viernes, 30 de diciembre de 2016

“¿Dónde estará mi estrella de Belén?” (Relato de Navidad)

Hace pocas jornadas participé en el XV Concurso de relatos y cuentos de invierno que convocó el diario Ideal. El relato que envié fue publicado en el suplemento correspondiente del citado diario el pasado sábado 24 de diciembre, en su página 11. Para todos aquellos que quieran leerlo, lo cuelgo íntegro en este mi blog.

Mi relato en el referido suplemento del diario Ideal. Pinchar para ampliar.


“¿Dónde estará mi estrella de Belén?”

Las 8 de la tarde por fin, concluyo mi jornada laboral. Dejo por hoy las tareas finalizando así otro día de este extraño y fugaz año, quedando ya pocas hojas del mermado calendario, incrementando de esa manera la tensión ante la cuenta atrás para Nochevieja, que no es otra tensión sino el paso fulminante e inexorable del tiempo. La hoja que pasaré esta noche es una hoja de calendario que ya ha pasado a la Historia de mi vida como un nuevo insulso y monótono día más.

En esas me vi regresando a casa sorteando el aluvión de gente que, con sus caras rebosantes de algo que yo creía era alegría, iban y venían a través de las abarrotadas calles con sus bellas luces de colores y entrañables villancicos, dando al ambiente un aire de nostálgica masificación. Mientras tanto, la deshumanizada ciudad que me acoge, pero engalanada y esplendorosa brilla más si cabe sobre mi taciturna y grisácea figura, aquella que busca el lúgubre refugio de su pequeño lugar en el mundo, alejado de cualquier mueca de tierna sonrisa, de cualquier atisbo de felicidad. Por fin llego al descanso de mi pequeño y humilde hogar, no habrá nadie para recibirme, no habrá nada que celebrar. Pero antes de entrar me percato de la presencia de un vecino nuevo. En los bajos de un edificio cercano, bajo una techumbre que en realidad era intemperie y tapándose del siberiano frío con cartones y mantas, se encontraba un hombre sin rostro, sin identidad. Junto a él tan sólo la presencia de las pocas posesiones que le acompañaban, dentro de una pequeña bolsa de viaje que le serviría esa noche de almohada. Su imperceptible cara miraba hacia mí. Giré la cara, incómodo.

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Amanece otro día de mi vida, un día que siempre estuvo marcado en el calendario de casa como una de las fechas de más importancia del año. Entonces, estábamos todos. Hoy tan sólo quedo yo. Me he levantado molesto, he descansando mal. Y es que la figura de ese hombre sin rostro no dejaba de venírseme a la cabeza. Me asomo al balcón intrigado por su suerte, como preocupado por su integridad, pero ya no estaba.

Pasan las horas de mi día de descanso con una lenta parsimonia. Las manecillas del reloj torturan mis recuerdos, aquellos que fueron vividos con la festividad del tiempo veloz, el que determinaba cuando se había sido feliz. Cuán lejos quedaban ya aquellos días en los que vivía estas jornadas con asombrosa alegría, en reuniones familiares, con ilusión infantil, junto a portales de Belén, y regalos, regalos por todos lados. En cambio, hoy en mi pequeño rincón solitario que alberga mis sueños está todo en silencio, más allá de los villancicos de las calles y las risas en las reuniones que se celebran tras mis paredes. La penumbra de mi alma tan sólo iluminada por las luminarias navideñas del vecino de enfrente a través del cristal del balcón que me protege del frío invernal. A pesar de esa protección del exterior, mi pequeña y confortable casucha, está fría.

De niño me enseñaron la bondad y la solidaridad, algo que en una ciudad como esta en la que las personas no son tales sino números, he creído olvidar. También me enseñaron que este día, sobre todo, era compartir y amar. Ya de noche, cuando todas las familias se encontraban reunidas alrededor de sus mesas dispuestas a pasar una velada maravillosa, paseando por mi casa, pensando y recordando, me asomé al balcón. Junto a mí, balcones y ventanas, con luces de colores anunciando la felicidad que debería haber en el interior, de donde brotaban risas y cánticos. Deparé en el portal aquel, y de nuevo estaba allí mi desconocido nuevo vecino. Sin dudarlo, impulsado por algo en mi interior, bajé rápidamente a su encuentro. Tras presentarme como el vecino de arriba, a aquel hombre sin rostro le invité a pasar a mi casa, y tras la conmoción inicial, aceptó gustoso. Una vez arriba, le invité a que se pusiera cómodo y se aseara, después nos pusimos a comer un plato precocinado, más un poco de embutido que se iba a echar a perder en la nevera, todo regado por un vino de mesa que compré para lo que iba a ser mi solitaria cena. La cena no era muy boyante, no había grandes lujos ni velas ni mantel de colores. Pero en los ojos de los dos había felicidad extrema. Nos contamos nuestras vidas, nuestros devenires y echamos algunas risas. Comprobé que no hacía falta tener hijos para recobrar la magia y felicidad de estas fechas. Tras la cena y un brindis final, le invité a que se quedara a dormir, cosa que aceptó. Mi sueño fue placentero, y en él aparecieron las caras y voces de todos aquellos de los míos que ya no están, velándome en la noche. Por la mañana mi invitado ya no estaba, se había ido sin provocar ningún ruido. Tan sólo dejó una nota en la mesa dándome las gracias. Y en la que además me decía: “no estés perdido, tu propio camino lo has encontrado tú. Sigue tu luz, pues tú eres la estrella”. No lo volví a ver más, dijo que se llamaba Jesús.

Francisco J. Canales-“Azaustre

jueves, 3 de noviembre de 2016

Soñé por un momento que era aire

Asqueado cada vez más de la insoportable situación que vivimos con la contaminación que nos rodea y que se ha podido observar estos últimos días en Madrid, me desahogué con una carta que escribí, y que mandé a los diarios ABC e Ideal de Granada. Aquí cuelgo mi texto íntegro, así como la foto de mi carta, publicada extractada y con el título limitado en el diario granadino el 3 de noviembre de 2016. El título me lo dio el grupo Mecano, mientras su mítica canción revivía en mi mente mientras pensaba sobre este mi escrito.


He vivido durante casi toda mi vida en Granada, una ciudad mediana en la que la naturaleza reina junto a sus maravillosas vistas y bella esencia. A pesar de esa naturaleza sin par, en muchos momentos es una de las ciudades con índices de polución más grandes. Ahora que vivo en una gigantesca urbe como es Madrid, la contaminación discurre sobre nuestras cabezas, expulsada de manera despreocupada por miles de ciudadanos que van a sus quehaceres cotidianos, y otros… no tanto, tan sólo les gusta conducir, como decía el anuncio. Es probable que pronto nos veamos como Michael Jackson o cual asiáticos al tener que llevar mascarillas faciales para poder respirar entre tanta mugre que se infiltra en nuestras pituitarias. Delegamos en los políticos la solución a los problemas, muchos de ellos problemas que provocamos nosotros sin preocupación alguna, en la creencia de que alguien lo arreglará por nosotros. Hasta que esto no tenga arreglo, entonces ya vendrán el arrepentimiento y la lamentación. El transporte público, que debería ser potenciado y convertido en ecológico, en muchas localidades tendría que mejorar el servicio para evitar una gran parte de esta polución sin fin. Pero lo difícil será cambiar las mentalidades. Muchos utilizan coches y motos para trasladarse en viajes justificados, pero otros abusan de su uso para trayectos innecesarios. Son los “no sin mi coche”, los que piensan que les queda más chic el conducir un automóvil, que sea mejor que el de su vecino, pues así resaltan en algo, haciéndose notar ante los demás por la potencia motora que les pasea ante la vista de todos. La sociedad del consumo desenfrenado, la falsa creencia de que poseyendo un coche les hace merecedores de respeto o atracción, su egoísmo ecológico, y su egocentrismo nos están matando a todos. Si queréis mataros hacedlo aspirando por una goma el tubo de escape de vuestros coches si es que tanto os gusta, pero al resto dejadnos vivir. Es obvio que todos necesitamos comer todos los días, y también es verdad que millones de personas lo hacen gracias a unos puestos de trabajo que se basan en matarnos poco a poco (industria del automóvil, tabaco, industria armamentística,…). ¿Cómo se cambia un sistema que nos está liquidando pero que a la vez beneficia momentáneamente a muchas personas en detrimento primero de unos pocos y a la larga de todos? Esos trabajos que dan beneficio a unas personas a corto plazo, nos perjudica a todos en todos los plazos posibles. Imaginad a vuestros nietos recordándoos con desprecio bajo su escafandra respiratoria. Es cuestión de que sopeséis qué os interesa más, qué tipo de vida queréis llevar y la que estáis condicionando a vuestra descendencia. Yo ya lo decidí hace tiempo. ¿A qué esperas tú?


