domingo, 29 de enero de 2023

Fray Escoba, del escultor López ¿...?

Tras más de 10 años investigando la historia de mi familia, se podría decir que me siento como el custodio de su memoria, el legatario por iniciativa propia que siente la obligación de mantener el recuerdo de aquellos quienes nos antecedieron y gracias a los cuales puede uno estar escribiendo esto ahora. Sobre todo si es en homenaje de personas virtuosas, vidas que loar para que tras sus muertes trasciendan si se puede el espacio-tiempo en el que existieron.


Como se sabe, una de estas personas ilustres de mi familia fue mi tío-abuelo Aurelio López Azaustre, reconocido escultor imaginero tantas veces homenajeado. Hace justo un año, una información publicada en el periódico Ideal, y luego repetida en la revista Alhóndiga venía a dinamitar una de las creencias más arraigadas en mi familia y en mi persona, pues adjudicaba la paternidad de la escultura del beato San Martín de Porres "fray Escoba", situada en la Iglesia de Santo Domingo de Granada, no a Aurelio López Azaustre, tal como se cree y así es oficialmente, sino a su contemporáneo y amigo el escultor Francisco López Burgos.


El periodista de Ideal José Antonio Muñoz entrevistó entonces a Miriam López-Burgos del Barrio, hija del mencionado autor, donde narra en su opinión la errata en la paternidad de dicha obra, adjudicándosela a su padre. Semanas después, Juan José Montijano aludía a ello también en la revista Alhóndiga. Así pues ante esta disyuntiva, y dado que ambas familias alegamos tesis dispares, me propongo solucionar esta duda historiográfico-familiar, pues es obvio que tanto por documentación como por testimonios, mi tío Aurelio realizó una obra de Fray Escoba, inclinándome yo y otras personas por ésta que está ahora en disputa. Con varias vías de investigación, espero poder desentrañar pronto esta incógnita. Hasta entonces.

Francisco J. Canales-"Azaustre"


viernes, 27 de enero de 2023

Animales a nuestro alrededor

El pasado jueves 26 de enero, el periódico Ideal publicó en la sección de Cartas al Director, página 19, una misiva que envié dos días antes con el título que precede a esta publicación y que ellos titularon Crueldad con los animales. Aquí dejo esas letras de queja por si a alguien les resultara de interés:


Animales a nuestro alrededor

Sr. Director de Ideal: A estas alturas de mi vida ya casi ni me asombro ante lo que muchas veces observo de mis congéneres humanos. Mucho he visto, y ya acostumbrado, temo que seguiré viendo actitudes despreciables en ellos. Y no me refiero ahora a lo que llamamos Geopolítica y los estragos causados en muchos rincones del planeta por nuestros dirigentes, que también, sino a los pequeños actos que personas irrelevantes como yo pueden llegar a hacer. Se dice que una persona no puede ser buena si es cruel con los animales. Hace pocos días uno de los gatos domésticos que mi mejor amigo tiene como parte de su familia, resultó herido grave en un pueblo de la Vega de Granada por un energúmeno que le disparó con una escopeta de plomo. Recordando que en teoría hemos evolucionado, contemplo cómo aún hoy muchos se quedaron muy atrás en lo que a desarrollo mental y emocional se refiere. No entiendo cómo puede haber gente que disfrute haciendo sufrir a un ser vivo por divertimento. El paradigma social ha cambiado. En tiempos pretéritos puedo comprender que fuera así, pero en los tiempos actuales en los que existen mil maneras para divertirse, cometer tales crueldades porque sí, me hacen seguir perdiendo la fe en la Humanidad. Lo triste es que muchas veces es ese tipo de personas la que triunfa en la vida. Ya se sabe, la ley del más fuerte, y aquí ese tipo de bestia, lo es. O espabilamos, o nos comen.

