Hubo un tiempo en que importantes personajes de la Historia realizaron grandes gestas por las que han pasado a la posteridad. Fueron aquellos que traspasaron el límite de lo conocido y se enfrentaron a la incertidumbre, a un mundo inexplorado donde múltiples peligros podían, y de hecho lo hacían, terminar con sus vidas. Cuando los exploradores terminaron de dar a conocer al resto del planeta todos los rincones de la Tierra, sólo las profundidades marinas siguen siendo aquel lugar de nuestro planeta que queda por conocer, pues sólo un pequeño porcentaje ha sido explorado. El reino abisal esconde aún muchos secretos.
Desde que muchas cosas se han democratizado en nuestras sociedades, aquellas gestas han dejado de estar circunscritas a un pequeño número de personas, y hoy muchas se aventuran a lo desconocido, al riesgo y a vivir emociones que los saque de una vida monótona y encorsetada. Desde aquellos que hoy en día "hacen turismo" de masas un tanto repugnante a la cima del Everest, a otros que recorren otras aventuras lanzando con su actividad un gesto que pueda concienciar o ayudar a los demás. Son los casos de gente que recorre el mundo con un mensaje o con un fin solidario, de concienciación social.
Y uno de esos infatigables aventureros es el protagonista de estas letras de hoy, alguien al que conozco muy bien, mi gran amigo José Antonio Martín García. Toda su vida ha sido un ejemplo de superación, pues nació con una discapacidad física que le impidió usar sus piernas, y desde niño su medio de locomoción son unas ruedas con las que ha rodado a lo largo y ancho del planeta. Muchos de nosotros, bípedos que usan sus piernas sin ningún tipo de problema físico, nos volvemos en cierta manera discapacitados funcionales al no saber dar un uso pleno a nuestra suerte física de poder caminar. Aunque estemos de pie, en muchas ocasiones no lo estamos en marcha, sino con una preocupante indolencia.
En estos días mi amigo José Antonio se encuentra de lleno en la realización de su mayor gesta hasta el momento: recorrer en un viaje en coche el territorio de lo que antaño fueron los dominios españoles en América. Desde la Florida hasta el punto más lejano del cono sur, atravesará aquellos lugares de singular belleza, protagonistas en la Historia del Imperio español. Una vez acabada la primera etapa de su viaje y traspasada la primera frontera, José Antonio sigue su camino ilusionado por todos esos parajes que va descubriendo, conociendo gente interesante, palpando sus costumbres y saboreando nuevas comidas.
José Antonio, como digo, ha sido y es ejemplo de superación toda su vida. Con el viaje que emprende, explorador sobre ruedas, pretende concienciar a otras personas que como él tienen algún tipo de discapacidad. Pero no sólo eso, sino que además creo que es ejemplo para todos aquellos bípedos estáticos que no entienden que su mayor freno es el mental.
Por tanto, mientras José Antonio sigue su conquista del paraíso, y en honor a su ejemplo, vivamos la aventura de nuestras vidas. Muchas gracias José, ¡buen trayecto!