Francisco José Canales-"Azaustre"

Mi carta en el diario Ideal de Granada, jueves 3 noviembre 2016, pág. 29.

martes, 2 de agosto de 2016

El Faro que ilumina Madrid

Una de las zonas de Madrid por las que siempre he sentido cierta atracción urbanístico-paisajística y la querencia nostálgica de un lugar que fue de diario paso en un tiempo pretérito de mi vida, es la zona de Moncloa. Como si de un menhir contemporáneo se tratara, uno de los elementos centrales de la zona y una de las atracciones más impactantes de la ciudad es el llamado Faro de Moncloa. Este Faro “cuasi extraterrestre” como ya lo describí hace hoy 4 años, se asemeja a los “platillos volantes” que existen en el distrito neoyorkino de Queens levantados para la Feria Mundial de 1964 y que pudimos ver en nuestra juventud en la película Men in Black. El Faro, que estuvo muchos años clausurado al visitante, fue reabierto en abril de 2015, y pese al incendio que sufrió el pasado 28 de enero, hoy podemos disfrutar de todo aquello que nos permite ver desde su interior, su verdadero tesoro.


Imagen disponible en la página web del Faro de Moncloa

Aunque de aspecto tosco y hojalatado, no alberga belleza alguna per se, sino que es balcón privilegiado para poder contemplar una de las mejores panorámicas de la ciudad de Madrid. Erigido a principios de los años 90 con motivo de la capitalidad cultural europea de Madrid de 1992 (año mágico por antonomasia para España), se trata de una torre metálica de 110 metros de altura con un gran observatorio situado a 92 metros sobre la carretera de  La Coruña. Desde él se puede pasear visualmente por la totalidad del horizonte madrileño y disfrutar de esas maravillosas vistas protegidos del ruidoso ir y venir de la vida de la gran urbe que hay allá abajo.

Empezando en la parte este del semicírculo que es el observatorio, veremos en todo su esplendor la zona de Cuatro Torres en la Castellana Norte por donde la ciudad va terminando, e ir descendiendo mentalmente hacia el sur, hacia Plaza de Castilla con sus icónicas Torres KIO. Zona financiera de grandes rascacielos, continuaremos con otros grandes edificios de la Zona AZCA, como son la Torre Europa, la Torre Picasso (hermana de las desaparecidas Torres Gemelas de Nueva York), o la Torre Titania, que vino a sustituir a la incendiada Torre Windsor sobre el solar que dejó ésta última en 2005.




Bajando hacia el sur, podremos contemplar el inmenso puzzle de edificios que van saliendo de la almendra madrileña, desde la ordenada disposición urbanística decimonónica del Plan Castro, hasta conocidas siluetas del skyline de Madrid, tales como el Pirulí de RTVE, Torres Blancas o los edificios que se sitúan en el eje de la Gran Vía, desde los rascacielos de Plaza de España, pasando por el edificio de la Telefónica, hasta el actual Ayuntamiento de Madrid situado en la plaza de Cibeles.

Más al sur de este eje destacan por su belleza visual el edificio de la Ópera junto al Palacio Real y la Catedral de la Almudena, así como la cúpula de la Basílica de San Francisco el Grande. Al otro lado del Campo del Moro y junto al río Manzanares, se ubican frente a nosotros el Parque del Oeste y más allá de él la verdísima inmensidad de la Casa de Campo, antiguos terrenos para el esparcimiento real. Subiendo de nuevo al norte al bordear el semicírculo del faro, podemos contemplar con detalle la cercana Ciudad Universitaria, campus que fue ideado en la tercera década del siglo XX por el rey Alfonso XIII a imitación de los campus británicos. Lugar emblemático sin duda para mí en mis tiempos de estudiante, inicio y destino de mis recorridos juveniles de hace años cuando por entonces también fui madrileño y por los que luego continuaba por este camino idealizado en mi ser: Moncloa, calle Princesa, plaza de España, Príncipe Pío.

Al fondo en el horizonte, la Sierra de Guadarrama, que guarda un nexo histórico-político con la zona de Moncloa. Tantos kilómetros de distancia, unidos por uno de los momentos más duros de la Historia reciente de nuestro país, la Guerra Civil y la Dictadura de Franco. En los años 30 nos encontrábamos en los límites de una ciudad en expansión. La Ciudad Universitaria estaba en sus inicios, con algunos edificios en pie, y al inicio de la calle Princesa desde Moncloa, donde hoy podemos ver el edificio del Ejército del Aire (Ministerio del Aire durante el franquismo), antes se levantaba la Cárcel Modelo. Toda la zona fue un enclave de suma importancia en los primeros momentos de la guerra en 1936. Las cárceles tras la sublevación del mes de julio se encontraban hacinadas de militares y gentes “de derechas”, a los que los miembros del Frente Popular acusaban de “quintacolumnistas”, aquellos que desde dentro de la ciudad apoyarían a los rebeldes frente a la República frentepopulista. Debido al avance rebelde hacia Madrid, el Gobierno de la República temió una rápida conquista de la ciudad por parte de los militares sublevados, por lo que decidieron trasladar el Gobierno a Valencia. La zona de Moncloa se convirtió en zona de lucha, los enfrentamientos entre los dos bandos se encarnizaron en Ciudad Universitaria, por donde aún se pueden encontrar vestigios de la pugna, como diversos búnkeres. Mientras los sublevados bombardeaban la zona desde el cercano Cerro Garabitas, el Gobierno de la República vaciaba la cercana Cárcel Modelo de desafectos al régimen republicano con la intención de evacuarlos a Valencia y evitar que se sumaran al enemigo, que nunca mejor dicho, estaba a las puertas. El destino de esos presos es bien conocido, pues las sacas que primero en agosto de 1936 (con víctimas como el político Melquíades Álvarez o el aviador Julio Ruiz de Alda) y posteriormente en el otoño de ese año condujeron a miles de personas a la muerte más atroz, cuyos restos por ejemplo fueron a ocupar fosas comunes en Torrejón de Ardoz y Paracuellos del Jarama, entre los cuales se encontraba el escritor Pedro Muñoz Seca. En este primer momento los sublevados no entraron y la guerra prosiguió durante casi dos años y medio más.