 Francisco J. Canales-“Azaustre



lunes, 23 de enero de 2023

Mi vecino Castillo Higueras

Quiero hablar de un triste suceso que ocurrió hoy hace justo un año, a pocos metros de donde me encuentro, el lugar en el que habito. Las ciudades son hoy en día espacios impersonales, los barrios, que antaño fueron lugares de encuentro entre semejantes, en la actualidad no son vecindarios sino aglomeraciones de gente desconocida, sólo ciudades deshumanizadas.


Cuando en 2021 me mudé al centro de mi ciudad, no sabía que entre los nuevos y muchos vecinos desconocidos, tenía a una insigne personalidad que fue de la vida política de Granada. Hace un año ocurrió esta terrible noticia, y es que el distinguido ex concejal de Urbanismo y Cultura del Ayuntamiento de Granada (1979-1991), José Miguel Castillo Higueras murió horas después de haber sido agredido salvajemente a pocos pasos de mi vivienda.

José Miguel Castillo Higueras durante la Fiesta de la Toma de 1982. Fuente: Archivo Municipal de Granada

Ese día mientras me disponía a trabajar en el Zaidín, Castillo salió de su casa, situada cerca de la mía y a lo largo de unos centenares de metros de la calle San Antón fue agredido en dos ocasiones por un delincuente marroquí con el objetivo de robarle. La segunda agresión, ocurrida en la confluencia de las calles Frailes y Padre Alcover fue la fatal y definitiva, pues el golpe recibido, mortal de necesidad, dio al antiguo servidor público un triste y criminal final.


Por circunstancias del destino que fueron otras, aquella mañana laboral de domingo no me crucé ni con Castillo Higueras (al que no conocía) ni con su asesino, cosa que por la hora, perfectamente habría podido ocurrir. Castillo Higueras, hombre que desde la corporación socialista de Antonio Jara tanto hizo por la cultura de la ciudad, no se merecía un fin tan injusto. Hoy, un año después, sólo podemos mantener su memoria viva y pedir justicia para que delincuentes como su homicida no sigan atentando contra la ciudadanía y la seguridad y tranquilidad de todos.


Todavía hoy las flores de la casa de Castillo Higueras siguen secas, un manto sombrío envuelve un entorno antiguamente bello y frondoso, lleno de vida. Honrarle es hacerle retornar a la vida. Descanse en paz.



lunes, 16 de enero de 2023

Apuntes genealógicos VII. María Antonia de Zayas Ossorio-Calvache

Cuando empecé a investigar mi genealogía, recuerdo que algunos de mis familiares que supieron de mi nuevo pasatiempo investigador, comentaron medio jocosos, que estaría bien si encontraba algún antepasado de linajuda familia de la que poder heredar algún bien económico. Y es que mi núcleo familiar y mis ancestros más inmediatos han sido trabajadores de clase humilde y en algún caso de trabajadores que llegaron a clase media, y alguno algo más. Aunque han pasado ya 10 años de mis primeras búsquedas en serio, aún es pronto para hablar de algún ascendiente que perteneciera a los peldaños más altos de la escala social, aunque hay varias posibilidades en investigación que hace falta aún confirmar.


Cuando uno tiene algo de tiempo, y además las facilidades tecnológicas de hoy en día lo permiten, es fácil encontrar rápido posibles coincidencias o vínculos familiares, sobre todo si es gracias a tirar del hilo a través de apellidos poco frecuentes, buscando en viejos documentos llenos de historia. Esa fue la manera por la que descubrí mi parentesco relativamente cercano (genealógicamente hablando) con alguien perteneciente a la nobleza, personajes pudientes de mi ciudad, y además descendientes por otra rama, de un famoso linaje. Dado que estuve investigando el apellido Medina, perteneciente a mis ancestros de Albolote y Cúllar Vega a principios de siglo XIX, de casualidad descubrí que una famosa mujer de Granada descendía de otros Medina de dichas localidades. Así que por ello se me activó el radar genealógico.


