El pasado jueves 4 de enero, el diario Ideal me publicó en la página 10 un artículo que redacté con las reflexiones que vengo teniendo con respecto al día de la Toma de Granada desde un tiempo a esta parte, así como con las vivencias que tuve en la celebrada este año. Cuelgo a continuación dicho escrito junto a un par de fotos que realicé en la plaza del Carmen de Granada durante dicha celebración.
La matraca anual de los antiToma
Como si de una nueva tradición se
tratara, este año hemos vuelto a contar con la presencia de un homogéneo y
vociferante grupúsculo que intentó boicotear en la plaza del Carmen otra tradición,
ésta más centenaria y multitudinaria como es la de la conmemoración de la Toma
de Granada. El cansinismo que desprende esta gente con sus cánticos y proclamas
termina resultando hasta cómico, toda vez que la totalidad de sus mensajes me
resultaron ciertamente ridículos. Esas personas que ahí se encontraban (a los
que presupongo granadinos), abominan de la
festividad de la Toma, una fecha y un hecho histórico que en mi opinión
deben dar gracias porque éste haya ocurrido, pues en gran medida gracias a él
todos los que estamos hoy viviendo en este grandioso lugar existimos. Y digo en
gran medida porque fue un hecho crucial en la Historia de nuestro país en la
que la transformación política, económica y social dio lugar a lo que hoy
somos. Se autoproclaman como una especie de herederos legítimos de aquellos
pobladores expulsados y gritan que ‘ningún pueblo celebra su derrota’, no
comprendiendo que ellos no son aquel pueblo nazarí por el que lloran, sino que
son el resultado histórico y genealógico de todo aquello que desprecian. Si la
Toma no hubiera ocurrido, ellos no serían nazaríes, musulmanes pacíficos o
cualquier grupo que la ucronía nos permita imaginar. Pues simplemente no
existirían, ya que en el infinito puzzle genealógico resultante del devenir de
la Historia y que ha sido moldeado por los diversos acontecimientos que tienen
lugar, si estos hubieran sido diferentes, ninguno estaríamos aquí
intercambiando pareceres sobre Toma Sí o Toma No. Además, todas estas personas
que rechazan la Toma a la que califican como anacrónica, xenófoba y fascista,
la rechazan, algunos porque así buenamente lo crean, pero otros a causa de su
idea destructora de España. Para ellos la fecha de 1492 es como un annus horribilis, aquel que supuso el
fin del idealizado dominio musulmán en la Península y que concluye con la
empresa colonizadora de América, aquella a la que describen como el ‘mayor
genocidio de la Historia’, cosa que obviamente no fue así. Todo tiene sus
matices, aunque su ‘absolutismo’ ideológico haga creer que ellos lo que hacen
es proclamar la verdad y nada más que la verdad. Pues ésta no fue ni como nos las presentó el franquismo, ni como la presentan ellos.
Siempre que llegan estas fechas
me resulta muy curioso contemplar cómo los discursos y las conmemoraciones
cambian según el territorio en el que se esté y el hecho que se pretenda
recordar. Hace unos pocos días, a finales de diciembre tuvo lugar en Palma de
Mallorca la Fiesta del Estandarte en la que se celebra la efeméride de la
conquista de Mallorca a manos de las tropas del rey Jaime I de Aragón ‘el
Conquistador’ en 1229. Aquella conquista, llevada a cabo en buena medida con
tropas catalanas, es hoy conmemorada con poco rechazo que yo sepa o al menos no
tan sonado como el que siempre tenemos en Granada; siendo además convertida esa
fecha en la fiesta de la ‘Diada Nacional de Mallorca’ en la que los grupos
pancatalanistas reclaman la independencia de dicho territorio. Los musulmanes que
habitaron aquellas islas, sometidos y expulsados en aquel momento no son en
esta ocasión para muchos grupos de izquierda anticapitalista problema para
celebrar ‘otra Toma’, la suya, pues en su imaginario supuso la creación de lo
que hoy creen que son, un ‘gran pueblo catalán’.
Parecidamente ocurre con la Diada
valenciana que se celebra en octubre, en la que se conmemora también la
conquista de aquellos territorios a manos de las tropas aragonesas y catalanas
del rey Conqueridor en 1238. Debido a
que esos hechos son utilizados en la actualidad por esos grupos de izquierda
independentista para reclamar su idea política de los Països Catalans, estas
fiestas no se ven como actos anacrónicos ni xenófobos. En cambio como la Toma
de Granada vino a ser el culmen de la Reconquista y el inicio de la unidad
religiosa de lo que luego fue la España unida políticamente, en este caso
supone para ellos una grave afrenta para los musulmanes actuales. Entre quienes
alegan esto último están los independentistas andaluces, hermanados con esos
otros independentistas pancatalanistas que sí celebran sus ‘conquistas’ contra
los musulmanes.
Como debe ‘haber de tó’ en la viña del Señor, todos estos personajes seguirán
haciendo la Revolución en la plaza del Carmen pitando y gritando cada vez que
escuchen el himno de España los 2 de enero a la par que cantan felices y
levantan el puño cuando suena el himno de Andalucía en la misma celebración. La
‘dialéctica voceril’ entre defensores y detractores de la Toma continuará
frente al Ayuntamiento, la bienpensante progresía proseguirá su lucha contra la
Toma desde todas las tribunas que pueda, pero los que apoyamos esta festividad
seguiremos defendiéndola en su justa medida, a la par que también reivindicamos
el Día de Mariana Pineda, algo que creo no es contradictorio. Así pues, hasta
el año que viene.
Por Francisco J. Canales-“Azaustre”
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