Es pues esta zona un lugar clave en el “martirologio” del franquismo. Junto a la demolida Cárcel Modelo se levantó el Arco de la Victoria, con el que el franquismo conmemoraba la batalla que aquí tuvo lugar para la conquista de Madrid. Frente al arco, se levanta el edificio de la Junta Municipal del Distrito Moncloa-Aravaca, que en sus orígenes se construyó como homenaje a "los Caídos por Dios y por España". Hoy nos dan muestras de ello las cientos de cruces que adornan exteriormente el edificio en recuerdo por los aquí fallecidos. Además, la zona de Moncloa a través del Arco de la Victoria se une ideológicamente a la gran cruz del Valle de los Caídos que en Cuelgamuros en la Sierra de Guadarrama el franquismo levantó para glorificar a los fallecidos en la guerra. Como un arco del triunfo romano que los vencedores colocaron en la puerta de acceso a la ciudad del “No Pasarán”, en tiempos despejados puede contemplarse a través del vano de este arco franquista la cruz del Valle de los Caídos; resultando por tanto ser un verdadero elemento simbólico de exaltación política como si la victoria conseguida en la Guerra y de la cual Moncloa es lugar paradigmático, pasara a la conmemoración de los Caídos en la contienda, "por Dios y por España" que descansan en la Sierra de Guadarrama bajo esa enorme mole de piedra.

Ochenta años después la zona ha cambiado para mejor. Y el Faro así nos lo demuestra, pues si bien es verdad que la función de un faro es la de iluminar o guiar a los barcos a través de la oscuridad, éste que aquí nos ha ocupado, iluminar y guiar al modo tradicional, lo hace poco. Es como si estuviéramos en un faro invertido, pues una vez dentro, esa luminosidad de la ciudad de los "gatos" nos llega muy profundamente. Es un Faro que además ilumina el futuro de Madrid con el recuerdo de aquellos, da igual el bando y más allá de rencores fratricidas, que en estas tierras dejaron su vida. Durante las luchas del otoño de 1936 las tierras de esta zona de Ciudad Universitaria se volvieron rojas de espanto frente a una tierra que era de cultivo de la mente y la sapiencia. Hoy ha vuelto a ser lo que debería de haber sido desde el principio, cuna de saberes y amor por el conocimiento. Es el Faro que sobre las penalidades del pasado se levanta por encima de tristes recuerdos para iluminar el futuro de la ciudad, es el Faro que nos ilumina la mente con la gran urbe que es Madrid.

martes, 21 de junio de 2016

De la labor detectivesca al horror vacui: los archivos en la novela

He tenido el placer de participar con una escueta reseña bibliográfica en el número 4 de la revista Baalberit, que acaba de ser publicada en formato digital. Dicha revista la realizan alumnos del Máster de Archivística de la Universidad Carlos III de Madrid, entre los cuales me encuentro. Cuelgo para aquellos que les pueda interesar tanto mi breve reseña como el enlace a la misma y al resto de la revista digital:


En las lecturas placenteras que se pueden efectuar a lo largo de la vida, es posible que uno depare en asuntos que a uno le atañen más de cerca y por lo tanto como lectura forman parte indeleble del trasfondo cultural de uno mismo. Es lo que me ha pasado a mí al leer recientemente dos afamadas novelas, y la fijación que uno toma por los detalles que ahí aparecen relacionados en nuestro caso con el mundo de los archivos y la gestión documental.

La primera de ellas es la conocida ¡Rescaten el Titanic! Obra del escritor estadounidense y aficionado a la arqueología marítima Clive Cussler, es una novela de aventuras de 1976 que fue adaptada a la gran pantalla en una poco exitosa película en 1980. En ella se narra las peripecias que un grupo de políticos, militares y científicos emprenden para la consecución del único ejemplar conocido de bizanio, un extraño mineral en las bodegas del pecio del Titanic en una carrera contra la URSS, pues dicho material es vital para conseguir los ansiados fines militares de defensa de EEUU. La primera parte de la novela, previa por tanto al paso por el Atlántico Norte, está plagada de pequeños detalles en la laboriosa tarea del hallazgo del paradero de esa muestra de bizanio de la que se tiene constancia se perdió décadas atrás en las entrañas del Titanic cuando se hundió en 1912. Es en esta parte donde vemos la labor del investigador, que como los barcos que vemos en la obra, navega, pero en este caso entre archivos y bibliotecas para hallar los datos necesarios para conseguir sus fines. En una suerte de análisis detectivesco, pues es ese el papel que adopta el investigador, de detective, se zambulle entre montañas de papeles, y unos le llevarán a otros, de un archivo o una biblioteca a otra muy distante en un punto lejano (estamos aún en los años 70 del siglo XX en la que las dificultades en el acceso a la información de los archivos en cuanto a distancia física era manifiesta). Como si de un enorme rompecabezas a lo largo del planeta se tratara, los protagonistas van uniendo las pistas históricas que van encontrando en los archivos públicos y privados, en una interesante trama que finalmente les llevará a dar con el destino del mineral que iban buscando, y tras percatarse del sitio a donde fue a parar, entregarse a las labores de rescate del barco hundido. El destino final y lo que sucede el resto de la novela, lo dejo para quien quiera aventurarse en ella.


Frente a esta novela encontramos algo totalmente contrario relacionado con el mundo de la documentación y los archivos. Con la segunda novela que describo, uno se da cuenta de la importante labor del archivero o del gestor documental y del mundo de los archivos en cuanto lugar donde descansan los derechos de los individuos como ciudadanos. 1984, obra cumbre del escritor británico George Orwell (1949), es una agobiante novela donde se muestra mediante una distopía una aberrante y totalitaria sociedad en la que el autor describe el día a día de las personas que viven bajo el yugo de un estado dictatorial, obra en la que se puede entender la ideología del socialista Orwell como una crítica feroz y acertada frente a los totalitarismos de su época, nazismo y comunismo soviético. La gran maquinaria del estado totalitario cubre todos los rincones de la sociedad, las libertades del individuo se ven cercenadas, siendo éste un mero instrumento que vive por y para el Partido y su líder supremo. Para que este estado de cosas triunfe, el Gran Hermano y toda la estructura estatal se sirven de unos métodos que pueden parecernos impensables por lo terribles que son no sólo para el Derecho, sino para la Historia y la Archivística, por citar unos ejemplos. La destrucción sistemática de los documentos para destruir la existencia misma por ejemplo de un disidente o un revolucionario. Pues tras ejecutarlo, si no existe en los documentos, en verdad nunca ha existido. La modificación de los documentos para servir a los intereses del partido y de su líder en la guerra contra el enemigo para manipular al pueblo y que éste lo apoye indefectiblemente, amoldando los datos existentes, rehaciéndolos a posteriori para crear esa nueva realidad que pretende sea la verdadera a recordar. Por todo lo que transmite de importancia real de la labor del archivero y del control de la documentación pública en cuanto derechos del ciudadano, y de la transmisión de la documentación histórica que permita acercarse a la realidad pasada, es un libro de obligada lectura. Toda una genial obra que a uno le hará ver cuestiones políticas, históricas o documentales que le harán reflexionar sobre el pasado, el presente y el futuro, y darse cuenta del crucial papel del archivero y los archivos.