Esta mujer, que se llamaba María Antonia Zayas Ossorio-Calvache, era hija única de Francisco Zayas Delgado, la cual heredó un gran patrimonio disperso por toda la provincia. Su padre, también pariente mío, llegó a ser concejal del Ayuntamiento de Granada, y el abuelo paterno de ella (casado con una pariente mía), Mariano Zayas de la Vega, fue alcalde de Granada, presidente de la Diputación y senador. Por su lado Zayas, descendía de los Fernández de Córdova, parientes por tanto del afamado Gran Capitán. María Antonia al morir en 1979 sin descendencia, dejó todo su patrimonio para crear una institución benéfica para personas necesitadas de la Tercera Edad, la actual Fundación Zayas. Tanto ella como su padre murieron en su casa de la placeta de San Agustín de Granada, así que ella fue vecina de mis bisabuelos materno-paternos, habitantes del edificio contiguo de dicha plaza.


En el momento de dar con ella creí ver que esta mujer y su padre pudieron ser parientes míos por parte de mi padre por la concordancia de apellidos, así que empecé a consultar documentación antigua, conseguida por internet, y llegado a un punto difícil de traspasar para mí, obtuve el dato buscado durante bastante tiempo gracias a mi ex compañero de carrera y genealogista Agustín Rodríguez Nogueras, que había investigado los libros parroquiales de Cúllar Vega. De este modo pude confirmar que María Antonia y yo descendemos del matrimonio de Juan Manuel Martín de Medina y María Antonia Zamora (casados en 1791). Yo de su hijo Diego Medina, y María Antonia de la hija, María Martín de Medina. Por tanto Francisco Zayas Delgado fue primo 2º de mi tatarabuela Trinidad Casado Medina, y María Antonia Zayas fue prima 3ª de mi bisabuela Trinidad Junco Casado.

María Antonia de Zayas Ossorio-Calvache hacia 1911. Fuente: página web Fundación Zayas

Curiosidades genealógicas aparte, tener tal parentesco en nada cambia mi vida, sólo lo haría a un presuntuoso con ínfulas y ganas de sacar rédito. Creo que la nobleza no se demuestra con la sangre, pretendidamente azul, sino con el corazón que la bombea.

Francisco Zayas Delgado, padre de María de Zayas, vestido como Caballero de la Orden de Santiago, hacia 1893. Fuente: gentileza de Alfredo Rodríguez Villegas

El matrimonio de los abuelos de María Antonia fue de los llamados morganáticos, pues mis Medina, creo que labradores y pequeños propietarios de la Vega granadina enlazaron mediante esta boda con una familia de noble abolengo como los Zayas-Fernández de Córdova, por tanto era un matrimonio desigual, como se puede comprobar en el expediente matrimonial de dicha pareja.


Mi investigación genealógica para conocer mi nexo con María Antonia, con la valiosa ayuda de Agustín, además se vio favorecida documentalmente gracias al trabajo que realizó Alfredo Rodríguez Villegas, que se me adelantó en el tiempo e hizo algo que yo pretendía hacer, investigar sobre dicha mujer. Pero admito que su trabajo, reflejado en su libro Linaje y biografía de Doña María de Zayas... (Granada, 2022) es mucho mejor de lo que yo nunca hubiera podido realizar. Así que enhorabuena a él y muchas gracias a Agustín y Alfredo.

Logo de la Fundación Zayas. Fuente: página web de la propia Fundación

martes, 10 de enero de 2023

La penumbra sobre el Hotel Corona de Aragón

Descubrir ciudades nuevas es un placentero pasatiempo que tengo, ver sus monumentos, patearme sus calles mientras me empapo de su característica idiosincrasia, de su ambiente que lo recubre todo.


