viernes, 22 de septiembre de 2023

Serenatas VIII. Nuestra Torre de Babel

No hay día desde hace una serie de años en los que no me enerve al ver las noticias y saber de las reivindicaciones que los independentistas catalanes exigen para la consecución de su ilusoria independencia. Quedan lejos aquellos años en los que PP y PSOE, partidos de ámbito nacional que aglutinan el sentir mayoritario de la población, estaban de acuerdo en los asuntos centrales vertebradores de la Nación. La unidad del país ha sido manida por las derechas casi como reivindicación autoapropiada, pero esto no habría sido así si históricamente sus adversarios políticos de las izquierdas no hubieran hecho suyas reivindicaciones tan descentralizadoras que podrían haber sido perfectamente planteadas por fervorosos independentistas. Es la historia de nuestro país desde hace mucho. La derecha se apropia de la idea de Nación española y su unidad, y la izquierda la critica por ello sin reparar en su propia culpabilidad por hacer dejación de su protección.


Hoy Pedro Sánchez, superando al tenebroso Zapatero de hace unos años, ha llegado a unos límites que no se podían sospechar si hubiéramos hecho caso a sus propias palabras hace unos años en los que juraba y perjuraba que ciertas políticas a favor de los independentistas no se llegarían a ver en su gobierno. Pero como él, bandido, no miente sino que simplemente cambia de opinión, se rebaja (él físicamente, el Estado metafóricamente) ya hasta un extremo humillante, así que los siguientes años a nivel político en España serán de sumo interés no sólo para los politólogos y tertulianos varios, sino también para los estudiantes de Historia del futuro.


El nacionalismo periférico es un glotón con hambre sin fin. Nunca estará satisfecho con lo que consideran migajas del Estado, pues siempre querrá el menú completo, es decir la autodeterminación e independencia, y como bulímico que es, regurgitará su desprecio por España para después seguir comiendo. Y como estos independentistas han ido año a año escalando peldaños con la aquiescencia de los que en teoría tendrían que haber protegido los intereses del Estado, hace esto más doloroso e indignante. De ahí que partidos como UPyD y Ciudadanos nacieran en su momento (da pavor pensar que fue casi antes de ayer) para luchar contra el poder tan absoluto que los independentistas tenían en la gobernabilidad del país (a la que ayudaban como contraprestación a mejoras en su progreso nacional en detrimento del Estado). Pero no hemos aprendido la lección, y hoy, una vez muerto ese centrismo con visión nacional (en estas horas está naciendo un nuevo partido con esa intención, de talante centroizquierdista), el gobierno de Pedro Sánchez patéticamente genuflexo ante el golpista Puigdemont y ávido de sus apoyos para seguir gobernando un Estado cada vez más exiguo, y ayudado por la nacional(de nacionalista)-socialista Francina Armengol, el independentismo ha conseguido una victoria moral pues ha llegado a un rellano más cercano del final de la escalera, siendo éste la inclusión de las lenguas cooficiales (gallego, catalán y euskera) en el Congreso de los Diputados.


