Cuando empecé a investigar mi genealogía, recuerdo que algunos de mis familiares que supieron de mi nuevo pasatiempo investigador, comentaron medio jocosos, que estaría bien si encontraba algún antepasado de linajuda familia de la que poder heredar algún bien económico. Y es que mi núcleo familiar y mis ancestros más inmediatos han sido trabajadores de clase humilde y en algún caso de trabajadores que llegaron a clase media, y alguno algo más. Aunque han pasado ya 10 años de mis primeras búsquedas en serio, aún es pronto para hablar de algún ascendiente que perteneciera a los peldaños más altos de la escala social, aunque hay varias posibilidades en investigación que hace falta aún confirmar.
Cuando uno tiene algo de tiempo, y además las facilidades tecnológicas de hoy en día lo permiten, es fácil encontrar rápido posibles coincidencias o vínculos familiares, sobre todo si es gracias a tirar del hilo a través de apellidos poco frecuentes, buscando en viejos documentos llenos de historia. Esa fue la manera por la que descubrí mi parentesco relativamente cercano (genealógicamente hablando) con alguien perteneciente a la nobleza, personajes pudientes de mi ciudad, y además descendientes por otra rama, de un famoso linaje. Dado que estuve investigando el apellido Medina, perteneciente a mis ancestros de Albolote y Cúllar Vega a principios de siglo XIX, de casualidad descubrí que una famosa mujer de Granada descendía de otros Medina de dichas localidades. Así que por ello se me activó el radar genealógico.
Esta mujer, que se llamaba María Antonia Zayas Ossorio-Calvache, era hija única de Francisco Zayas Delgado, la cual heredó un gran patrimonio disperso por toda la provincia. Su padre, también pariente mío, llegó a ser concejal del Ayuntamiento de Granada, y el abuelo paterno de ella (casado con una pariente mía), Mariano Zayas de la Vega, fue alcalde de Granada, presidente de la Diputación y senador. Por su lado Zayas, descendía de los Fernández de Córdova, parientes por tanto del afamado Gran Capitán. María Antonia al morir en 1979 sin descendencia, dejó todo su patrimonio para crear una institución benéfica para personas necesitadas de la Tercera Edad, la actual Fundación Zayas. Tanto ella como su padre murieron en su casa de la placeta de San Agustín de Granada, así que ella fue vecina de mis bisabuelos materno-paternos, habitantes del edificio contiguo de dicha plaza.
En el momento de dar con ella creí ver que esta mujer y su padre pudieron ser parientes míos por parte de mi padre por la concordancia de apellidos, así que empecé a consultar documentación antigua, conseguida por internet, y llegado a un punto difícil de traspasar para mí, obtuve el dato buscado durante bastante tiempo gracias a mi ex compañero de carrera y genealogista Agustín Rodríguez Nogueras, que había investigado los libros parroquiales de Cúllar Vega. De este modo pude confirmar que María Antonia y yo descendemos del matrimonio de Juan Manuel Martín de Medina y María Antonia Zamora (casados en 1791). Yo de su hijo Diego Medina, y María Antonia de la hija, María Martín de Medina. Por tanto Francisco Zayas Delgado fue primo 2º de mi tatarabuela Trinidad Casado Medina, y María Antonia Zayas fue prima 3ª de mi bisabuela Trinidad Junco Casado.
Curiosidades genealógicas aparte, tener tal parentesco en nada cambia mi vida, sólo lo haría a un presuntuoso con ínfulas y ganas de sacar rédito. Creo que la nobleza no se demuestra con la sangre, pretendidamente azul, sino con el corazón que la bombea.
El matrimonio de los abuelos de María Antonia fue de los llamados morganáticos, pues mis Medina, creo que labradores y pequeños propietarios de la Vega granadina enlazaron mediante esta boda con una familia de noble abolengo como los Zayas-Fernández de Córdova, por tanto era un matrimonio desigual, como se puede comprobar en el expediente matrimonial de dicha pareja.
Mi investigación genealógica para conocer mi nexo con María Antonia, con la valiosa ayuda de Agustín, además se vio favorecida documentalmente gracias al trabajo que realizó Alfredo Rodríguez Villegas, que se me adelantó en el tiempo e hizo algo que yo pretendía hacer, investigar sobre dicha mujer. Pero admito que su trabajo, reflejado en su libro Linaje y biografía de Doña María de Zayas... (Granada, 2022) es mucho mejor de lo que yo nunca hubiera podido realizar. Así que enhorabuena a él y muchas gracias a Agustín y Alfredo.
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