lunes, 4 de diciembre de 2023

Apuntes genealógicos XVIII. Manuel Azaustre Muñoz

La Historia con letras mayúsculas, más allá de las personas pretendidamente ilustres que adornan los libros, está conformada por aquellas personas desconocidas para el gran público, que con su vida, su intrahistoria, dan forma a esas páginas, que la mayoría de las veces de manera dramática han sucedido en este proceso humano que continúa y que por tanto aún puede sorprendernos en los tiempos venideros. Frente a aquellos que como Fukuyama profetizaban a final de siglo el fin de la historia, ésta sigue su inexorable curso, dándonos en los últimos años unos sustos y preocupaciones que las generaciones futuras seguro tendrán que estudiar. ¿Y para qué? Siempre se ha dicho que la Historia es magister vitae, aquella que nos enseña lo que ha acontecido, y de lo nefasto, que nunca vuelva a ocurrir. ¿De qué sirven dos mortíferas guerras mundiales en el siglo XX si en estos dos años pende sobre nosotros la amenaza de una tercera? ¿De qué sirve la ONU?, aquella que sustituyó a una inoperante Sociedad de Naciones y que en las últimas décadas poco ha sabido hacer con el conflicto en Oriente Próximo que en las últimas semanas está llenando aquellas tierras de cadáveres otra vez?


Estas reflexiones vienen a mí de vez en cuando, en los momentos en que veo o leo las noticias diarias. Pero lo hacen ahora también cuando me centro en uno de esos parientes lejanos que tuvieron que vivir experiencias traumáticas en sus vidas, golpeadas por los avatares del destino y que hoy son testimonio histórico de nuestro pasado. Hace más de 4 años, el BOE publicó un listado con el nombre de los españoles que murieron durante la II Guerra Mundial en aquellos pudrideros infames que fueron los campos de concentración nazis salpicados por Europa. Una investigación plasmó el número de fallecidos españoles en el campo de Mauthausen (Austria) en 4.435, siendo 7.251 los españoles que allí fueron deportados. Y es que al complejo de campos de concentración de Mauthausen se le conoció como "el campo de los españoles".

Manuel Azaustre Muñoz. Fuente: YouTube

El protagonista de este escrito es un pariente lejano, que por desgracia tuvo que vivir, más bien sobrevivir, en aquel lugar de horror. La prensa indica que el 5 de mayo de 1945 los estadounidenses llegaron al campo y encontraron a unos 3.000 españoles supervivientes, y que muchos se quedaron en Francia a reiniciar su vida. Es el caso de este pariente, Manuel Azaustre Muñoz. Nació en 1917 en Valdemeca (Cuenca), como miembro de una rama de los Azaustre que salieron del tronco genealógico de Alcaudete (Jaén) dos generaciones atrás. Era hijo de  Antonio Azaustre Borias y de Ángela Muñoz Almonacid. Carabinero en el ejército republicano durante la Guerra Civil, al finalizar ésta es detenido en Francia una vez el país cayó bajo las garras nazis. Es deportado como digo a Mauthausen en 1940, lugar donde permanecerá hasta la liberación al final de la guerra mundial. En dicho lugar se dedicó a ser el peluquero de su barracón. Tras ser liberado, se casó en Burdeos en 1946 con María Gascón y volvió a España. Militante comunista, vivía en Madrid con su esposa, y ambos fueron detenidos por convivir con su tristemente famoso camarada Julián Grimau, detenido y ejecutado por el franquismo en 1963. En 1966 vemos en el BOE cómo a Manuel, preso en la Prisión Central de Burgos se le concede la libertad condicional. Acabada la Dictadura en España, es amnistiado en la Transición, y se establece en Francia, donde muere en Orleans en 2004.

Liberación de Mauthausen. De Cordon Press. Fuente National Geographic

Manuel era primo 6º de mi abuelo Juan López Azaustre, pues los tres descendemos del matrimonio de Francisco Azaustre e Isabel López de Villanueva, casados en Alcaudete en 1706. La familia Azaustre, y en concreto la rama de Cuenca, la investigó fielmente mi pariente Tano García, gracias al que puedo saber el nexo familiar que había con Manuel. Una vida tan intensa e interesante se apagó, sus ojos vieron sucesos tan dramáticos que creíamos ya lejanos, y sus vivencias y enseñanzas ahí quedaron para que fueran aprendidas. Pero hoy otros dramas socavan nuestra integridad, no sólo personal y humana, también como comunidad con un futuro digno por construir.

Para saber más:

https://banc.memoria.gencat.cat/es/results/deportats/2364

https://www.elmundo.es/la-lectura/2022/09/14/6318b8e0e4d4d8cb0b8b4596.html

https://www.jstor.org/stable/25703057