En nuestros mitos culturales se decía que los constructores de la Torre de Babel fueron castigados por Dios por su prepotencia de querer llegar con ella tan alto al cielo, y de ahí, la diferenciación de la Humanidad en múltiples lenguas con las que no podían entenderse entre ellos. Pues gracias a estas políticas nacionalistas, tenemos nuestra propia Torre de Babel, políticos que se creen endiosados y por las nubes a causa de la querencia del tal Sánchez por unos míseros votos para poder permanecer como señor omnímodo de La Moncloa. A los independentistas e izquierdistas les gusta acusar a la derecha de temerosos de la  realidad plural de España. Pues no, que no se equivoquen, que dejen ya esa mentirosa cantinela, la Constitución protege dicha pluralidad, siendo las lenguas regionales uno de esos aspectos a proteger. No sería novedoso que yo dijera aquí lo que pienso, pues comparto lo que muchos han dicho ya en los últimos días contra esta medida. Lo que estamos empezando a ver en el Congreso de los Diputados podría tratarse de algún sketch del mejor humor absurdo de los Monty Python o de la célebre "Las Autonosuyas" (película de Rafael Gil basada en la novela de Vizcaíno Casas), el hecho de que un español tenga que enterarse por un pinganillo tras el que hay un costoso traductor, de lo que otro español (aunque no se sienta como tal) diga en otra lengua diferente al español que bien conoce. He ahí la extrema soberbia del independentismo, por lo que nos oponemos, al menos yo, a esta medida. Pero ellos siempre nos venderán como centralistas catalanofóbicos por muy moderado que se sea, y la izquierda les comprará el discurso. Parece como si los políticos que así han firmado a favor de este esperpento político dijeran con el hecho de obligar a que se usen los pinganillos, no al úsalos porque "no me entiendes", sino en verdad lo que nos transmiten al usar una lengua que no se entiende es porque "no quiero que me entiendas". Lo que estamos viendo es el mejor ejemplo para hacer creer a la opinión pública que en verdad son diferentes, que el castellano le es ajeno y que por ello merecen su autodeterminación. Así que por mi parte también y para que en el futuro quede constancia de esta ridiculez supina, ésta ha llegado por tener muchos padrinos, pero el padrino mayor tiene un nombre, Pedro Sánchez, el hombre que se quería a sí más que al país que decía representar.


Cuando las lenguas sirven para no encontrarse como sociedad, ésta se rompe, con todas las consecuencias que esto conlleva. Lo verán en los libros de Historia.

Cuadro de la Torre de Babel, de Pieter Brueghel el Viejo

domingo, 17 de septiembre de 2023

Sucesos de antaño (V). Excavando su propia tumba

Hace casi 9 años empecé a idear y redactar esta breve historia, pero no recuerdo el porqué, la dejé abandonada mucho antes de que constituyera un texto entendible. Hace pocos días tras reparar de nuevo en el texto y avergonzarme de la dejación que hice de él, me propuse rescatarlo, concluirlo y exponer lo que a continuación escribo.


Leyendo entonces (año 2014) sobre la historia de Baños de la Encina (Jaén), el pueblo natal de mi abuelo paterno, pude recordar cómo la zona norte de la provincia de Jaén había sido un enclave minero de suma importancia a lo largo de la Historia. Baños de la Encina, Linares, Guarromán, El Centenillo, La Carolina son localidades en las que abundaron las minas, hoy galerías abandonadas convertidas en arqueología industrial, habiendo sido antaño un sector que fue ocupación de miles de familias en esta zona durante mucho tiempo y que ha curtido a bastantes de sus gentes en uno de los oficios más duros que han existido y existen. Un trabajo en condiciones infernales que permitiera a las familias sobrevivir, pero que irónicamente, a un sinfín de mineros a lo largo y ancho del planeta no hizo sino causarles la muerte. En esos casos y en cierta manera los propios mineros estaban cavando su propia tumba.


Uno de esos dramáticos casos tuvo lugar en las cercanías del pueblo en el que estaba creciendo mi abuelo. El lugar del suceso, el pozo 7 de la Mina Virgen de Araceli (término municipal de Baños), a 11 kilómetros de La Carolina, y la fecha el 5 de enero de 1921, a las 15.30 horas. En aquellas frías jornadas mientras los mineros se encontraban trabajando en sus galerías subterráneas, ocurrió un incendio en las mismas al parecer debido a la manipulación de material inflamable. Éste, rápidamente extendido por el complejo de túneles causó también derrumbes debido a la explosión de un barreno, quedando atrapados allí la mitad de los trabajadores, los cuales murieron envenenados por inhalación de óxido de carbono. El saldo final fue la muerte de 23 mineros, sobreviviendo los otros 21. En las labores de extinción y rescate, que duraron varios días, hubo algunos heridos como el Teniente de la Guardia Civil Juan Peláez a causa de un accidente de tráfico, o el ingeniero Jorge Portuondo y el celador Valentín Gea resultaron levemente intoxicados al introducirse en las galerías durante las jornadas de extinción.


Las víctimas, habitantes de las cercanías de la mina, eran:

-Antonio Baños Sánchez.