Francisco José Canales López

domingo, 29 de mayo de 2016

Un museo para Granada

El pasado día 21 mandé una carta al diario Ideal de Granada para que fuera publicada en su sección de Cartas al Director, pero la misma no ha visto la luz. La idea que transmite me viene rondando la cabeza desde hace tiempo, así que cuelgo la carta íntegra para aquellos que quieran leerla:

Durante estas últimas semanas y debido al movimiento político y a la reubicación de algunas instituciones, resucita en mi memoria una idea que tuve hace unos pocos años y que a través de estas líneas expongo por si a algún dirigente de nuestras administraciones competentes tuviera a bien llevarla a la práctica en el caso de que ésta sea viable. Se trata de la idea de que a Granada le hacen falta dos museos que engrandecieran si cabe la oferta cultural de la ciudad de cara al beneficioso turismo, así como la difusión de la historia y la protección y conservación del arte de nuestra ciudad y nuestra provincia. Si bien en nuestra ciudad hay ya importantes centros que avalan una buena oferta museística, véanse el Centro José Guerrero, el Carmen de la Fundación Rodríguez Acosta, el Museo Caja Granada, el de Bellas Artes de la Alhambra, y en teoría el Arqueológico que cuando lo abran, tendrán que volver a ‘desenterrar’ los objetos que custodiaba, entre otros, sería interesante que esta lista aumentase. Mi primera propuesta es la creación de un Museo Histórico del Reino de Granada en el que se exponga al público la gran cantidad de legado que posee nuestra tierra. Y aunque ya se propuso hace unos años la creación de un Museo de la Ciudad enclavado en el antiguo Banco de España, cosa que finalmente no ocurrió y que hoy el PP vuelve a retomar ahora para la Casa Ágreda, en el caso aquí propuesto ampliaría el concepto del museo de nivel local a algo supramunicipal, ya que el Reino de Granada tuvo sentido administrativo hasta hace relativamente poco. La segunda propuesta era la creación de un Museo de Arte Contemporáneo Granadino en el que tuvieran cabida de forma permanente las obras de tantos afamados artistas de nuestra tierra, como lugar de custodia artística y difusión de su vida, así como el reclamo artístico de nuevos artistas que tendrían otro lugar donde exponer sus obras y darse a conocer. Hace unas semanas tras leer el desmantelamiento de la histórica Facultad de Medicina de la Avenida de Madrid, volví a retomar estas ideas. Siendo este un edificio con amplitud y presencia sería un buen candidato para albergar alguno de estos museos que propongo, pero la UGR ya ha destinado otros usos para dicho edificio. Hoy me entero que el céntrico edificio de la plaza de Villamena, a un paso de la Catedral y del trasiego de los turistas, queda libre tras el traslado de las últimas oficinas de lo que fue Caja Granada. Por lo tanto quedan en el casco histórico de la ciudad espacios dignos para albergar estas propuestas que ofrezco a quien pueda impulsarlas y que servirían como un aliciente más para la llegada de turistas a Granada.

Francisco J. Canales-“Azaustre

lunes, 4 de abril de 2016

El mayor espectáculo del mundo

Siempre he pensado que en Madrid existen muchas facilidades para divertirse y entretenerse. Como magna e inabarcable urbe, las posibilidades de encontrar ocio y demás aspectos lúdicos están por todas partes, tras cada esquina puedes encontrarte algo que hacer y con el que llenar tu tiempo. El que se aburre, en verdad es porque quiere.

Portada del Congreso de los Diputados el día de la primera sesión de investidura de Pedro Sánchez.

Hace un mes aconteció en la capital del Reino uno de esos espectáculos que de vez en cuando nos deleitan las horas de las comidas con frases variopintas y rimbombantes que entretienen al personal, y en ese caso particular, uno tan relevante que podía afectar y afectó al devenir del país, a los intereses de la comunidad. Comenzó el Debate de Investidura de Pedro Sánchez, candidato del PSOE a ocupar la Presidencia del Gobierno. El hecho de que los resultados electorales del pasado 20 de diciembre resultaran tan fragmentados, dio a ese debate político las características históricas de un pleno y una situación política única en nuestro país durante estas casi cuatro décadas de Democracia. Y como se pudo comprobar, un mes después de aquellas jornadas seguimos sin gobierno emanado del 20-D, algo insólito en nuestra historia política reciente.


Imagen de la Carrera de San Jerónimo en dirección rotonda de Neptuno con la iglesia de los Jerónimos al fondo. A la derecha roulotte de RTVE, de espaldas en la parte baja la periodista Ana Blanco, en la parte superior otros periodistas como Víctor Arribas.

Y ante tal “acontecimiento histórico” y aprovechando que en estos momentos me encuentro viviendo como un madrileño más, allí me fui a comprobar in situ el ambiente vivido en la calle mientras tras los muros de esa centenaria casa de la Carrera de San Jerónimo, esos nuestros políticos volvían a la pugna cual gladiadores romanos. Y es que esos personajes de la antigüedad no me hicieron sino recordar otro lugar de la antigua Roma donde se celebran juegos y divertimentos para la plebe. El Circus romano, donde se celebraban competiciones de carreras hace un par de milenios, era un lugar de entretenimiento que corre paralelo a lo que pude observar frente a los dos leones de hierro que guarecen la entrada de la Cámara Baja.

A la salida del Congreso los ministros en funciones De Guindos y Soria se despiden con un abrazo.

Llegando al Congreso, la expectación de la gente ante tal espectáculo era notoria. Curiosos que esperaban el paso de los ‘afamados’ políticos y periodistas, otros ciudadanos que de paso entre gestión y gestión lanzan una mirada alrededor para averiguar el revuelo circundante, y periodistas, periodistas por doquier, tanto en la entrada del complejo aguardando a los políticos, a nivel de calle preguntando a los paseantes, y grandes caravanas televisivas que retransmitían en directo el debate, mientras sus contertulios se preparaban para su posterior intervención sobre la impresión causada. Ante tal revuelo, difícil era el trabajo de la policía que tenía que controlar a todos los curiosos que se arremolinaban, algo que no olvidará un “amable ciudadano ciclista” que se pasó de listo con un agente, y que tras la correspondiente identificación, seguramente le haya llegado algún apercibimiento monetario.


Los reporteros del programa de Telecinco AR preguntando en la entrada del Congreso al ex diputado de CiU Duran i Lleida.

Entre la gente del “común” donde me encontraba, me cruzaba como si superestrellas fueran a afamados periodistas de nuestro país como Álvaro Zancajo y Sandra Golpe, que fueron requeridos por otro “fan” para una autofoto que decorara su carpeta personal junto a los Back Street Boys o los Take That. Grandes roulottes informativas eran escenario de transmisión de la señal que salía del Congreso así como de debates entre contertulios analizando la “jugada”. Allí se encontraban compitiendo por share televisivo Antena 3 y RTVE, con rostros de sobra conocidos como Ana Blanco o Vicente Vallés junto a otros periodistas como Francisco Marhuenda, Sergio Martín Herrera, Víctor Arribas, Cristina López Schlichting, Antonio Casado, José María Calleja, etc, además de otros compañeros suyos que salían del lugar de la noticia para luego hacer sus crónicas, como Pablo Castellanos, José Oneto o Isabel Durán. Verdadera sorpresa para mí fue ver un rostro conocido de mis tiempos de estudiante universitario en Granada, al compañero y hoy reportero de RTVE Gabriel López buscando con micrófono y cámara testimonios ciudadanos, focos que muchos esquivábamos, pues ese día quizás no íbamos muy lustrosos ni bien peinados.


En la portada del Congreso, abandona el lugar su antiguo presidente, el ahora diputado popular Jesús Posada.