Hace ya casi 12 años fue cuando pisé por primera y única vez una de las ciudades más importantes e históricas de nuestro país: Zaragoza. El par de jornadas que por allí anduve, en otras circunstancias hubieran valido para conocer someramente lo más importante de la urbe. Pero por compromisos políticos que no vienen al caso, tengo pospuesto todo aquello que no pude conocer para una mejor y espero próxima ocasión.


En aquel tiempo yo ya llevaba años investigando acerca del terrorismo, y como amante de la historia de mi país fui conocedor en su momento de un suceso que pasó a las páginas más negras de la Historia de España. En julio de 1979 ocurrió un voraz incendio en el Hotel Corona de Aragón de Zaragoza, con un saldo catastrófico de más de 80 muertos y más de 100 heridos. Era uno de aquellos acontecimientos trágicos que aparecían en las crónicas de sucesos de los periódicos, sucesos tristemente habituales en la época. En mi investigación juvenil supe del vuelco que dio el caso, pues dadas las circunstancias existía la sospecha de que fue un incendio provocado. La investigación de la época, y a pesar de que hubo llamadas telefónicas reivindicando el atentado en nombre de ETA, dictaminó que el fuego fue fortuito a partir de un incendio en la churrería de la planta baja, incendio que se extendió al resto del edificio causando así tanta muerte. Pero las víctimas fueron reconocidas en el año 2000 gracias a la Ley 32/1999 de Solidaridad con las Víctimas del Terrorismo, reabriendo así el caso y transmutándolo de catástrofe accidental a posible atentado. Años después, el Tribunal Supremo indicó que el incendio fue intencionado. Éste se extendió gracias a un agente externo, un acelerante utilizado ex profeso, viéndose así la intencionalidad del mismo.

Fuente:https://www.hoyaragon.es/noticias-sucesos/incognitas-atentado-terrorista-del-hotel-corona-de-aragon/

En cuanto a la autoría, es hoy día desconocida, muchas víctimas y políticos achacan el ataque a ETA, o a grupos como el FRAP. Yo en cambio tengo mi propia hipótesis, sumamente delicada e incómoda, y que es compartida por otros. Pienso que el efímero FRAP, de capa caída en aquella época no tenía la capacidad de cometer un atentado de esta magnitud. Y en cuanto a ETA, en esos años de la Transición es cuando más fuerte estuvo (eran los llamados Años de Plomo), pudo haber realizado un atentado de una envergadura tal (en el pasado había incendiado y atacado establecimientos como el Club Marítimo El Abra, utilizado cócteles molotov), pero infiltrarse de incógnito en un edificio que en teoría debería estar vigilado y causar un incendio desde dentro me lleva a dudar de la capacidad logística de esta banda terrorista.


Así pues las llamadas reivindicando el atentado en su nombre, pienso que pudieran ser para adjudicarle el atentado como un acto de falsa bandera, y que el mismo en verdad lo cometieran personas del entorno de las altas esferas del Estado, militares o elementos ultras del búnker franquista. Estamos hablando de una época con un constante ruido de sables, ultraderechistas que pretendían una involución en la Transición, la intentona golpista Operación Galaxia que pretendía parar las reformas democratizadoras del país fue desmantelada apenas unos meses atrás. Y es en este punto, cuando hay que recordar que en el mencionado Hotel se alojaban muchas familias de militares por el acto de entrega de despachos en la Academia Militar de Zaragoza, entre ellas la propia familia Martínez-Bordiú Franco, entre la que se encontraba Carmen Polo, viuda del dictador Franco, familia que pudo escapar del incendio.