-Antonio Céspedes Santisteban.

-Antonio Domenech Domenech.

-Antonio Escobar Ocaña.

-Bartolomé Fernández Ramírez.

-Benito Durán Ruedos.

-Carmelo Merino Martínez.

-Germán Fernández Porcel.

-Gregorio Hinestrosa Mercado.

-Joaquín Hernández Segura.

-Joaquín Rodríguez Segura.

-José García Moreno.

-José Piqueras Martínez.

-Juan Miguel Marcos López.

-Julián García Tamargo.

-Manuel Durán Ortiz.

-Manuel Fernández Porcel.

-Pascual Sainer Hóquer.

-Ramón Escribano Aznar.

-Ramón Sánchez Sánchez.

-Ricardo Victoria Victoria.

-Salvador Muñoz Ortiz (que antepuso la huida de su hijo José en la jaula de subida a su propio salvamento).

-Santiago Cózar Ramírez.


Las certificaciones de defunción se registraron en el Juzgado de Paz de Baños de la Encina, donde Antonio Canales Vilches, primo hermano de mi bisabuelo, actuaba como Secretario. Hoy los restos de los fallecidos descansan en un panteón en el cementerio de La Carolina, como monumento eterno al esfuerzo que los mineros han dado a lo largo de la Historia y por el que muchas veces han dado lo más valioso que tenían, sus vidas.


Para conocer más:

-El incendio de la Mina "Virgen de Araceli", de Francisco Gutiérrez Guzmán (Agradezco a Encarna Laguna Garrido que me pasó hace muchos años el documento clave para el conocimiento de este suceso).

-Información sobre la catástrofe en la mina "Araceli". Instituto de Reformas Sociales. Madrid, 1921.


-Hemeroteca:

-El Castellano. Diario de Información. Lunes 10 de enero de 1921, pág 3.

-El Sol. Diario Independiente. Martes 11 de enero de 1921, pág. 1.

-El Sur. Gran Diario de Cádiz. 22 de enero de 1921, pág. 3.

-La Vanguardia. Martes 11 de enero de 1921, pág. 14.

Notas gráficas sobre la catástrofe de la Mina Araceli en Mundo Gráfico, enero 1921, pág. 9.

sábado, 16 de septiembre de 2023

Apuntes genealógicos XV. María de la Concepción Sánchez Zamora

La Humanidad ha avanzado mucho. Desde que éramos cazadores-recolectores a los días actuales en que solicitamos alimentación u ocio a través del teléfono móvil han pasado infinidad de vicisitudes históricas que nos han hecho y moldeado tal como somos. Lo que seremos en el futuro gracias a todos estos nuevos avances es un misterio del que es fácil aventurar. Debido al avance técnico y científico de todos estos siglos, el ser humano casi que se ha creído inmune a realidades naturales que a pesar de todo nos siguen haciendo daño, aunque en algunos aspectos a menor escala. Los desastres naturales, por mucho que queramos evitarlos, pueden y de hecho nos siguen haciendo daño tanto a nivel personal como económicamente.


¿Y qué decir de las enfermedades provocadas por los micro-organismos? Virus y bacterias que han causado centenares de miles de muertos a lo largo de los siglos, cuando las condiciones higiénico-sanitarias eran deficientes, por no decir nulas. Epidemias que han devastado regiones, poblaciones afectadas en las que nuestros ancestros se las vieron con un mal invisible que llenaba los camposantos parroquiales de cadáveres hoy sin nombre. Es una realidad que en Occidente quizás creíamos ya pasada y que una pandemia mundial como la del COVID-19 en 2020 nos despertó de nuestra asegurada ilusión. Ya, escarmentados por aquello, cada nueva noticia sobre variantes nuevas del COVID o la reaparición de otros virus como el del actual Nipah en la India, causan alarma en ciertos sectores, a la par que en otros más conspiracionistas lo consideran un elemento más de la "maldad globalista" que intenta dominar a la población. En el término medio está la virtud, se suele decir.


