues su padre, electricista mecánico de linotipias fue uno de los primeros trabajadores del Ideal cuando se fundó en mayo de 1932, siendo el encargado de la maquinaria y jefe de talleres. Una primera plantilla de trabajadores entre los que estaban además Ramón Antiñolo Márquez, uno de los fundadores del periódico y suegro además de mi pariente lejana Ángeles Fernández-Amigo de la Torre. Gonzalo pasó toda su vida laboral en las instalaciones de Ideal, primero como aprendiz de mecánico y luego dando forma a la noticia que se ha convertido ya en Historia, aquella que aguarda en los silenciosos depósitos de las hemerotecas esperando a que la rescatemos del olvido del tiempo.

Primera plantilla de trabajadores del diario Ideal. Gonzalo Nozal Peña, aparece en la fila de arriba a la izquierda. Foto cortesía de su hijo Gonzalo Nozal Pastor.

Gonzalo es miembro de una familia vinculada para siempre a Ideal pues, además de su padre y de él, tiene otros miembros de su familia vinculados a dicha cabecera. Así su cuñado, Juan José Ruiz Molinero, escritor y crítico musical ha colaborado con el diario Ideal, haciéndolo en la actualidad en Granada Hoy, o el ya homenajeado en mi primera entrega de estos episodios, José Luis Delgado López, primo de Gonzalo y mío, que también ha colaborado y lo sigue haciendo con la prensa de Granada referida.

Uno de los artículos de Gonzalo Nozal Pastor. En Hoja del Lunes, 28-11-1977.


Gonzalo, autor del libro Desde mi Rincón (1983), ha mantenido su escritura como jubilado desde sus blogs, y aún lo hace con sus reflexiones en su cuenta de Facebook. Quiero que sea este escrito un cariñoso homenaje a Gonzalo, y la admiración por el hecho de que haya formado parte activa de la historia de la prensa en nuestra provincia. Gracias a su labor y la de muchos otros, el periódico llegaba puntualmente a los puntos de venta donde era comprado por los granadinos, en una época en la que la prensa escrita formaba parte de las tradiciones diarias de miles de familias, cuando el periódico era un elemento siempre presente en todos aquellos hogares.

Gonzalo Nozal Pastor en la actualidad. Foto gentileza del mismo.

sábado, 24 de abril de 2021

La Calahorra, vuelta al hogar de mis ancestros

Sin duda nuestra provincia posee un sinfín de lugares diferentes y con encanto, muchos de los cuales son unos perfectos desconocidos a ojos del capitalino neomilenial. Cuando las circunstancias de la pandemia y sus aperturas de cierre perimetral lo permiten, siempre es recomendable salir a ver dichos lugares, no sólo por respirar aires nuevos y huir del bullicio de la ciudad, sino porque además encontrará maravillas que enternecerán a ojos y mente.


Yo en la falsabraga del Castillo de La Calahorra. Foto de José Antonio Martín García.

Uno de esos lugares, que además llevaba tiempo queriendo visitar, es la localidad granadina de La Calahorra, pequeño y bello pueblo de la comarca de Guadix, situado en la zona norte de Sierra Nevada, puerta del camino que a través de la Ragua llega a la Alpujarra almeriense. Tras visitar el agradable pueblo de Jérez del Marquesado, llego por fin a La Calahorra, lugar fácil de distinguir en la planicie pues sobre él asoma la obra cumbre del Marqués del Zenete, el famoso castillo-palacio que mandó construir a principios del siglo XVI.


Castillo de La Calahorra.

Llegar al pueblo mediante medio de transporte y carreteras modernas me hace viajar en el tiempo, e imaginar cómo tuvo que ser el viaje que uno de mis tatarabuelos maternos, Ramón López López natural de La Calahorra, tuvo que hacer a mediados de siglo XIX en su traslado a la capital de la provincia, donde se asentó, se casó y tuvo su descendencia. Un viaje de seguro lento e incómodo, mediante tracción animal a través de unos caminos tortuosos que se harían eternos.


Pueblo de La Calahorra visto desde el lado sur del Castillo.

