Descubrir ciudades nuevas es un placentero pasatiempo que tengo, ver sus monumentos, patearme sus calles mientras me empapo de su característica idiosincrasia, de su ambiente que lo recubre todo.
Hace ya casi 12 años fue cuando pisé por primera y única vez una de las ciudades más importantes e históricas de nuestro país: Zaragoza. El par de jornadas que por allí anduve, en otras circunstancias hubieran valido para conocer someramente lo más importante de la urbe. Pero por compromisos políticos que no vienen al caso, tengo pospuesto todo aquello que no pude conocer para una mejor y espero próxima ocasión.
En aquel tiempo yo ya llevaba años investigando acerca del terrorismo, y como amante de la historia de mi país fui conocedor en su momento de un suceso que pasó a las páginas más negras de la Historia de España. En julio de 1979 ocurrió un voraz incendio en el Hotel Corona de Aragón de Zaragoza, con un saldo catastrófico de más de 80 muertos y más de 100 heridos. Era uno de aquellos acontecimientos trágicos que aparecían en las crónicas de sucesos de los periódicos, sucesos tristemente habituales en la época. En mi investigación juvenil supe del vuelco que dio el caso, pues dadas las circunstancias existía la sospecha de que fue un incendio provocado. La investigación de la época, y a pesar de que hubo llamadas telefónicas reivindicando el atentado en nombre de ETA, dictaminó que el fuego fue fortuito a partir de un incendio en la churrería de la planta baja, incendio que se extendió al resto del edificio causando así tanta muerte. Pero las víctimas fueron reconocidas en el año 2000 gracias a la Ley 32/1999 de Solidaridad con las Víctimas del Terrorismo, reabriendo así el caso y transmutándolo de catástrofe accidental a posible atentado. Años después, el Tribunal Supremo indicó que el incendio fue intencionado. Éste se extendió gracias a un agente externo, un acelerante utilizado ex profeso, viéndose así la intencionalidad del mismo.
En cuanto a la autoría, es hoy día desconocida, muchas víctimas y políticos achacan el ataque a ETA, o a grupos como el FRAP. Yo en cambio tengo mi propia hipótesis, sumamente delicada e incómoda, y que es compartida por otros. Pienso que el efímero FRAP, de capa caída en aquella época no tenía la capacidad de cometer un atentado de esta magnitud. Y en cuanto a ETA, en esos años de la Transición es cuando más fuerte estuvo (eran los llamados Años de Plomo), pudo haber realizado un atentado de una envergadura tal (en el pasado había incendiado y atacado establecimientos como el Club Marítimo El Abra, utilizado cócteles molotov), pero infiltrarse de incógnito en un edificio que en teoría debería estar vigilado y causar un incendio desde dentro me lleva a dudar de la capacidad logística de esta banda terrorista.
Así pues las llamadas reivindicando el atentado en su nombre, pienso que pudieran ser para adjudicarle el atentado como un acto de falsa bandera, y que el mismo en verdad lo cometieran personas del entorno de las altas esferas del Estado, militares o elementos ultras del búnker franquista. Estamos hablando de una época con un constante ruido de sables, ultraderechistas que pretendían una involución en la Transición, la intentona golpista Operación Galaxia que pretendía parar las reformas democratizadoras del país fue desmantelada apenas unos meses atrás. Y es en este punto, cuando hay que recordar que en el mencionado Hotel se alojaban muchas familias de militares por el acto de entrega de despachos en la Academia Militar de Zaragoza, entre ellas la propia familia Martínez-Bordiú Franco, entre la que se encontraba Carmen Polo, viuda del dictador Franco, familia que pudo escapar del incendio.
Fuente: https://www.zaragoza.es/ciudad/usic/detalle_Noticia?id=223768
Esta hipótesis no confirmada que manejo, convertiría al incendio del Corona en el atentado terrorista más mortífero ocurrido en España hasta entonces (en 2004 le superaría el atentado del 11-M, y eso sin contar a las casi 600 víctimas mortales del accidente aéreo de Los Rodeos en Tenerife en 1977, ocurrido en origen a causa de la explosión de una bomba del MPAIAC en el Aeropuerto de Gran Canaria). Y si la hipótesis de la autoría ultraderechista se confirmara, repito aún sólo es una hipótesis de trabajo, convertiría al suceso además en un intento de golpe de Estado, pues con las llamadas adjudicándoselo a ETA, azuzaría así a las fuerzas militares, que hartas y golpeadas por el terrorismo nacionalista y de extrema izquierda, pedían un golpe de Estado que volviera a la situación anterior a la muerte de Franco.
¿Se llegará a saber algún día la verdad? ¿Fue ETA, fue la extrema derecha? Si es como pienso y es el segundo caso, sería un grave acto de traición de aquellos que se decían garantes de la seguridad del país. ¿Se les fue quizás de las manos la magnitud del atentado a unos o a otros?, y de ahí la nula intención por aclarar el asunto. Las víctimas, sus familias y la Historia piden no sólo el recuerdo, también la verdad. Todo esto me viene a la mente al recordar cómo sorpresiva y fugazmente pasó ante mí la silueta del antiguo Hotel Corona de Aragón (hoy Meliá) en mi viaje en taxi durante aquella madrugada de 2011 cuando pasábamos por la avenida César Augusto, hoy tranquila, otrora lugar de espanto. El Hotel apareció como una figura fantasmal en la noche, pues pase el tiempo que pase, siempre será el espectro de un cruel momento de la Historia de España.
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