En mi investigación genealógica de bastantes años ya, a través de documentación antigua o por testimonios familiares he descubierto las causas de las muertes de muchos parientes, algunos de ellos causadas por enfermedades bacterianas o víricas, como son el tifus, tuberculosis, el cólera, o la gripe española de 1918. España en el siglo XIX sufrió varias oleadas de cólera morbo, propagado gracias a las deficitarias condiciones higiénicas en las ciudades, siendo el sudeste peninsular donde la epidemia de 1885 causó grandes tasas de infección y muerte. En una de esas investigaciones supe que mi trastatarabuela María de la Concepción Sánchez Zamora fue una de las víctimas de dicha enfermedad en nuestra provincia. Natural del pueblo de Cúllar Vega (ca.1822), e hija de Julián Isidro Sánchez y Rafaela Josefa Zamora, estaba casada con el ogijareño Francisco Junco Barragán, con el que había tenido varios hijos. Su partida de defunción indica que murió en Ogíjares por "cólera morbo asiático" el 16 de septiembre de 1885. Eran altas las probabilidades de contagio intra-familiar, pero en este caso desconozco si algún otro miembro de la familia se vio afectado por la enfermedad. Una semana después el alcalde de la localidad José Jaldo García recibió una cantidad monetaria de parte de la Diputación Provincial para "atenciones sanitarias de dicho pueblo". A final de dicho año, el pueblo de Ogíjares, de 1.015 habitantes, había sufrido 89 infecciones por las que fallecieron 65 personas, cifra alejada de los 5.500 fallecidos de Granada capital.


Con los escuetos datos que poseo de esta antepasada mía, intento imaginarme su vida y el calvario que tuvo que pasar en los últimos momentos de la misma. En un lugar como nuestra Vega de Granada, hace casi un siglo y medio donde la imaginación sólo me hace ver parajes en blanco y negro, por donde paseaba Concha, aquella mujer a quien no puedo poner rostro, pero en la que me reconozco en parte cuando siento mi ser.

Portada de El Defensor de Granada, 24-12-1885 donde aparece la relación de localidades de la provincia y sus víctimas del cólera de ese año.

martes, 12 de septiembre de 2023

Sucesos de antaño (IV). La mató porque la quería

En la crónica negra de nuestras noticias diarias podemos encontrar crueles asesinatos y homicidios que perturban la vida a todas aquellas familias que los sufren. Hoy, debido seguramente a la Ley de Protección de Datos, de la mayoría de esas noticias sólo conocemos las siglas del nombre de las víctimas o el nombre de pila, aunque si el caso trasciende en morbosidad y juego periodístico, la identidad de la víctima y todo su entorno salen a flote. En la prensa antigua por lo general se conocían las identidades de víctimas y victimarios, no sólo en homicidios, también en noticias de poca enjundia como una simple pelea tabernaria. Eran otros tiempos.


Una de las tipologías de crímenes que tristemente abundan en nuestras cabeceras periodísticas son los crímenes machistas, violencia de genero llamada hoy día, crímenes pasionales llamados antaño: el asesinato de una mujer por su pareja o ex pareja. Ya en 2015 hablé en una entrega anterior de esta sección de un caso de este tipo ocurrido en Santander. Y tras el lamentable caso de asesinato de una mujer por parte de su pareja el pasado fin de semana aquí en Granada, traigo otro caso ocurrido en esta misma ciudad hace varias décadas. Este tipo de crímenes, como nos recuerda constantemente la prensa diaria, vienen contabilizándose desde 2003, dejando fuera de las estadísticas a los ocurridos antes de esa fecha.