Hoy, después de casi siglo y medio de aquel viaje, yo su descendiente hago el camino inverso y me recibe un pueblo lánguido, muy diferente a como fue en aquel entonces. La despoblación constante de estas tierras se hace patente no sólo por el vacío de las calles (ayudado seguramente por la situación de pandemia que vivimos), sino por los incontables letreros de venta o alquiler de viviendas. Un bello pueblo que en cambio tiene muchas posibilidades de desarrollo. Domina el casco urbano la Iglesia de la Asunción donde se bautizaron y casaron mis antepasados, y sobre el núcleo de casas, el cerro sobre el que se asienta el imponente castillo de La Calahorra. Con una subida escarpada y dificultosa, el edificio vigila a sus habitantes, como elemento señorial de dominación de unos tiempos pasados. El mismo es atalaya, antes de posible defensa, ahora de admiración sobre las vertientes altas de la Sierra y sobre la planicie norteña que nos invita a seguir viajando por nuestro país.


El Castillo de La Calahorra durante el atardecer.

Hoy el castillo nos recibe con un viento primaveral frío. Los impresionantes y toscos muros protegen el refinado interior renacentista, mientras los gráciles cuervos juegan a nuestro alrededor haciendo acrobacias sobre el castillo, únicos moradores de tan ilustre edificio.


Cuervos volando alrededor del Castillo de La Calahorra.

Imagino la vida siglos atrás en estos mismos lugares, cuando el castillo actual no existía, en plena dominación musulmana, o durante la Guerra de las Alpujarras, viéndose el lugar afectado tanto durante el enfrentamiento como la posterior repoblación, de la que seguro provengo. No conozco el lugar en demasía ni a sus gentes, pero un extraño vínculo emocional he querido tejer con este pueblo, no sé si será mi ascendencia calahorreña, o el bello y tranquilo lugar que nos muestra ser. Lo que sí mantengo es mi deseo que pueda ser uno de los lugares donde poder vivir el día de mañana. ¿Quién sabe?


La Iglesia de La Calahorra con el castillo al fondo.

jueves, 15 de abril de 2021

Titanic, belleza y drama

Como curioso del mundo náutico y fascinado por el famoso trasatlántico Titanic que soy, no puedo dejar de plasmar aunque sea una vez en mi blog, alguna reflexión sobre dicho buque cuando hoy se han cumplido 109 años desde su naufragio. El Titanic como trágico suceso, uno más de los que han ocurrido a lo largo y ancho de nuestro planeta, ha trascendido a su tiempo, y a pesar de no ser la mayor catástrofe en el mar, ha traspasado los límites de la memoria colectiva, manteniendo hoy día, y gracias sobre todo a la sucesión de recreaciones fílmicas a lo largo de este siglo transcurrido, el recuerdo de aquellos salones de lujo, aquellas marineras cubiertas, y los sueños de aquellos viajeros. Unos sueños que se vieron truncados tal día como hoy, 15 de abril, de 1912.


El Titanic en su viaje inaugural. Fuente Museo Sjöhistoriska. https://digitaltmuseum.se/011015399799/fo3404a


En la actualidad mueren día tras día cientos de personas, que desesperados por sus condiciones de vida, intentan mejorarla huyendo en destartaladas embarcaciones de madera. Sus cadáveres pueblan hoy los fondos de nuestro Mediterráneo. Buena parte de los más de 1.500 muertos de aquel 15 de abril de 1912 eran miembros de la tripulación y pasajeros de 3ª clase, que como los de hoy, viajaban con sueños a un EEUU en búsqueda de mejorar las condiciones de vida de sus familias.


La sección de proa del pecio del Titanic vista desde su lado de estribor en el fondo del Atlántico. Fuente: National Geographic.