Tras el final del debate, otro momento de expectación del personal por ver algún rostro famoso fue cuando nuestros políticos salían del recinto. Allí se podían ver como si un desfile de celebridades se tratara a políticos de diferentes partidos poniendo rumbo a sus “merecidos descansos”. Invitados como el presidente del Senado Pío García Escudero, el político de Unió Josep Antoni Duran i Lleida, el presidente de Valencia Ximo Puig, los ex ministros socialistas Carmen Alborch y Jordi Sevilla, el ex presidente balear José Ramón Bauzá, el diputado madrileño del PSOE José Cepeda. O diputados en activo como Jorge Moragas, Pablo Casado, el ex presidente del Congreso Jesús Posada (del PP), Joan Tardá y Gabriel Rufián (ERC), Aitor Esteban (PNV), Juan López de Uralde (Equo-Podemos), el actual presidente del Congreso Patxi López y el candidato del PSOE a ocupar la presidencia del Gobierno Pedro Sánchez, verdadero foco de atención periodística, cuyas cámaras y micrófonos lo rodearon agobiantemente en su trayecto por la calle. Así como los ministros en funciones Ana Pastor, José Manuel García-Margallo, José Manuel Soria o Luis de Guindos.


Grupo de periodistas se agolpan alrededor del candidato socialista a presidir el Gobierno, Pedro Sánchez.

Frente a las escalinatas del Congreso, el grupo de periodistas sigue al candidato Pedro Sánchez.
Dada la expectación, se ve claramente que es un lugar de entretenimiento, sí, y si antes he nombrado al circo máximo romano como símil del Congreso (pues si antes se competía en carreras, en éste se sigue compitiendo dialécticamente), me quedo con la palabra circo con la connotación actual que tiene el vocablo, pues eso es lo que se ha convertido el Congreso en concreto y la actividad política en general en los últimos tiempos, un auténtico circo. No hace falta decir que los payasos, muy a nuestro pesar, abundan a mansalva, los vemos diariamente en la tele o en la prensa. Rufián el charnego independentista (él mismo se autocalificó así) podría ser un ejemplo de la payasada diaria de la vida política, así como del espectáculo dado a las masas. Curiosa visión además la que tuve cuando un grupo de jóvenes estudiantes, intuyo que catalanes de viaje de estudios, se acercara al final del día en la Carrera de San Jerónimo a hacerse una foto muy felices junto al rufianesco personaje. Supongo que ello sería la única alegría de su viaje, pues tiene que ser muy duro estar en la capital de un Estado que “les oprime”. Además de payasos, podemos ver a políticos trapecistas, que han logrado pasar delgadísimas cuerdas y no se han caído jamás contra todo pronóstico, malabaristas que te hacen marear y vomitar del juego que hacen, magos que por arte de magia te roban sin darte cuenta, y fieras, muchas, demasiadas fieras. También hay enanos, porque a muchos políticos les crecen mucho. Mientras, el domador que preside la Cámara, intenta poner orden y dirigir un bello edificio donde se podrían haber rodado dos míticas películas circenses, “El fabuloso mundo del circo”, película de Henry Hathaway, o “El mayor espectáculo del mundo”, película de Cecil B. DeMille. Hoy, pasado un mes después de aquello, el espectáculo sigue, y seguirá las próximas semanas alimentando nuestras cabeceras de prensa y los titulares televisivos. ¡Qué divertido!


Fotogramas sacados de las noticias de la noche de TeleMadrid. El tipo del abrigo rojo, arriba a la izquierda, y abajo, es el que escribe.
Portada del Congreso de los Diputados al anochecer de esa jornada política.

miércoles, 23 de marzo de 2016

La Tierra desde el cielo (IV): el Delta del Ebro

Si las anteriores entregas de esta sección visual desde los cielos fueron en base a imágenes tomadas gracias a Google Maps, en esta cuarta entrega cambio el medio y utilizo uno propio. Y es que a la aventura que supone subirse en un avión en cuanto a inyección de adrenalina en el cuerpo, habría que sumarle las maravillosas vistas de nuestro planeta a miles de metros de altitud y disfrutar en cierta manera lo que un ave puede sentir en su planear diario.



A pesar de que las veces que me he subido a un avión y he volado las puedo contar con los dedos de una mano y un dedo de la otra, he sabido sacarle emoción e increíbles sensaciones a aquellos vuelos. El último de ellos fue hace más de dos años, en noviembre de 2014 cuando volaba de regreso a Granada desde Barcelona. Gracias a la pasajera que iba sentada junto a la ventanilla, que me cambió el asiento al ver mi obsesión por observar lo que más allá del cristal había, pude ser testigo de un magnífico atardecer sobre tierras hispanas que me maravilló. Conforme el avión iba en dirección sur sobrevolando la casi regular costa del levante español, de repente algo novedoso apareció y pude divisar perfectamente un inmenso entrante de tierra en el mar, fácilmente identificable gracias a los conocimientos adquiridos desde bien temprano en el colegio en las clases de Geografía. En esos momentos estábamos sobrevolando el Delta del Ebro en la provincia de Tarragona.



Bajo la luz del ocaso, el serpenteante río Ebro se abría paso en dirección al Mediterráneo dejando a su lado tierras inundables, arrozales y un extensamente rico Parque Natural, así como sus dos característicos brazos de tierra o penínsulas, al norte la Punta del Fangar, y al sur la Punta de la Banya. En esa pequeña cápsula volante en la que nos encontrábamos a tantos metros volando sobre el mar, uno no podía más que contemplar pensativo la lejanía del mundo e imaginar las vidas que ahí abajo sucedían, aquellos agricultores que terminaban su jornada o solitarios pescadores adentrándose en otra inmensidad como era la del mar. Desde la tranquilidad y el sosiego del aire, todo era diferente.



miércoles, 16 de marzo de 2016

Patrimonio artístico granadino destruido entre 1931 y 1937

Gracias a mis recientes labores bibliotecarias pude dar con un documento muy importante para el estudio de la historia de la violencia política y social ocurrida en España a lo largo de la conflictiva década de 1930. Se trata de La destrucción del tesoro artístico de España. Informe sobre la obra destructora realizada por el marxismo en el patrimonio español de arte, de 1931 a 1937, un listado compilado en 1938 por Antonio Gallego y Burín (1895-1961), que más tarde sería alcalde franquista de la ciudad de Granada, y que en ese momento era presidente de la Comisión Provincial de monumentos de Granada. El motivo del libro, unir en un documento la relación de arte, sobre todo religioso, destruido a lo largo de esos años a manos de la izquierda política y social, o como en aquel momento desde una perspectiva franquista denominaban ‘a manos de los marxistas’. Las Comisiones Provinciales hicieron inventario del patrimonio artístico que a lo largo de las provincias se dañó o perdió para siempre a causa de los ataques perpetrados por grupos de personas cuya ideología se enclavaba en la dialéctica de la lucha contra el orden social establecido, y sus máximos representantes, Nobleza y Burguesía y Clero; un inventario que pretendía ser testimonio de cara al exterior de lo que ellos consideraban barbarie y anarquía de la ‘hoz y el martillo’.

La destrucción supuso una importante pérdida para el arte de nuestro país, perdiéndose para siempre obras de incalculable valor como un Crucificado de Pedro de Mena en la malagueña iglesia de Santo Domingo o un lienzo de San Sebastián en el Seminario de Málaga, obra de José Ribera ‘el Españoleto’. Otras, dañadas dramáticamente tuvieron que ser restauradas al concluir la Guerra Civil, como es el caso del Alcázar de Toledo. La animadversión hacia la clase religiosa resultó de fatales consecuencias no sólo para la vida de muchos religiosos, sino que la furia iconoclasta nos hizo perder para siempre tallas o monumentos que ahora puede que tan sólo queden en algunas fotografías en blanco y negro.