Debido a mi investigación genealógica supe a través de prensa antigua de un antiguo caso, y para no olvidar a la víctima, la traigo a esta sección. Aurora Lara Carrillo, de 20 años, natural de La Zubia y profesión criada, muere asesinada por su novio Francisco. El suceso ocurrió el 1 de marzo de 1931 en la calle del Santísimo (zona de San Juan de Dios) de Granada. Francisco degolló a Aurora en la vivienda de ésta, tras lo cual el asesino huyó del lugar mientras la tía de la víctima intentaba retenerlo. Aurora fue trasladada al Hospital, donde falleció poco después. Las primeras noticias de la época hablan de que la causa del asesinato fueron los celos o la negativa de la muchacha ante ciertas proposiciones. Su asesino, de profesión del campo y catalogado como de "honrada familia", de "excelente conducta moral" y "de buena conducta" fue detenido en su pueblo de Ogíjares, en casa de su tío político (a la sazón hermano de mi bisabuela), alegando que cometió el crimen porque su novia se había negado a casarse con él tras la petición que le hizo sobre los preparativos de la boda. En 1932 el Juzgado del Sagrario le condena a 14 años de reclusión y al pago de 10.000 pesetas de indemnización por el asesinato.


Casi un siglo después de aquella muerte atroz imagino que poca gente se acuerda de Aurora, tanto es así que ni las estadísticas de asesinatos de mujeres por sus parejas la contemplan, dado que como digo es un cómputo reciente. Al menos, que estas palabras sirvan como pequeño homenaje recordatorio de que ella existió y no la dejaron vivir.

El Defensor de Granada, 2-3-1931, página 1.

lunes, 11 de septiembre de 2023

Y las Torres cayeron

El tiempo del ser humano es una minucia comparado con las edades geológicas, que si las vemos como legos en la materia, pueden abrumar sólo de pensarlas. Nuestro tiempo tan limitado, como es comprobado por todos aquellos que van envejeciendo, pasa rapidísimo como si el mero hecho de parpadear ya supusiera la pérdida de un preciado tesoro temporal. Es continua la sensación de velocidad del tiempo si nos acercamos a las redes sociales y vemos de vez en cuando recordatorios de temas de música que escuchábamos en nuestros tiempos mozos, y que ahora cuando son rememorados bajo la etiqueta de "temas que triunfaron" hace 20 o 30 años, nos da un vértigo que asusta.


Pasa lo mismo con grandes eventos o sucesos ocurridos de cuando en cuando. Los más mayores, quizás de talante progresista, rememoren hoy el 50 aniversario de la muerte del presidente Salvador Allende durante el Golpe de Estado de Pinochet en Chile. Los acontecimientos históricos que conforman hitos en nuestro devenir histórico y puede que personal, si son tan traumáticos pueden resultar un punto de inflexión en el desarrollo de las sociedades que los sufren y/o viven.

Explosión en la Torre Sur del WTC de Nueva York el 11-S. Fuente: Connecticut Post

Han pasado 22 años desde que socialmente me hice mayor de edad, aunque mi DNI no lo certificara aún. La mente infantil que reinaba entonces mi cuerpo se vio traumatizada e impactada por lo que viví individualmente en uno de esos sucesos clave de la Historia que permanecen grabados a sangre y fuego para siempre, el 11-S.

La Torre Sur del WTC de Nueva York colapsa el 11-S. Fuente: AMNY

Aquel 11 de septiembre de 2001, día agradable casi otoñal disfrutaba los últimos días de vacaciones escuchando la música que más me gustaba. Pero al otro lado del mundo los primeros renglones de ese nuevo capítulo de la Historia se iban escribiendo. De la impresión inicial al estar viviendo una especie de película de catástrofes en directo a través de la televisión acompañado de mi familia, a la incertidumbre final por lo que sucedería después. Se habló de una especie de III Guerra Mundial, la Guerra contra el Terror, y en verdad fue el momento cumbre en la historia del terrorismo contemporáneo, de corte islamista, que en su momento más álgido en cuanto ataques y víctimas barrió las sociedades occidentales y musulmanas creando dolor y muerte. Hoy, tras años y años de destrucción causados por grupos como Al-Qaeda y Daesh, el terrorismo por suerte ha decrecido en intensidad, si bien las incertidumbres causadas por la violencia en la actualidad se han visto sustituidas por una guerra en Ucrania y una amenaza nuclear por parte de Rusia de la que hoy aún no sé cómo terminará.

The Falling Man. Fuente: CNN

Cada aniversario del 11-S echo la vista atrás y me mareo. No sólo por el terror e incertidumbre causados en aquel momento, también por la nostalgia no vivida por unos edificios como las Torres Gemelas de Nueva York que amaba y deseaba visitar. Y el tiempo..... En un día como hoy me vuelvo a sentir el adolescente que entonces era, pero me miro al espejo y ya no queda nada de aquella vitalidad y alegría por el mañana. Hoy salvando las distancias, me siento como The Falling Man, aquel pobre hombre trabajador del WTC de Nueva York que decidió morir rápidamente y en vez de sentirse quemado sin oxígeno en lo alto de la Torre Norte, se lanzó al vacío para aligerar el tránsito y el sufrimiento que conllevaba. Aquella caída duró unos segundos, la imagen en cambio durará toda una eternidad. Hoy, casi un cuarto de siglo después (palabras mayores, tiempo menguante) me siento ante el abismo de mi historia y una vez en el aire veo dejar atrás rápidamente las ventanas de mis edades a mi paso, alejándose cada vez más las más lejanas, viendo cómo mi cabeza se acerca veloz hacia ese duro suelo de granito y mármol. Son unos segundos, son aún un buen trecho de vida. La clave es qué hacer mientras me dirijo inexorablemente a esa oscuridad que es el final del camino.

sábado, 9 de septiembre de 2023

Cuando el espíritu olímpico pasó por Granada

Cada país, cada ciudad viven acontecimientos únicos que pueden ser guardados en lo más profundo de las mentes de sus habitantes, de todos aquellos que los vivieron in situ, y que de seguro mucho tiempo después son recordados con nostalgia si los acontecimientos han sido positivos. Uno de los acontecimientos más importantes que recuerdo de mi niñez tuvo lugar en el año mágico de 1992, siendo los Juegos Olímpicos de Barcelona uno de aquellos eventos que encandiló a medio mundo y que desde Granada vivimos con ilusión. Aquellas jornadas se tradujeron en imágenes, sonidos y sensaciones que se guardaron en lo más profundo de mi ser. Y como es habitual durante las Olimpiadas, su prolegómeno fue el paso de la antorcha olímpica en ruta hacia su destino, llevada por personas que se van relevando, entregándose tan prestigioso testigo. Siendo España protagonista de tan alta celebración deportiva, Granada fue observadora de lujo del paso del fuego olímpico en su camino a Barcelona. En concreto fue el 16 de julio de 1992, la antorcha recorrió las calles de la ciudad y mi familia y yo la vimos pasar en las cercanías del recién construido Palacio de Deportes, en la zona nueva de mi barrio el Zaidín. Mi padre, como flamante camarógrafo familiar dejó plasmado con su videocámara Sony en nuestras cintas caseras aquel acontecimiento tan importante para mi curiosa mente infantil.

Esteban Montiel enciende el pebetero en el Palacio de Deportes. Fuente Ideal 17-7-1992, pág. 41.

Procedente de la Costa, la antorcha entró en Granada capital por la Avenida de Dílar tras haber pasado Armilla e hizo el recorrido por el Centro de la ciudad, turnándose los relevistas en el hecho de portar la llama, como cadena humana infinita que une a la Humanidad bajo un mismo fin. Mi familia y yo contemplamos aquello al final de la jornada, cuando la llama encarrilaba los últimos metros antes de llegar al Palacio de los Deportes, donde ésta pernoctaría en el pebetero antes de que siguiera su camino hasta la capital catalana. En concreto las imágenes en color que aquí muestro fueron grabadas por mi padre en la calle Andrés Segovia (entonces carretera de La Zubia), entre el ya desaparecido cine de verano Vergeles y la Iglesia del Ángel Custodio, una zona que recuerdo en esos momentos casi agreste, en comparación con la cantidad de nuevas zonas habitables y de esparcimiento de la actualidad. Los últimos que portaron la antorcha en Granada, según el diario Ideal fueron Salvador Jiménez, gerente del Patronato de Deportes, y Esteban Montiel, así que el relevista que la porta en mis imágenes debe ser alguno de ellos.

                                        

Momento único que permanece en las páginas de los diarios, inserto en la intrahistoria de la ciudad de cara a las nuevas generaciones que vengan curiosas por conocer lo que aquí se vivió. Que sirvan estas palabras para darle un emotivo añadido personal. Mis ojos lo vieron, y yo lo disfruté. Agradecido pues.

Portada diario Ideal 17-7-1992.

Esteban Montiel y el alcalde Jesús Quero Molina encendiendo el pebetero en el Palacio de Deportes. Fuente: Ideal 17-7-1992, pág. 42.

miércoles, 6 de septiembre de 2023

Apuntes genealógicos XIV. Claudina Jiménez Mata

En el paseo biográfico-genealógico que hago a través de esta sección, en alguna ocasión he hablado de mis antepasados tejedores del Albayzín, familias que a lo largo de generaciones se han dedicado a la manufactura de productos laneros y telas bastas. Y en otras entregas he hablado de otros parientes que han resultado ser unos artistas en sus diversos ámbitos. Hoy, tras una nueva aparición suya en el periódico Ideal, quiero hacer una mención y reseña de otra pariente que aúna esos dos aspectos, el de ser artista en el mundo de las telas, en este caso de la moda y la alta costura.


Hablo de Claudina Jiménez Mata, o como es conocida socialmente Claudina Mata. Que yo supiera que ambos compartíamos antepasados viene dado por el hecho de saber por casualidad que es originaria del pueblo de Alcaudete (Jaén), y que descubriendo yo que parte de mis ancestros provenían del mismo pueblo, intentar saber si alguno de ellos coincidía a los de ella también. La solución me vino ya regalada por mi pariente alcaudetense Tano García, que siendo un gran estudioso de la historia de su pueblo había trazado ya la Genealogía general de los Azaustre a la que los tres pertenecemos por sangre.

Claudina Mata en el Centro de Granada. Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=VWve6_95GFM


Mi rama materna Azaustre vino pronto a asentarse a Granada, en el siglo XIX, pero la de ambos quedaron en Alcaudete, y hace unos años, Claudina Mata en su discurrir estudiantil y laboral ha dado el salto no sólo a Granada, sino más allá. Claudina Mata es bisnieta de Joaquín Mata Azaustre, primo 4º de mi tatarabuelo Ángel de San Juan Azaustre López, siendo mi madre Aurelia López Garrido prima 7ª de la propia Claudina. Así que los ancestros en común que comparto con Claudina son el matrimonio formado por Francisco Azaustre e Isabel López de Villanueva, casados en Alcaudete en 1706.


Claudina Mata que creció en el mundo de la confección junto a su madre Purificación en el taller que poseía en Alcaudete, se ha hecho un hueco en el mundo de la alta costura y como diseñadora de moda vende sus vestidos con su propia marca. Antes de llegar a completar su faceta por la que hoy se la conoce, estuvo vinculada al mundo de la televisión como reportera en Canal Sur y La Sexta. Ya como diseñadora ha ganado varios premios del sector y desde su negocio abarca un amplio muestrario como el de novias o el vinculado a otro tipo de eventos sociales o culturales. Así que su arte, que desfilando por las pasarelas tras nacer en el mismo Centro de Granada, embellece los cuerpos de nuestros convecinos y de gentes de más allá de las fronteras, enorgulleciendo no sólo a la ciudad, sino a todos los alcaudetenses y parientes que conocemos su éxito.

Para saber más:

-https://www.ideal.es/culturas/disenadora-claudina-mata-20210304220845-nt.html

-https://www.ideal.es/culturas/claudina-mata-viste-muneca-nancy-20230906000516-nt.html

domingo, 3 de septiembre de 2023

Apuntes genealógicos XIII. José Antonio Canales Rivera

Muchos años antes de que ni si quiera pudiera interesarme mi genealogía como la droga investigadora que es hoy en día, en mi niñez, más pendiente de otros asuntos acordes con mi edad, recibí en la familia con leve curiosidad una información genealógica que me llamó la atención pues suponía que dentro de unos límites familiares más o menos cercanos hubiera una persona famosa que acaparaba atenciones del público español. Hoy después de tantas investigaciones, otros personajes más o menos públicos y afamados han aflorado a lo largo de los cientos y cientos de líneas genealógicas que están unidas a mí, como en definitiva pasa con todo el mundo.


Hoy en día me declaro fervoroso antitaurino, pues no concibo que en los tiempos actuales un acto cruel de maltrato a los animales suponga un divertimento para la población, de una en teoría sociedad civilizada. Cuando era niño la fiesta de la tauromaquia no me interesaba en absoluto, tan sólo veía con cierto regocijo los encierros de los Sanfermines por la huida de los corredores, y los múltiples tropezones y aglomeraciones habidas frente a los toros. Pero a pesar de eso, entonces en mi hogar la retransmisión de "los toros" se veía todos los días que los hubiera, pues mi abuelo Francisco Canales Ginés era un fiel seguidor televisivo de "la fiesta nacional".


A causa de alguna de aquellas retransmisiones supe que uno de los toreros del momento, hablo de los años 90, estaba emparentado con mi familia. Me refiero al torero gaditano José Antonio Canales Rivera. Mi abuelo refería que el torero era nieto de un primo suyo, pero la filiación concreta no la pude confirmar hasta que hará unos 10 años aproximadamente en mis inicios como aficionado a la Genealogía pude establecerla.

José Antonio Canales Rivera vestido de luces. Fuente: Libertad Digital

En efecto, el abuelo del torero, Tomás Canales Galindo y mi abuelo Francisco Canales Ginés, ambos naturales de Baños de la Encina (Jaén) eran primos hermanos, nietos por tanto de Juan Canales Redondo y Susana Muñoz Muñoz, por lo que el torero es primo 3º mío. Baños de la Encina era un lugar al que fueron a parar los Canales aproximadamente un siglo antes, creo que desde Solana del Pino (Ciudad Real) y desde la cual algunos se diseminaron por otras zonas de Andalucía. Mi abuelo recayó en Granada, gracias a lo cual puedo decir con orgullo que de aquí soy, y Tomás Canales Galindo, de profesión sastre como su hermano, fue a parar a la provincia de Cádiz, en concreto a Medina Sidonia. Es en aquella zona donde los Canales se unen a una familia, saga de toreros. Un hijo de Tomás, José Antonio Canales Bermúdez se casa con María Teresa Rivera Pérez, la cual era de una famosa familia de toreros, pues es hermana del malogrado Francisco Rivera Pérez "Paquirri" y de José Rivera Pérez "Riverita", e hija del novillero Antonio Rivera Alvarado. De hecho José Antonio Canales Bermúdez era conductor del propio "Paquirri" el día de su cogida y muerte en Pozoblanco en 1984. La saga de toreros continuó, pues por mi rama un hijo de Canales y Teresa Rivera fue el propio José Antonio Canales Rivera que aquí nos ocupa, y por la parte Rivera de su familia lo hicieron sus primos hermanos Francisco y Cayetano Rivera Ordóñez.

Familia de toreros, de izquierda a derecha: José Antonio Canales Rivera, José Rivera Pérez, Antonio Rivera Alvarado, Cayetano Rivera Ordóñez, Francisco Rivera Ordóñez. Fuente: RTVE

Canales Rivera, natural de Barbate (1974) tuvo su relevancia en el mundo del toreo en la década de los 90, y estuvo a punto de morir a causa de una cornada en Málaga en 1998. Tras ello, se le ha conocido más por su relación con el mundo de la prensa rosa, su colaboración en programas del corazón, de los cuales también me siento ajeno. La única alegría que me dio fue su victoria en 2004 en el programa "La isla de los Famosos", victoria que seguí aquella noche del 10 de marzo, a unas horas de los terribles atentados del 11-M en Madrid. La rama Canales proseguirá en aquella zona andaluza aumentando la familia, y debido a los tiempos que corren y el decrecimiento por suerte de la afición a la tauromaquia, imagino que la saga de toreros pronto llegará a su fin. Espero que nos den en el futuro otros grandes personajes, pero dedicados a unas labores más loables. Cordialmente.

Imagen aérea de Barbate en 1972. Fuente: Archivo Histórico Provincial de Cádiz