El imaginario popular ha revivido y revive todo lo acaecido aquella noche, y es que las circunstancias particulares ayudaron a que se convirtiera en un naufragio mítico: naufragado en su viaje inaugural, que además era el último de su capitán Edward J. Smith previo a su jubilación, la lista de afamados personajes que viajaron en él, algunos de los cuales llegaron a morir en las frías aguas del Atlántico esa noche (como los empresarios John Jacob Astor y Benjamin Guggenheim o el matrimonio Strauss), así como el largo lapso de tiempo que duró su hundimiento, 2 horas y 40 minutos, tiempo que fue suficiente para escenificar cual drama wagneriano las mejores virtudes o las peores vilezas del ser humano en los que podían ser los últimos minutos de vida de cada uno. En cambio, otros naufragios de grandes buques no han tenido esa conjunción de factores que les hicieran perdurar en el imaginario colectivo; pues si bien el famoso Lusitania fue hundido en la I Guerra Mundial causando la muerte de casi 1.200 personas, su naufragio duró casi 20 minutos; o el Wilhelm Gustloff, la mayor catástrofe marítima hasta el momento, que en 1945 fue hundido en aguas del Báltico, muriendo en la tragedia más de 9.000 personas. El hundimiento de éste último no tiene la épica que le ayudara al reconocimiento pues fue un buque de pasajeros utilizado por los nazis, y que transportaba desplazados alemanes que huían del avance soviético en los estertores de la II Guerra Mundial. Para más inri, el que lo hundió fue un submarino soviético, cuyo país sería uno de los vencedores en tan cruel guerra.


Siempre he pensado que el naufragio de un barco es un espectáculo bello, precisando claro está, si dejamos de lado el drama que puede acarrear en cuanto pérdida de vidas humanas y la posible contaminación del mar por los vertidos del buque. Un naufragio tiene algo de misticismo: una gran estructura metálica, como símbolo del poder y desarrollo humano, que se ve engullida por las fauces de la naturaleza, su irremediable hado. Un buque que transmuta a pecio, mientras es devorado violentamente por las aguas, para posarse en su fondo como si del Tártaro se tratara. En las oscuras profundidades mostrará alegóricamente sus herrumbrosos restos clamando a la superficie su desgracia. Su destino es descomponerse lentamente, y por fin, la materia que fue moldeada por el humano volverá a su estado natural. Es la derrota del hombre frente a la Naturaleza.


Una prueba de que el naufragio de un buque es algo espectacular y atrayente es ver las excursiones navales que se realizan para ver cómo se hacen naufragar barcos jubilados para que formen parte del fondo marino como arrecife artificial. Lo impresionante de la despedida del buque se ve acompañada por el sonido de las bocinas del resto de barcos como despedida. Hay algo de ritual místico en ello.


Hundimiento controlado del buque Annapolis en 2015:

https://www.youtube.com/watch?v=-90ZkG546ww



Ahora mismo el Titanic se descompone, las bacterias carcomen su metal a casi 4.000 metros de profundidad en el Atlántico Norte. Su sino se dictaminó cuando chocó con el mortal iceberg aquella fría noche. Aquella majestuosa mole languidece y pronto será un amasijo irreconocible de chatarra. Nada es eterno, pero quizás los últimos himnos tocados por la banda de música del Titanic resuenen aún allí acompasados con las plegarias de los que murieron. En el recuerdo queden.

martes, 13 de abril de 2021

En el aniversario del Centro Artístico de Granada

El otro día me llegó la información relativa a una interesante efeméride, pues se acaba de celebrar el 136 aniversario de la fundación del Centro Artístico, Literario y Científico de Granada. Y desde este mi rincón, no puedo hacer otra cosa que sumarme a la felicitación por tan digno evento.

Símbolo del Centro Artístico en su Boletín. Agosto de 1893.


El Centro, lugar de encuentro a lo largo de más de un siglo de artistas de renombre y personalidades que han marcado la historia de Granada, sigue cobijando  y alentando el fomento de la creatividad artística en innumerables personas, enriqueciendo el panorama cultural de la provincia. Además, y no menos importante, es baluarte de defensa de nuestra ciudad, sus monumentos, costumbres e intereses, que en definitiva son los de todos los ciudadanos.

Concierto organizado por el Centro Artístico en 1939. Palacio de Carlos V. Actuación de la  Orquesta Hispánica de Madrid dirigida por Emilio Vega. Fotografía de Manuel Torres Molina. Archivo Histórico Municipal Granada.


Es mi deseo que el Centro Artístico, aquel que dio en su momento inspiración y apoyo a mis tíos-abuelos José María y Aurelio, siga por mucho tiempo más siendo faro de nuestra ciudad, de sus artistas y de todos aquellos forasteros que sientan pasión por Granada.




lunes, 12 de abril de 2021

Apuntes genealógicos III. Manuel Zarco García

A lo largo de la Historia de la Humanidad, el ser humano se ha visto enfrentado a multitud de peligros que han afectado de lleno a incontables miembros de su comunidad. En todo este tiempo, las enfermedades han causado dolor y sufrimiento en las familias, que se veían reducidas por un enemigo invisible que era difícil de combatir.


Desde hace más de un año, y a pesar del sentimiento de invencibilidad que reinaba en todo nuestro hemisferio occidental, nos hemos visto inmersos en pleno siglo XXI en una pandemia mundial, la causada por el coronavirus SARS-CoV2 y una enfermedad, la del COVID-19, de la que aún no hemos salido y cuyos efectos finales no podemos atisbar con seguridad.


Una enfermedad nueva, una pandemia inimaginable en nuestro entorno, de la que hemos sido testigos de primera mano, un hecho que recordaremos a las generaciones futuras. El escrito de hoy es un recuerdo y homenaje a una de las centenares de miles de personas que han muerto a causa de esta enfermedad en el planeta.

Manuel Zarco García. Foto gentileza de su hermano José Luis Zarco García.

Manuel Zarco García nació en 1953 en Madrid, en el barrio de Entrevías, entonces un área chabolista situada entre los núcleos de Madrid y Vallecas. Era hijo de Salvador Zarco Canales y Josefa García Moya, una familia numerosa con orígenes jiennenses en Baños de la Encina y El Centenillo, que emigró a Madrid a mediados del siglo XX en busca de un futuro mejor, cuando la emigración andaluza pobló buena parte de Madrid, País Vasco y Cataluña. Manuel era pariente de mi abuelo Francisco Canales Ginés por partida doble. Eran primos 2º a través del apellido Zarco, y a través del apellido Canales, su padre era igualmente primo 2º de mi abuelo. Y es que es en los pueblos donde se ve claramente que todos somos primos en un grado u otro, siendo en estos lugares más palpable esta conexión que además es por muchas ramas a la vez.


Manuel, que fue aficionado a la caza, se ganó la vida como charcutero, llegando a tener tiendas de carne y pan. Enfermo, tuvo que ser ingresado en una residencia en la localidad madrileña de San Fernando de Henares, lugar en el que vivía y donde se infectó del COVID-19. Allí falleció tal día como hoy hace un año, en plena primera ola de la pandemia, aquella que hoy hace estremecernos del recuerdo de lo vivido.

Manuel Zarco García. Foto gentileza de su hermano José Luis Zarco García.

No tuve la oportunidad de conocer a Manuel Zarco García, pero sí a alguno de sus hermanos y sobrinos. Casado con Esperanza Lagal, tuvo dos hijos y 6 nietos. Hoy, un año después, en el recuerdo a Manuel, mando un afectuoso saludo a toda su familia.

lunes, 8 de marzo de 2021

Apuntes genealógicos II. Manuel Indiano Azaustre

Con esta nueva entrada en mi blog, prosigo con la plasmación de pequeñas reseñas biográficas de mi parentela, aquellas que he ido descubriendo gracias a mi investigación genealógica. Si bien indiqué en la entrada anterior que describiría a personas relevantes por sus facetas personales y su consecuente legado vital, traigo a esta sección a una persona que lamentablemente no le dejaron vivir, todo a causa de un fanatismo cruel que nunca tuvo sentido.


Foto: Manuel Indiano Azaustre. Fuente: Fundación Popular de Estudios Vascos.

Su nombre era Manuel Indiano Azaustre, una de las incontables víctimas mortales de la banda terrorista ETA. Manuel había concurrido como independiente en las listas electorales del PP para las elecciones municipales de junio de 1999, en concreto en el puesto número 6 en la localidad guipuzcoana de Zumárraga. En aquel momento los terroristas de ETA mantenían vigente una tregua, que les sirvió para reorganizarse y rearmarse, la cual rompieron en noviembre de dicho año, retomando los atentados terroristas a partir de enero del año 2000. Manuel, ingeniero electrónico de formación, fue asesinado el 29 de agosto del año 2000, dentro de su tienda de golosinas y prensa "Kokolo", que había adquirido hacía un par de meses. Dos terroristas (entre ellos Francisco Javier Macazaga) le dispararon 14 tiros dentro del local, siendo trasladado aún con vida al Hospital de Zumárraga, donde falleció. Manuel tenía 29 años, y su pareja sentimental, Encarnación Carrillo estaba embarazada de 7 meses. María, la hija de Manuel y Encarnación nació en octubre, y nunca pudo conocer a su padre. El año 2000 fue un año trágico debido a una reactivación dantesca del terrorismo en nuestro país, y las víctimas se sucedían dramáticamente. 


No recuerdo si en aquel momento me percaté del segundo apellido de Manuel y la posibilidad de que fuera pariente mío. Posteriormente sospeché tal hipótesis, y aproximadamente 13 años después del atentado sí lo pude confirmar. Y es que gracias a la ardua investigación que realizó mi pariente Tano García sobre los Azaustre, se puede comprobar que todos los Azaustre o sus descendientes somos parientes. Azaustre, el querido segundo apellido de mi abuelo materno, es un apellido formado en Alcaudete, y los que descendemos de él tenemos nuestros antepasados en dicha localidad jiennense. Y aunque Manuel Indiano Azaustre nació en Madrid en 1970, su madre doña Joaquina lo hizo en Alcaudete. Mi rama Azaustre, establecida en Granada en el siglo XIX, procede igualmente de Alcaudete, siendo mi madre prima 7ª de Manuel Indiano Azaustre.


Foto: Manuel Indiano Azaustre. Fuente: eldiestro.es

Lo que recuerdo compungido y de manera impactante fueron las escenas retransmitidas del funeral de Manuel en la colegiata de San Isidro de Madrid, donde el padre, don Manuel, lloraba desconsolado sobre el hombro del presidente José María Aznar. A pesar de la pena y la rabia, este texto intenta no sólo traer el necesario recuerdo de Manuel Indiano Azaustre, sino que es un homenaje eterno a su figura, que dio lo más grande en la lucha de nuestro país contra el terrorismo, primero por su valentía, y por ende, su propia vida. Aceptó concurrir en una candidatura constitucionalista en una región donde eran objetivo terrorista, y en febrero de 2000, ante la renuncia del nº2 de la lista a la concejalía por incompatibilidad, aceptó el puesto de concejal tras la renuncia al mismo de las 3 personas que le precedían en la lista. Así pues, siempre en el recuerdo.


Mi afectuoso saludo a la familia de Manuel Indiano Azaustre, en especial a su hija María Indiano.

Para saber más:

https://www.rtve.es/alacarta/videos/programa/memoria-vida-09-08-2000-29-08-2000/3654113/

https://www.diariodesevilla.es/espana/Nadie-acuerda-Manuel-Indiano_0_1496250758.html

lunes, 22 de febrero de 2021

Huida al Planeta Rojo

Mi mente, desde un tiempo a esta parte disfruta viajando fuera de nuestras fronteras planetarias. El planeta Tierra, tan bello y único, aquel que aún apenas conozco, se va convirtiendo en un lugar irrespirable, ni más ni menos que a causa de nuestra propia existencia como especie. Hoy día, destrucciones climáticas que son resultado de lo que en teoría nos hace crecer numéricamente como Sociedad, en verdad nos destruye a nosotros mismos, y al entorno natural que nos cobija.


Esta animosidad que tengo en cierto modo a la especie humana por lo que supone de plaga insaciable, destructora y poco comprometida con el medio ambiente, se ve incrementada por mi percepción subjetiva de la cada vez más creciente estupidez individual. En teoría, una sociedad como la actual que ha llegado a extremos de desarrollo humano y mental tan amplios, da muestras de tener en sus individuos mentes tan despreciables que no hacen sino incrementar el hastío por los que me rodean. Poquitos se salvan de la purga mental que acometo. En los últimos tiempos he ido observando el cruel panorama social de la gente de mi entorno, ya bien en mi ciudad, país o al menos de lo que veo en la parte occidental del orbe. A los ya típicos delincuentes de guante blanco y los sin guante, asesinos diversos, maleantes de toda calaña y origen, hay que soportar a conciudadanos de mentes aborregadas, da igual de qué sentido ideológico sean. La verdad siempre la tendrán ellos, y encima una verdad absoluta que se la apropian sin criterio demostrable alguno y que la lanzan con espíritu salvador contra aquellos que, más humildes, exponen con argumentación y solidez científica o comprobable. ¡Ay qué coraje de gente! Nuevos tertulianos de pacotilla que no merecen ni deben ser escuchados por el bien de todos. Pero ahí tienen a su público atolondrado y admirador que los elevan cual secta. Instagram, Facebook, TikTok, los abrevaderos del gran rebaño, el escaparate de la gran insipidez. Si no nos ponemos de acuerdo en lo más nimio, en lo más evidente, ¿cómo seremos capaces de aunar esfuerzos ante lo que de verdad merece la pena por su complejidad o urgencia? Aún confío en un pequeño número de personas, aquellas por las que todo no está perdido. ¡Pero qué pocos son! Incluso a veces yo ni confío en mí mismo. Son los que deben solucionar todo este caos creado por la excrecencia social reinante.

¡Sacadme de aquí! ¡Con qué ilusión viví el último paso dado en la carrera espacial! La llegada del rover Perseverance el otro día a Marte no ha hecho sino incrementar mi esperanza en las posibilidades que tiene el Universo como salida a nuestra merecida autodestrucción. Me da profunda lástima que un planeta tan hermoso como la Tierra se vea carcomido por el cáncer que resultamos ser los humanos. Nuestro hogar destrozado, y mientras unos quieren limpiar y reparar, los más siguen ensuciando sin remordimiento alguno. ¿Qué nos deparará el futuro? ¿Llegaremos a abandonar la Tierra? ¿Colonizar nuevos planetas? Si es así, ¿exportaremos nuestra inmundicia a esos otros mundos? ¿Será todo en vano? ¡Qué dicotomía la mía el yo querer explorar el Universo y alejarme de esta mediocridad que nos rodea y sentir la paz que supone el alejamiento de todo humano infecto vs. la nostalgia previa a un planeta aún no abandonado! Cualquiera que me lea notará que me estoy haciendo viejo, y seguramente algo cascarrabias. "Mi mala suerte" es que moriré en este planeta sin tener siquiera la posibilidad de salir más allá de las capas bajas de la atmósfera. Es realmente frustrante. Al menos mi mente puede aún crear mundos extraterrestres a los que poder viajar, huir si se quiere de todo este orden de cosas. Si alguien lee estas palabras dentro de varios siglos en otros planetas,....recordad que yo quise haber estado allí. Compadecedme.


Sólo espero que la estulticia humana no llegue a Marte, y que por la denominación que se tiene de él como Planeta Rojo ya se inicie la pugna entre los que se denominan rojos, y los que no lo son. Somos tan estúpidos, que quizás llegue a pasar, la plaga humana se extenderá más allá de nuestro Sistema Solar, y dichos enfrentamientos serán quizás el origen de una larga Guerra de las Galaxias. Bueno, al menos habrá más planetas a los que huir. Pensado lo dicho, no sé si es mejor que el Apocalipsis haga su trabajo con plena libertad de movimientos. Pero si éste no viene, ¡yo quiero mi billete para Marte! Por lo pronto, tras estas reflexiones en caliente y sin orden alguno, me iré a soñar esta noche mi visita a algún planeta todavía no descubierto. Buenas cósmicas noches.


Imagen de Marte desde el rover Perseverance tras su amartizaje el 18-2-2021. Foto: web RTVE


domingo, 21 de febrero de 2021

Apuntes genealógicos I. José Luis Delgado López

En este 2021 se cumplirán 9 años desde que empecé a investigar mi genealogía, la historia de mi familia. No sólo buscaba las ramas más altas donde me aguardaban mis antepasados gracias a los cuales estoy donde estoy y soy como soy, sino que descubría en mi entorno otras ramas laterales, los costados genealógicos, ramas que eran herederas de los mismos ancestros que yo, o lo que es lo mismo, mis parientes. Un árbol de primos bien frondoso.


A estos primos, más o menos cercanos según el grado de parentesco o cuan lejano es nuestro ancestro común, los fui conociendo poco a poco gracias a mis investigaciones. Aunque a otros ya los conocía en persona, es mi investigación genealógica un elemento importante para profundizar en nuestro conocimiento mutuo y compartir datos y curiosidades de nuestra familia.


Algunos de estos familiares, ancestros o parientes han sido o son personajes conocidos en diverso grado por sus facetas vitales, por cómo discurrieron o discurren aún por la vida. Y como vidas meritorias dignas de conocer o recordar, pretendo traerlas aquí a mi blog para honrarles en un cálido homenaje familiar.


Traigo a esta mi primera entrega genealógica a José Luis Delgado López, el primo Pepe Luis. Primo hermano de mi madre, nos une un abundantísimo apellido López, que como patronímico tiene miles de orígenes, estando el nuestro afincado hasta donde tengo investigado en el siglo XVIII en la localidad granadina de La Calahorra, investigación que sigue en curso y seguramente avance mucho en breve.


Nuestra rama, afincada en Granada capital en el siglo XIX dio sus frutos. Su madre, Isabel López Moreno, era medio hermana de mi abuelo Juan López Azaustre, uniéndonos por tanto a José Luis y a mí la figura de Juan Esteban López Rodríguez, su abuelo y mi bisabuelo. José Luis, nacido  en 1944 en la céntrica calle Oficios de Granada, es un hombre cálido y entrañable, de trato ameno y acogedor, siendo siempre agradable poder entablar conversación con él. Cuando empecé a estudiar la licenciatura de Historia, la figura del primo Pepe Luis estaba presente como alguien de la familia que hizo lo mismo que iba a hacer yo, y del que podría inspirarme, pues él la cursó también. Catedrático de Historia, empezó a dar clases en el Instituto Ganivet, culminando su carrera docente como profesor del Instituto Alhambra de mi barrio del Zaidín, centro del cual llegó a ser director. Su esposa, Marietta Torné Poyatos, también sería profesora de Historia del colindante Instituto Mariana Pineda.


José Luis Delgado. Entrevista en TG7 el 17-7-2014. Fuente: Youtube


Hombre culto, alumno del insigne Antonio Domínguez Ortiz, su faceta de transmisor de la Historia no sólo la ejerció dentro de unas aulas, sino que ésta se extendió a través de las páginas escritas en diferentes formatos. A través de la prensa ha difundido como un magnífico cronista la Historia de nuestra ciudad, la de sus gentes y costumbres, como antaño hicieran otros grandes cronistas como Francisco de Paula Valladar y Juan Bustos. La mayoría de sus textos se conservan en diarios tan señeros como Ideal y Granada Hoy (siendo éste último el que aún mantiene viva su lírica semanal), así como otras revistas especializadas como Cuadernos de la Tarde de la UGR o la preciosa revista Alhóndiga (de la que además forma parte del Consejo de Redacción), revista interesantísima y de estilo pulcro y cuidado, que viene a enriquecer la cultura de nuestra ciudad ocupando un espacio editorial muy necesario a mi entender.


José Luis Delgado. Foto: Antonio Arenas.

Además, sus conocimientos se han visto publicados a través de algunos libros, publicaciones aparecidas en los últimos años. Como La Semana Santa de Granada. Entre ayer y hoy, La Fundación Robles Pozo, así como la compilación de sus artículos sobre Granada en varios libros (Granada Hijos y Entresijos I y II, editorial Natívola), y Granada Íntima I (editorial Dauro).


Hombre vinculado a la cultura y la música, ha participado en documentales como El Oro del Darro y ha sido pregonero en nuestra ciudad, tanto en el Corpus de 2016 como en las fiestas de los barrios Fígares en 2016 y de la Cruz en 2019. Pepe Luis sigue siendo inspiración para mí, no sólo a nivel humano, sino profesional, pues aunque la docencia comprobé que no era lo mío, la transmisión de saberes históricos la mantengo como objetivo propio. Jubilado, pero nunca quieto, le auguro aún a Pepe Luis muchas venturas culturales en el futuro, de las cuales seguiremos atentos y orgullosos.