A continuación muestro la relación de arte que fue dañado o destruido en nuestra provincia de Granada y que fue descrito en las localidades que en ese momento estaban en manos del bando franquista, así como algunas fotos que ilustran el monumento o el estado en que quedó tras los ataques, extrayéndolo todo de este libro.

Ciudad de Granada

El autor comenta que Granada se libró de los ataques a partir del 21 de julio de 1936 cuando se incorporó al ‘glorioso Movimiento Nacional’, pero que anteriormente ya había sufrido atentados el 11 de mayo de 1931 hasta el 10 de agosto de 1932, y luego desde el 9 de diciembre de 1933 al 10 de marzo de 1936.

-Iglesia parroquial de San Nicolás.
Fue incendiada el 10 de Agosto de 1932 (día que ocurrió el golpe de estado fallido conocido como la Sanjurjada), quedando destruida quedando tan sólo los muros en pie. Desaparece toda su decoración y retablos del siglo XVIII entre los que el autor menciona uno dedicado a la Inmaculada y un tabernáculo  (1797-1802) realizado por Juan Salmerón; el púlpito de igual época, un cuadro del siglo XVII de Melchor de Guevara; dos esculturas de San Nicolás (una de un retablo de 1539-1542 de Esteban Sánchez, y la otra del siglo XVIII de Juan José Salazar), así como otras obras de menor interés, e incluso la Cruz de piedra que había en el centro de la plaza frente a la iglesia.


Dibujo del interior de la Iglesia de San Nicolás
Interior y Capilla Mayor de la Iglesia de San Nicolás tras el incendio sufrido en agosto de 1932

-Iglesia de San Luis.
Levantada sobre la antigua mezquita de Azafa en 1526, se vio afectada por un incendio el 9 de Diciembre de 1933, quedando destruida y perdiéndose todas las obras que albergaba: techumbre de alfarje realizada por Juan Ruiz, detalles barrocos, el retablo mayor del siglo XVIII con esculturas de San Luis y la Virgen (siglo XVI) y de San Agustín y Santa Isabel de los Abades (siglo XVII), otro retablo del siglo XVIII en la capilla del Cristo de la Luz con su imagen; un San Juan de Dios de la escuela de José de Mora, además de otros retablos, estatuas y cuadros. Además su archivo parroquial resultó destruido en 1936 cuando fue incendiada la Iglesia del Salvador, que lo conservaba cuando fue suprimida como parroquia en 1842.


Iglesia de San Luis, destruida en 1933.

-Iglesia de San Cristóbal.
Construida a principios del siglo XVI, se la intentó incendiar el 10 de Marzo de 1936, pero los incendiarios tan sólo llegaron a quemar la puerta de entrada de la iglesia. Pero en su interior realizaron una pira amontonando los bancos de la misma con las imágenes y cuadros que en ella había, desapareciendo ahí mismo. Entre los objetos destruidos había una pequeña escultura de la Virgen, una de San José, una escultura de vestir de una Dolorosa del siglo XVIII, un San Benito del siglo XVII, así como diversos cuadros. A la imagen de San Blas le fueron cortadas cabeza y manos, conservándose el resto de la imagen. La estatua policromada de San Cristóbal de Baltasar de Arce resultó dañada por el humo del incendio, cuyo retablo de Juan de Maeda de 1560-1565 quedó destrozado. El archivo parroquial también se perdió en el incendio de la Iglesia del Salvador de 1936.

-Iglesia parroquial del Salvador.
Levantada donde se encontraba la Mezquita Mayor del Albayzín, proyección del discípulo de Diego de Siloé, Juan de Maeda, y continuación de Juan Martínez y Juan de la Vega. Se intentó incendiar esta iglesia el 9 de Diciembre de 1933 durante la insurrección anarquista que se levantó en el país durante aquellas jornadas. Tan sólo se causó deterioros en algunas obras de arte. Pero posteriormente se causó su destrucción completa el 10 de Marzo de 1936, tanto del edificio como lo que él contenía. Sólo quedaron en pie muros y arcos. Fue pasto de las llamas: el alfarje de la capilla mayor, la armadura mudéjar, el coro del siglo XVIII, todos los altares, retablos e imágenes. Y lo que el fuego no consumió, fue destruido (púlpito, pilas, Sacristía, archivo, vivienda rectoral y de sacristanes,…). El ataque causó también daños a la parte que se conservaba de la antigua mezquita en el jardín de la parroquia. Algunas de las obras perdidas fueron las esculturas de San Martín y San Blas (de 1604 por Bernabé de Gaviria), la Virgen de los Remedios (siglo XVII), la Virgen de Loreto (de 1629 por Alonso de Mena), un San José (del siglo XVIII del círculo de Felipe González), la imagen de Cristo recogiendo la túnica dentro de una urna del siglo XVII, de José de Mora, así como otras de menos valor. Las pinturas destruidas son: un cuadro de la Transfiguración y otros dos de San Miguel y la Imposición de la casulla a San Ildefonso, atribuidos a Pedro de Moya (siglo XVII), una Purísima (de la misma escuela), otra del pintor granadino Ambrosio Martínez (siglo XVII), una tabla del Ecce-Homo atribuida a Morales, una copia de la Quinta Angustia de Van Dick, dos retratos de Felipe V y su esposa, un Crucificado del siglo XVII, y dos Inmaculadas, una anónima, y la otra de Pedro Atanasio Bocanegra, discípulo de Alonso Cano, etc. Queda destrozada la pila de agua bendita, siendo una taza de fuente árabe, se pierden cuatro custodias de plata, diez cálices, una cruz de plata, tres portapaces, así como otros ornamentos. El Archivo se pierde por completo (que además englobaba los de las suprimidas parroquias de San Luis, San Cristóbal, Santa Isabel de los Abades, San Gregorio, San Bartolomé), siendo esto además un verdadero drama para los genealogistas que como yo, tenemos buena parte de nuestro árbol genealógico en aquella zona del Albayzín, así como para historiadores que han perdido con ello una magnífica fuente de conocimiento histórico, pues los documentos destruidos llegaban hasta principios de siglo XVI. De la destrucción tan sólo se salvó un relieve del Salvador de Gaviria, una Purísima, una Virgencita con el Niño del círculo de Alonso de Mena, un Crucifijo de la escuela de Pablo de Rojas, y las estatuas en madera del Salvador y la Virgen, ésta de Diego de Siloé, pero que resultaron dañadas por las pedradas de las que fueron objeto al estar colocadas en las dos portadas de la iglesia.


Iglesia del Salvador destruida en 1936.
Estado en que quedó la Capilla Mayor de la Iglesia del Salvador tras el incendio de 1936. Era obra de 1592 de Juan Martínez y Juan de la Vega, discípulos de Diego de Siloé.

Lienzo de 'La Transfiguración', de Pedro de Moya, destruido en el incendio en 1936 de la Iglesia del Salvador.

'Virgen de Loreto', obra de 1629 de Alonso de Mena, destruida en 1936 en el incendio de la Iglesia del Salvador.

'Cristo recogiendo la túnica', obra de José de Mora, destruida en 1936 en el incendio de la Iglesia del Salvador.

-Convento de Santo Tomás de Villanueva.
Residencia de monjas agustinas del siglo XVII junto a las murallas del Albayzín con una Iglesia. Sufre varios intentos de incendio tras la Sanjurjada de 1932, y el 10 de Marzo de 1936 se destruye por completo su interior, así como la Iglesia. Se pierden los coros, un cuadro de la Sagrada Familia del pintor José Risueño (siglo XVII), esculturas de la escuela andaluza y otros lienzos. Se rescataron obras destrozadas de su sótano, como tres esculturas de santos agustinos del siglo XVII, una de ellas con la cabeza cortada, y otra de Santo Tomás que se ubicaba en la hornacina de la puerta y que fue destrozada a pedradas. Los violentos asaltaron el convento, llevándose puertas y ventanas, así como destrozando las cruces de las tumbas de su cementerio.