Fuente: https://www.zaragoza.es/ciudad/usic/detalle_Noticia?id=223768

Esta hipótesis no confirmada que manejo, convertiría al incendio del Corona en el atentado terrorista más mortífero ocurrido en España hasta entonces (en 2004 le superaría el atentado del 11-M, y eso sin contar a las casi 600 víctimas mortales del accidente aéreo de Los Rodeos en Tenerife en 1977, ocurrido en origen a causa de la explosión de una bomba del MPAIAC en el Aeropuerto de Gran Canaria). Y si la hipótesis de la autoría ultraderechista se confirmara, repito aún sólo es una hipótesis de trabajo, convertiría al suceso además en un intento de golpe de Estado, pues con las llamadas adjudicándoselo a ETA, azuzaría así a las fuerzas militares, que hartas y golpeadas por el terrorismo nacionalista y de extrema izquierda, pedían un golpe de Estado que volviera a la situación anterior a la muerte de Franco.


¿Se llegará a saber algún día la verdad? ¿Fue ETA, fue la extrema derecha? Si es como pienso y es el segundo caso, sería un grave acto de traición de aquellos que se decían garantes de la seguridad del país. ¿Se les fue quizás de las manos la magnitud del atentado a unos o a otros?, y de ahí la nula intención por aclarar el asunto. Las víctimas, sus familias y la Historia piden no sólo el recuerdo, también la verdad. Todo esto me viene a la mente al recordar cómo sorpresiva y fugazmente pasó ante mí la silueta del antiguo Hotel Corona de Aragón (hoy Meliá) en mi viaje en taxi durante aquella madrugada de 2011 cuando pasábamos por la avenida César Augusto, hoy tranquila, otrora lugar de espanto. El Hotel apareció como una figura fantasmal en la noche, pues pase el tiempo que pase, siempre será el espectro de un cruel momento de la Historia de España.

martes, 3 de enero de 2023

Año nuevo incendiario

Es algo tristemente habitual. Y no hablo de los ataques de kale borroka que los Jarrai batasunos cometían cada día en el País Vasco y Navarra. Hablo de los incendiarios que pululan por el resto de nuestras geografías, sin más adscripción política que la de hacer daño o vanagloriarse ante su ímpetu pirómano. Hacía ya tiempo que no me cruzaba con los restos "festivos" de ese animal humano que nos rodea y convive en franca armonía con nosotros, el cabestrus hispanicus. Forma parte de una especie que abunda concretamente en aquellos países en los que ante una falta de mejores cosas que hacer (o quizás porque ya se tiene de todo que hacer), se deleitan en demostrar a los demás lo bellacos que son, haciendo el mal allá por donde pasan, sin más fin que el de recrearse en el daño per se.


Ese ser primigenio, heredero directo de nuestros ancestros simiescos y lleno de testosterona que demostrar, a falta de materia gris de la que presumir sabiamente, hace alarde de sus conocimientos en la creación del fuego intentando asemejarse al titán Prometeo, pero en vez de ser uno moderno que nos ilumine el futuro, su llama iluminadora no es más que el fuego que existe en lo más profundo de la cueva donde aún habita.


Así de esta manera, ayer día 2 de enero, cuando me disponía a levantar mi trocito de país con mi esfuerzo diario, como digo, me crucé con los restos que habían dejado dichos seres, en concreto en la avenida de Madrid frente a la actual Escuela de Posgrado. Allí, pocas horas antes quemaron dos contenedores, uno de los cuales aún permanecía con su esqueleto ennegrecido. El mismo seguramente era de reciclado de papel, pues algún libro quedaba disperso por el suelo, evocando aquellas masivas quemas de libros del pasado. Viva imagen del cerebro del incendiario, evitando en este caso que un libro, sea de la temática que sea, pueda reciclarse en otro bien esencial. El incendio provocado, dañó ligeramente el árbol colindante, y quemó por completo la parte trasera de un vehículo aparcado al lado. "¡Qué buena manera de empezar el año!", pensaría seguramente su afligido dueño.

De seguro que estas alimañas, henchidas de heroísmo y hombría habrán pensado que los barrenderos, bomberos y chapistas necesitan trabajar, de ahí su generosa dádiva festiva. Bueno, que ellos sigan a lo suyo, que los dentistas, policías y funcionarios de prisiones también han de seguir con su tarea. Así nos va.