Esculturas de santos agustinos que estaban en el Convento de Santo Tomás de Villanueva y que resultaron dañadas en el asalto e incendio del convento en 1936.

-Iglesia de San Gregorio Bético.
Construida a partir de 1583, sufrió un intento de incendio el 10 de Marzo de 1936, resultando afectada tan sólo la parte destinada a convento de las monjas dominicas.

-Ex Convento de Belén.
Fue residencia de los Mercedarios y tras la Desamortización del siglo XIX se convirtió en prisión, albergando una iglesia barroca de 1708. El autor la incluye aquí entre caso de violencia anticlerical, pero fue demolida por una decisión del Ayuntamiento de Granada en 1933 en contra de los informes de los organismos técnicos.

-Cruces, capillas y hornacinas.
Derribadas muchas cruces que se levantaban en plazas y otros rincones desde los siglos XVI y XVII. Algunas fueron reconstruidas posteriormente. A partir de agosto de 1932 tras la Sanjurjada, se destruyeron las Cruces de la Rauda, San Miguel, San Bartolomé, la de la Alhambra, la de la Cruz Blanca, San Nicolás, San Gregorio, Sacro Monte,… Se destruyeron igualmente varias capillas como la de San Cecilio ubicada en las murallas del Albayzín desde 1752. Y diversas hornacinas barrocas les fueron arrancados sus lienzos o esculturas, como la del camino del Sacro Monte, la Cuesta del Chapiz, San Luis, Aljibe del Trillo,….

-Teatro Isabel la Católica.
Fue edificado entre 1864 y 1865 e incendiado el 10 de Marzo de 1936, quedando totalmente destruido. Lo único reseñable del edificio era su techo con alegorías de las Artes, pintado por Eduardo García Guerra, imitador de Fortuny, el telón de boca de José Marcelo Contreras y otras decoraciones de Manuel Dardella.

-Casino Principal.
Incendiado el 10 de Agosto de 1932 durante la Sanjurjada. En él se conservaban tres cuadros del pintor Manuel Gómez-Moreno González (siglo XIX) así como otros de Gabriel Morcillo y Tomás Muñoz Lucena, que resultaron destruidos.

-Daños causados por la aviación marxista de 1936 a 1937.
Durante la Guerra Civil, el autor menciona los destrozos causados por el bando republicano a algunos monumentos de Granada, sin graves daños: Palacio del Colegio Notarial del siglo XVIII, Hospital de San Juan de Dios del siglo XVII, Iglesia de los Santos Justo y Pastor del siglo XVI, Sacro Monte del siglo XVII, éste último si se vio afectado gravemente por la explosión de tres bombas. La metralla afectó además levemente a la Alhambra, el Generalife, la Capilla de los Reyes Católicos y la Catedral, en cuya casa de Sacristanes explotó una bomba.

Relación de daños de algunos pueblos de la provincia, que en la fecha de la realización del texto en 1937 ya habían sido tomados por el ejército franquista durante la Guerra Civil.

Alhama

-Iglesia Mayor parroquial de la Encarnación.
Fundada por los Reyes Católicos, la concluyó el arquitecto Enrique Egas. Fue asaltada en 1936, pero se salvó su estructura al ser completamente de piedra, y fue destinada a refugio de personas y animales, no sufriendo por tanto grandes daños. Pero todo lo que contenía, retablos, órganos, cuadros, imágenes,… se han perdido, quedando tan sólo trozos de la cabeza de una Inmaculada del siglo XVIII y los rostros de una Virgen de los Dolores, un San Rafael y un Niño Jesús. Tan sólo se salvaron cinco cuadros dada la altura en la que estaban colocados. Y de piezas de metal se han salvado algunas de escaso valor y muy deterioradas. Se pudo recuperar un conjunto de ropas litúrgicas del siglo XVI, quizás obra de Francisco Barrientos. En cambio el archivo parroquial desapareció completamente.


Cabeza de Inmaculada de la Iglesia parroquial de Alhama, cuando fue saqueada en 1936.

-Iglesia del Carmen.
Iglesia de finales del siglo XVI que formaba parte de un convento desaparecido. Aquí se instaló la Casa del Pueblo, quedando pues desmantelada, y destruidos los retablos (excepto unos de yeso y la decoración del camarín), entre los que había uno de los mejores granadinos de época barroca, así como imágenes y pinturas.

-Convento de San Diego.
Conjunto de edificios cuya iglesia sufrió graves daños, y ennegrecido por los humos resultantes del incendio sufrido. Sus campanas fueron desmontadas, los altares y retablos destruidos, así como cuadros e imágenes. El resto de edificios se hundieron y quemaron, destruyéndose las pinturas de su claustro. Se derribó la imagen de la Inmaculada del siglo XVIII que se ubicaba en el jardín. Incluso los sepulcros se profanaron, extrayéndose los cadáveres.


Iglesia del convento de San Diego tras el saqueo sufrido en 1936.

Tumbas profanadas en el convento de San Diego en 1936. Sobre los nichos, los revolucionarios escribieron irónicamente: "Respetad a los muertos"

-Ermita de los Remedios.
Del siglo XVI, se convirtió en vivienda a manos de ‘los marxistas’, arrancando de ella los retablos. Se salvó la ornamentación de yeso de las bóvedas y las pinturas del camarín. Se destruyeron unas pinturas murales del siglo XVI.

-Ermita de las Angustias.
Edificio del siglo XVII que resultó ennegrecido por las hogueras, pero que se salvó por haber servido de vivienda. De su interior desaparecieron retablos, cuadros e imágenes.

-Ermita de la Virgen de la Peña.
Quedó en la misma situación de la Ermita anterior.

Almuñecar

-Iglesia parroquial Mayor.
Se terminó en el año 1600. Se destinó como polvorín a mano de ‘los rojos’, y el autor comenta que tras ser ‘reconquistada Almuñecar’ sufrió un bombardeo por la ‘aviación marxista’, pese a lo cual su estructura no sufrió grandes daños. De su interior se destruyeron todos los retablos (en su mayoría del siglo XVIII), los cuales se utilizaron para leña. Además se pierden casi todas las esculturas, entre las cuales se incluyen tres Crucificados del siglo XVI, apareciendo tan sólo la cabeza de uno y el brazo de otro; una Virgen de los Dolores del siglo XVII a la que se decapitó; y otra Virgen del siglo XVII de madera y plata que sufrió grandes destrozos. Se pudo salvar una Custodia del siglo XVII y otras piezas de orfebrería de la misma época y una casulla de terciopelo rojo e imaginería del siglo XVI por haberse podido ocultar.

El autor comenta también que todas las Ermitas de Almuñecar sufrieron grandes daños.

Ítrabo

-Iglesia parroquial de San Antonio.
Edificio del siglo XVIII que se destinó por parte de los republicanos a oficina de trabajos agrícolas, por lo que se ha podido conservar algunos retablos sin interés artístico, en cambio los del siglo XVIII y demás enseres de la iglesia fueron destruidos. Comenta además que las pilas de agua bendita se utilizaron para dar de comer a los cerdos, que casi todas las imágenes se destruyeron y parte de sus restos se quemaron, desapareciendo un Crucifijo, un grupo de Santa Ana, la Virgen y el Niño y una Inmaculada de la escuela de Alonso Cano. Se pudieron recoger restos de algunas esculturas de los siglos XVII y XVIII. Entre las pinturas destruidas aparecen dos cuadros del tipo de los de José Risueño. El Archivo parroquial igualmente queda destruido.

Lobres
-Iglesia parroquial de San Juan Crisóstomo.
Edificio mudéjar del siglo XVI que se libró del incendio porque en él se ubicaba la Sociedad Obrera. Las imágenes y cuadros que contenía los quemaron a las afueras del pueblo, y destruyeron sus altares. Tan sólo se salvaron tres esculturas del Niño Jesús del siglo XVIII y algunos objetos de plata.

Molvízar
-Iglesia parroquial de Santa Ana.
Edificio del siglo XVIII, se perdieron todos sus altares y gran parte del mobiliario y decoración. Sus esculturas se tiraron a un cercano barranco que fueron arrastradas por las aguas al mar, de donde se pudieron recuperar algunas, del siglo XVI, pero igualmente deterioradas. Entre las pinturas destruidas había dos retratos de los reyes Carlos III y Carlos IV y un San Jerónimo quizás de Murillo. El Archivo quedó también destruido.

Motril
Dice Gallegó Burín que este pueblo ha sido el que más daños sufrió ‘bajo el dominio marxista’, pues no sólo se destruyeron iglesias, sino manzanas enteras de edificios. Comenta igualmente que las imágenes más veneradas fueron destruidas y amontonadas en el Matadero municipal.


Restos de imágenes de las iglesias de Motril amontonados en el Matadero municipal tras los saqueos de 1936.

-Iglesia Mayor de la Encarnación.
Fue erigida por el Cardenal Mendoza en el siglo XVI, con terminación posterior. Estuvo ocupado durante seis meses. De este edificio tan sólo se salvó su arquitectura y los objetos que como las verjas de las capillas, pudieron servir para la cárcel en que se convirtió la iglesia. Del resto del templo se destruyó todo. Se perdió el retablo mayor, barroco del siglo XVII y los demás del siglo XVIII. Casi todas las imágenes se destruyeron, como las de San José y el Niño del siglo XVII, un Niño Jesús de la escuela de Pedro de Mena, un Crucificado del siglo XVI y un Nazareno y una Santa Teresa. Los cuadros fueron también destruidos, entre los que se contaba el de una Inmaculada del siglo XVII de Ambrosio Martínez y unos lienzos de escuela italiana en la capilla del Cardenal. Casi todos los objetos de metal y plata se pudieron salvar, no así el Archivo parroquial.

-Santuario de la Virgen de la Cabeza.
Patrona de Motril, se construyó en el emplazamiento de una antigua ermita. Se le despojó de altares y decoración, se incendió y se desmontaron sus techumbres. Su retablo mayor barroco del siglo XVIII con esculturas desapareció, salvándose tan sólo la imagen de la Virgen titular del siglo XVI.


Santuario de la Virgen de la Cabeza de Motril destruido en 1936.

-Iglesia de los Hospitalicios.
Iglesia del Hospital de Santa Ana fundado por los Reyes Católicos. Dado que se utilizó como cuartel, no fue incendiado. Pero sus altares e imágenes fueron destruidos, salvándose sólo la decoración barroca de yeso. Una de las obras perdidas era un Crucificado del siglo XVII.


Crucificado de principios del siglo XVII en la Iglesia de los Hospitalicios de Motril, destruida en 1936.

-Iglesia de Capuchinos.
En ella había instalado un Hospital, y por ello y por albergar un almacén se salvó de las llamas. Tras la toma de Motril por parte de los sublevados franquistas, fue bombardeada por la aviación republicana, destruyéndose una imagen de la Divina Pastora del siglo XVIII, una Inmaculada de la escuela de Alonso Cano, a la que se extrajeron los ojos, y otras dos imágenes al estilo de Alonso de Mena, cuyos restos aparecieron en los montones de leña del Matadero municipal.

-Convento de Agustinos.
Conjunto barroco y mudéjar. La iglesia y el convento sufrieron una masiva destrucción a causa del saqueo e incendio.


Iglesia del convento de los Agustinos de Motril tras la destrucción de 1936.

-Convento de Monjas Nazarenas.
De la Orden de San Agustín, la iglesia no sufrió grandes daños, pero resultó saqueada, quedando tan sólo en su interior dos pequeños retablos del siglo XIX.

-Ermitas.
Todas fueron desmanteladas, y de las más importantes (San Antonio y la de la Aurora) del siglo XVIII tan sólo quedan parte de sus muros.

Salobreña
-Iglesia parroquial del Rosario.
Edificio mudéjar del siglo XVI. Fue asaltada en 1936 y convertida en comedor, por lo que se pudo conservar el edificio. Su ornamentación y obras de arte desaparecieron, como los retablos de los siglos XVII y XVIII, sus imágenes fueron arrojadas al tajo que hay frente a la iglesia, de donde se pudieron recoger destrozadas. Se pierden imágenes como el Niño de la Virgen del Rosario (ésta rescatada) del siglo XVI; los brazos y un pie de un Cristo del siglo XVII; una Virgen del tipo de Alonso de Mena, de la que sólo quedaron el rostro y un trozo de cuerpo; una Santa Rita del siglo XVIII de la que sólo quedó el cuerpo,… Se pudieron recuperar objetos de metal que los ‘marxistas’ abandonaron en su huída, entre las que sobresalen una Custodia de cobre del siglo XVI, un cetro, y una Virgen con vestiduras de plata.


Restos de imágenes de la Iglesia parroquial de Salobreña, tras ser recogidas de un barranco donde fueron arrojadas por los revolucionarios en 1936.

Vélez Benaudalla
-Iglesia parroquial de San Antonio. 
Edificio neoclásico que fue asaltado en 1936 y destinado a almacén, por lo que la estructura pudo salvarse, pero sus altares y mobiliario se incendiaron, se destrozó su púlpito y pilas del siglo XVIII, quemando también cuadros y esculturas. Tan sólo se pudo salvar la escultura de un Niño de un San Antonio. Y de pintura se han perdido un lienzo del Salvador y otro de la Degollación del Bautista, ambos de Pedro Atanasio Bocanegra; otro cuadro del siglo XVII de Jesús y San Juan. Se pudieron salvar los dos cuadros de Cristo con la Cruz y el pasaje de la vida de un santo, del siglo XVII; una Inmaculada y otra Inmaculada y una Asunción del mismo Bocanegra. Se perdió además un tapiz de Bruselas del siglo XVII que representaba unas bodas reales, pues quedó carbonizado.

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Montón de imágenes destrozadas de la Iglesia parroquial de Nuestra Señora del Rosario de Escúzar en 1936.

Iglesia de San Gabriel de Loja tras el saqueo e incendio que le causaron en 1936.

Iglesia de San Gabriel de Loja tras el saqueo e incendio que le causaron en 1936.

Iglesia de Santa Catalina de Loja, retablo mayor antes de ser destruido.

Iglesia de Santa Catalina de Loja después del saqueo e incendio de 1936.
San Juan Evangelista de Alonso Cano en la Iglesia Mayor de Loja, destruido en el incendio de 1936.

El Archivo Histórico Provincial de Granada colgó en su página web información referente también a la destrucción del patrimonio español en el contexto de la Guerra Civil que realizó Gallego y Burín, como documento del mes en octubre de 2012. Aquí se puede ver dicho documento:


Información del libro en cuestión en la Biblioteca Virtual de Andalucía: