Los caminos son incontables, tantos como personas hay y ha habido en la Tierra, y el rumbo que se tome para ese momento tan minúsculo que llamamos vida. Ahora me encuentro en uno de esos grandes edificios, verdadero cruce de caminos, de aquellos que van, de aquellos que vienen.
viernes, 14 de noviembre de 2025
Serenatas X. Deutschland.
miércoles, 12 de noviembre de 2025
Apuntes genealógicos XXVII. Aurelio López Azaustre
Había pasado demasiado tiempo hasta hace un par de semanas, muchos meses de sequía literaria e intelectual, pues el devenir de los acontecimientos ha hecho que me ocupe y preocupe de otros asuntos más perentorios. Retomé con decisión la escritura para el Blog en septiembre (aunque ahora publico el artículo), un mes simbólico acerca de una persona de la que he escrito y dedicado mucho tiempo este año por haberse celebrado varias efemérides sobre él.
Es
curioso que habiendo dedicado mucho tiempo a su figura artística, haber escrito
tanto sobre él, y ser uno de los tres orgullos de mi familia, aún no le haya
dedicado unas letras, aunque sean reiterativas, en esta sección genealógica de
mi Blog. Quizás haya sido por la abundancia de testimonios míos sobre él, pero
dada la efeméride de este año, no quiero dejarlo pasar por alto.
Por tanto, voy a hablar de nuevo y para que quede constancia en esta sección, de mi tío abuelo Aurelio López Azaustre. Al contrario que en otros textos genealógicos del Blog cuando he de trasladarme muy atrás en el tiempo para hablar de sus protagonistas, en este caso no hay que viajar mucho, pues el nexo genealógico es muy cercano y no hay que reconstruir apenas el trazado del árbol, ya que era hermano de mi abuelo Juan López Azaustre. Los azares del destino me permitieron tan sólo conocer a Aurelio levemente, pues cuando él falleció en nuestra ciudad de Granada en mayo de 1988, yo apenas contaba con tres años y medio. Así que mis recuerdos de él sólo se circunscriben a una vaga imagen, un momento de visita a su casa, y yo tan minúsculo de tamaño, rememoro la altura de mis padres, la de él y su esposa Conchita mientras hablaban en su pasillo rodeados de tantas esculturas que él realizó durante su trayectoria artística. Alguna de esas obras, recuerdo verlas con miedo, por el realismo tétrico que transmitían, como el sufriente "Ecce Homo" que daba la bienvenida a su casa y ante el cual siempre apartaba la mirada por el temor que me provocaba que esos ojos se movieran hacia mí.
Yo,
amante de la fotografía antigua y de los recuerdos familiares, tan sólo poseo
dos fotos con él. Aunque técnicamente en verdad sólo sea una. Pues la primera
es una foto grupal en la que aparecen él y mi madre, entonces embarazada,
siendo yo el feto en desarrollo en su interior. La otra la tomó mi padre a los
pocos días de yo nacer, mientras Conchita me sujetaba bajo la cariñosa mirada de
ella y de Aurelio. Una foto que resultó ser un tesoro cuando comprobé que el niño
de la instantánea era yo y no otro, al verla entre los negativos de un carrete
de mi padre con el título de mis primeros días de vida.
En varios artículos tanto físicos como por internet he plasmado en las repetidas ocasiones que se me ha pedido u ofrecido la oportunidad, sucintas biografías de Aurelio, así como un resumen de su obra, pero en este 2025 se han cumplido dos efemérides que también he tratado. Así que las comento brevemente.
Una
de las obras más famosas de Aurelio es una gran obra escultórica que realizó en
el barrio del Zaidín de Granada para el pueblo alicantino de Ibi. Simple en sus
formas, pero magna en tamaño, el Monumento escultórico de los Reyes Magos se
realizó como homenaje a la infancia y a la figura de los tres Magos de Oriente para
una localidad situada en una comarca donde la industria del juguete es motor económico.
El día de Reyes de 1975 dicho monumento se inauguró con la presencia de
Aurelio. En relación a ese cincuentenario he realizado varios escritos al respecto,
así como he tenido el honor de haber sido el pregonero de las pasadas fiestas
de Navidad en Ibi, en nombre de la familia de Aurelio.
La
otra efeméride, crucial, no es ni más ni menos que el centenario del nacimiento
de Aurelio. Antiguamente, las inscripciones de los nacimientos en los Registros
Civiles no eran tan rigurosas como lo puedan ser hoy. Sé de casos que los
inscritos lo hacían con una fecha de nacimiento diferente a la real, pues por
diversas circunstancias el acto registral no se hacía con la celeridad
deseable, y que en el momento del registro se aportara otra fecha más cercana
al acto burocrático. Es el caso de Aurelio, pues en su partida de nacimiento
indica que nació en Granada en septiembre de 1925, pero su partida de bautismo
del mes de julio de 1925 indica que nació el 15 de junio de 1925. Obviamente es
más creíble el dato que aporta la partida bautismal. Hay que indicar que
entonces los padres de Aurelio, mis bisabuelos, no estaban casados. Lo harían
posteriormente. La viuda de Aurelio, Concepción Muñoz Torres, me indicó al
respecto que además Juan López Rodríguez, padre de Aurelio y de mi abuelo, se
encontraba largas temporadas fuera de Granada pues era Oficial de Telégrafos,
así que aprovecharían alguna de sus presencias para registrarlo civilmente.
Esta importante efeméride, los 100 años del nacimiento de Aurelio me hizo
intentar homenajearlo de nuevo, aunque finalmente no ha sido con la grandiosidad como me hubiera gustado y él se merecía. Colaboré aportando datos al periodista de Ideal José Antonio
Muñoz para el artículo que escribió en su periódico el pasado mes de junio
conmemorando el centenario de Aurelio. No está de más que en fechas tan
señaladas recordemos a los nuestros.
Aunque
el Doctor en Bellas Artes Gonzalo Cano Castilla realizó su Tesis Doctoral en
2003 sobre la vida y obra de Aurelio López Azaustre, y casi todo lo que había que
saber de nuestro artista ya está allí escrito, siempre he tenido interés en hacer
un pequeño libro biográfico hablando de Aurelio y de su obra, para facilitar su
acceso al gran público. No desisto, tiempo al tiempo.
Para
conocer a este hombre sencillo y humilde, y admirar su talento artístico lo más
fácil es contemplar su obra, hoy diseminada por nuestra geografía, en
infinidad de organismos, iglesias o propiedades privadas.
Aurelio
realizó multitud de obras de diferente temática, llevándolas a cabo con diferentes
materiales de los cuales era virtuoso, sobre todo la madera, el uso de marfil,
o la terracota. Es básicamente conocido como Maestro-Imaginero, escultor de
obras religiosas muy celebradas. A sus Vírgenes procesionales "La Concha" y de los
Dolores en Granada, habría que sumar un maravilloso Cristo de la Humildad en su
Flagelación en Sanlúcar la Mayor (Sevilla), entre otras más. Esa estatuaria
religiosa se ve aumentada por infinidad de pequeñas esculturas de crucificados,
dolorosas, santos que adornan multitud de iglesias.
Santísimo Cristo de la Liberación, de Granada. Foto Francisco Canales.
Fray Escoba, Granada. Foto Francisco Canales.
Fray Leopoldo, Granada. Foto Francisco Canales.
"La Concha", Granada. Foto Francisco Canales.
Pero
Aurelio realizó también innumerable obra profana, pasando del realismo de los
bustos que realizaba a amigos y personas por encargo, a otras más figurativas,
donde lo abstracto juega con los conceptos en múltiples formas.
Busto del padre de Aurelio, Juan López Rodríguez, mi bisabuelo, hoy denominado de San Juan de Dios. Granada. Archivo Francisco Canales.
Busto de José María Garrido Lopera. Granada. Archivo Francisco Canales.
Maternidad. Granada. Foto Francisco Canales.
Aurelio fue además profesor de la Escuela de Artes y Oficios de Granada, donde su maestría guio a decenas de incipientes artistas. Hoy su legado permanece en sus obras, que al ser admiradas continuamente insuflan vida a la memoria de este gran hombre. En el recuerdo.
Para saber más:
domingo, 9 de noviembre de 2025
Apuntes genealógicos XXVI. Joaquín Pérez Azaústre
Debo decir que mi afición a la escritura es en términos temporales algo muy reciente. Salvo algunas Cartas al Director escritas para prensa y mis conatos con el grupo Carpe Diem, fue sólo a raíz de mis investigaciones cuando hace unos 13 años empecé a dar forma a reflexiones y estudios, si bien muchos años antes ya iba rumiando bocetos con mi ordenador, hoy todos ellos lánguidos en la penumbra de carpetas cibernéticas nunca más abiertas. Me gusta dar forma a ideas con el teclado, ya que quizás por lo vergonzoso de mi carácter, siento que es como mejor me comunico. Aunque todo sea dicho, considero que esta manera de escritura con el ordenador (máquina de escribir antaño) pierde cierto encanto, pues la personalidad de un escritor no sólo se transmite por las palabras que uno escribe, sino también por el trazo de la escritura a mano, el reflejo de su alma trasladada al papel. No ha de perderse esa habilidad que nos ha hecho humanos.
Siento como una pesada losa sobre mi ser que esta afición con la que tanto disfruto surgiera en mí de manera tan tardía. Son tantas cosas que hoy lamento no haber hecho antes, o directamente no haber hecho. El tiempo vuela, y esos errores duelen más conforme las páginas del calendario pasan como el castigo de una flagelación. Años antes que mi afición por la escritura, desarrollé el gusto por las letras. El encanto del libro creó en mí una bibliofilia diogénica, de angustiosa custodia del saber, tan limitado en lo temporal como en lo espacial. En mi casa siempre ha habido libros, no sólo los que se han ido adquiriendo, también los libros infantiles o juveniles que me han ido regalando desde chico, así como la importante herencia de libros de un querido tío abuelo, humilde escritor también, del cual quizás yo haya podido heredar esta faceta. Así lo cree mi madre. Desde mi juventud y con mis pagas y primeros sueldos empecé a adquirir libros a mansalva, desde cómics a novelas, pero sobre todo ensayos históricos, creando entre todo una imponente biblioteca familiar que considero un auténtico tesoro.
Todo este prólogo autobiográfico lo traigo a colación por el honor de tener un pariente conocido y reconocido a nivel literario. Es un primo lejano del que llevaba tiempo queriendo hablar en esta sección de mi blog, pues ya sabía de su existencia cuando empecé a estudiar mi genealogía en 2012. Se llama Joaquín Pérez Azaústre y aunque sospechaba que pudiera haber relación de parentesco, pues nuestro apellido Azaustre común es escaso, hasta un tiempo después no pude conocerla. Al poco de empezar mi investigación genealógica me puse en contacto con un primo lejano de Alcaudete (Jaén), Tano García, del que ya he hablado en el blog y que ya llevaba años investigando no sólo el apellido Azaustre, sino a las familias de su pueblo. En aquel momento el escritor no estaba unido al tronco general en ninguna de las investigaciones que ambos realizábamos. Tano hizo una ingente labor de investigación, y desde que nos conocimos pude poner mi granito de arena en la investigación común, aportándole no sólo datos de mi tronco Azaustre, sino datos que por mi propio lado iba consiguiendo. Este fue el caso de Joaquín, pude conseguir los datos que facilitaron la unión de su núcleo familiar al tronco general investigado por Tano, pues el abuelo Azaustre del escritor provenía del mismo Alcaudete. Como curiosidad y si no me equivoco, creo que la familia del escritor Joaquín Pérez Azaústre es la única de todo el árbol Azaustre que añade la tilde a la U del apellido.
Tras la unión tanto de mi rama como la del escritor al tronco Azaustre, pude establecer el nexo genealógico de la siguiente manera: mi madre Aurelia López Garrido es prima 6ª del mencionado Joaquín Pérez Azaústre, pues ambos descienden del matrimonio alcaudentense formado en 1741 entre Juan Manuel Zaustre e Isabel Jiménez y Fernández. Un parentesco lejano, pero no por ello carente de gustosa curiosidad.
Joaquín nació en Córdoba en 1976, como hijo de Joaquín y María Consuelo. Licenciado en Derecho, empezó a publicar muy joven, ha escrito novelas como América (2004), Atocha 55 (2020), o Querido hermano (2023). También es poeta y además ejerce la labor de articulista, con artículos de opinión en periódicos como Diario Córdoba, La Razón, El Día de Córdoba o El País, y revistas como Letra Internacional y Mercurio. Por todo ello ha recibido múltiples premios entre ellos el Adonáis, el Premio Meridiana, el Loewe, y por su podcast "No eran molinos. Clásicos de la literatura Española" de RNE el Premio Nacional Fomento de la Lectura.
Joaquín aparece en noticias del periódico Ideal sobre su faceta de escritor allá por el 2001, justo cuando empecé a leer con detenimiento diario la prensa que coleccionaba. Pero entonces no tenía yo ese interés por la escritura, mis lecturas iban por otros derroteros y en los periódicos me centraba en otro tipo de noticias, por lo que es muy seguro que a las noticias en las que le veía no le dedicara mucho tiempo. Eso sí, quizás al leer su nombre entonces no podía imaginar el parentesco que nos unía, una unión a la que se le suma hoy el amor por la escritura, salvando todas las abismales distancias. Y fijándome en este digno ejemplo de primo lejano, y de otros amantes de las letras y la escritura que he tenido más cerca en la familia como mi tío José María (del que he de volver a escribir), me obligo a proseguir por este camino de la escritura. Y no sólo por el placer de escribir y de comunicar, sino que es además una excelsa manera de permanecer en el tiempo más allá de la próxima e inevitable muerte. Las palabras que son escritas, permanecen, ¡qué mejor legado!
Para saber más:
https://es.wikipedia.org/wiki/Joaqu%C3%ADn_P%C3%A9rez_Aza%C3%BAstre
https://www.juntadeandalucia.es/cultura/caletras/autores/joaquin-perez-azaustre
viernes, 7 de noviembre de 2025
Apuntes genealógicos XXV. Marcelo Junco Molina
Hoy vuelvo a esta sección de mi blog para hablar de una persona de la que llevaba muchos años siguiendo la pista genealógica, y no ha sido hasta hace unas pocas semanas cuando he podido conseguir el testimonio gráfico con los datos que me faltaban para confirmar documentalmente el nexo genealógico que tenemos. Unos datos gracias a la labor investigadora de dos autores, cuyo libro, del que también estuve años detrás de él, no ha sido hasta ahora cuando he podido adquirirlo.
Una parte de mis ancestros eran naturales de Ogíjares, pueblo de la Vega de Granada cercano a mi ciudad. De allí salió mi bisabuela paterna Trinidad Junco Casado, tras haberse casado allí con mi bisabuelo Francisco Hita Martínez. He comprobado que en esos pueblos de la Vega abundaban familias apellidadas Junco, no sólo en Ogíjares, sino en pueblos colindantes como Cúllar Vega, La Zubia, Gójar,... y las que creo que todas estaban unidas en un tronco común, como voy descubriendo tras ir uniéndolas poco a poco.
El protagonista de hoy era uno de esos parientes Junco del que conocí someramente su existencia tras buscar el apellido hace años en internet y aparecer él en noticias actuales sobre nuestra Guerra Civil, pues fue uno de los asesinados en la contienda. Se llamaba Marcelo Junco Molina y cuando supe de él, no pude determinar el nexo que nos unía, más allá de intuirlo. Conforme descubría parientes Junco, más se acercaba la posibilidad de un nexo cercano, pues el nombre de Marcelo empezó a aparecer en varias ocasiones en la familia. Es el caso de un hermano de mi mencionada bisabuela, Marcelo Junco Casado, fallecido con 10 años de edad en el famoso brote epidémico de cólera de 1885. La solución al misterio estaba en los libros parroquiales y municipales de Ogíjares, pero los municipales sólo pude investigarlos parcialmente, y no llegué a los libros clave.
Así que tras dar forma frondosa a esa zona de mi árbol genealógico, el dato para unir a Marcelo con el resto de la familia me vino dado en un primer momento gracias al testimonio de la pariente Mercedes Montes (sobrina nieta del referido Marcelo) y recientemente al libro "Ogíjares 1931-1939", de los autores Gustavo García García y Víctor R. López Plata. Visité a Gustavo hace años en Ogíjares durante aquellos momentos de investigación, pero no pude conseguir el libro. Era además autor del libro "Cúllar Vega 1931-1939", publicado 4 años después del de Ogíjares, y en el que aparecían otros posibles parientes. El libro de Ogíjares después de mucho tiempo, pude comprarlo hace dos meses por internet en una página especializada en segunda mano y anticuarios. Recibido por fin, en sus páginas se detalla el periodo de la II República y la Guerra Civil en Ogíjares, y habla de las diferentes víctimas que en el pueblo causaron los golpistas. Tristemente Marcelo fue una de ellas. De ideología de izquierdas, vivía en el Lugar Bajo, cerca de donde nació y se casó mi bisabuela. El libro de Ogíjares indica que estaba afiliado a la UGT y a su Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra, pues era jornalero, aunque el periódico Granada Hoy indicó que era afiliado a la CNT. Marcelo no huyó tras el Alzamiento de julio de 1936 pues dijo que nada tenía que temer. A pesar de ello fue detenido en el Cuartel de la Guardia Civil de Armilla y hecho desaparecer en el mes de agosto tras presumiblemente ser fusilado en las cercanías de Alhendín. Su cuerpo no ha aparecido aún. A sus 39 años dejó esposa Pilar Montalvo Quiroga y 3 hijos.
En el libro aparece además el documento que me faltaba para terminar de confirmar su filiación parental. Y fue importante porque sus padres Francisco Junco Sánchez y Carmen Molina Molina ya los tenía añadidos en mi árbol gracias a mis investigaciones previas y el contacto con Mercedes Montes. Así pues Marcelo era sobrino de mi tatarabuelo Juan Antonio Junco Sánchez, por tanto era primo hermano de mi bisabuela Trinidad Junco Casado. De esta manera con la confirmación del parentesco, creo que Marcelo puede ser la segunda víctima mortal de la Guerra Civil más cercana a mí. De la primera ya hablaré en otro capítulo de este Blog.
Gracias a Gustavo y Víctor, el recuerdo de Marcelo sigue vivo, a pesar de que hace casi 90 años personas imbuidas de odio le arrebataron injustamente la vida. Espero que gracias a las campañas memorialistas y de recuperación de cadáveres de las diferentes fosas comunes, pronto se pueda dar paz a la familia de Marcelo y homenajearle por siempre.
domingo, 2 de noviembre de 2025
Apuntes genealógicos XXIV. José Antonio Vergara Hurtado
En este otoño que parece ser el de mi regreso a una actividad que tenía muy abandonada, traigo a estas mis letras cibernéticas otra somera semblanza genealógica de esta ya asentada sección del blog.
En este nuevo capítulo traigo a una persona de la que quería hablar desde hace años, tras descubrir el parentesco que nos une, y que fue sorpresivo para mí, pues es una de las figuras reconocidas por varias generaciones de granadinos que personificamos en él la plasmación en la realidad de lo que significan nuestros recuerdos familiares.
Recibí mi primera cámara de fotos, una analógica Nikon, de manos de mis tíos Tere y Juan, en mayo de 1994 como regalo de mi Primera Comunión. Desde entonces esa cámara y las digitales que le siguieron se convirtieron en lo que un compañero de clase dijo sobre la primera: era "un apéndice" de mí. La llevaba siempre conmigo y era aficionado a fotografiar aquellos momentos que ocurrían en mi vida. Pensaba y pienso que el papel es el mejor elemento para que los recuerdos perduren (aunque el futuro en este aspecto también puede depararnos sorpresas), y en mi afán por conservar los propios, yo fotografiaba todo. Las cámaras digitales, mi primera en 2003, lo cambiaron todo. Miles y miles de instantáneas de cada momento, que son almacenadas en algo tan intangible como los bits, y que me provoca la sensación de que es como si no existieran.
Cuando yo era niño, las fotos familiares las llevaba mi padre a revelar a una afamada tienda de fotografía en el centro de nuestra ciudad, Granada. La tienda se llamaba y se llama "Goyo", y allí en esos mediados de los años 90 íbamos con nuestros carretes para que las máquinas de "Goyo" dieran vida a aquellos momentos que vivimos, y que ilusionados queríamos volver a vivir al rememorarlo papel mediante. Recuerdo la muchedumbre que como clientela se amontonaba en la tienda para ser atendida. Ese negocio de la fotografía en papel tenía mucho tirón, hasta que la fotografía digital obligó al sector a reinventarse.
"Goyo" era el alias empresarial de José Antonio Vergara Hurtado, que junto a su esposa Carmen Única Arquelladas eran el motor de ese negocio familiar, lugar que ha sido en definitiva historia viva de miles de familias granadinas durante tantos años. Fallecido en Granada en octubre de 2017, el periódico Ideal ha escrito sobre él en varias ocasiones, la última hace unos pocos días cuando la periodista María Dolores Martínez entrevistó a sus hijos Alejandro y Dacio, continuadores del legado que dejó su padre. Hará como diez años aproximadamente, durante mis investigaciones genealógicas, mi citada tía Tere me refirió que su padre, mi abuelo Juan era pariente del propio "Goyo". Investigando gracias a los datos internáuticos e históricos pude establecer el nexo exacto. José Antonio Vergara Hurtado era primo 4º de mi abuelo Juan López Azaustre, pues ambos eran trastataranietos del matrimonio formado en Granada en 1813 entre Manuel Cubillas Bernal y María Francisca Concepción Esquembri Gabaldón. No es un nexo cercano, tampoco muy lejano, lo que me sorprende es que un parentesco de esa lejanía en una ciudad como Granada pudiera ser conocido por sus protagonistas. Y es que quizás la vida de antes, en una ciudad del tamaño de Granada, se vivía más como si de un pueblo se tratara, y los parientes supieran de sí. Eran otros tiempos.
La madre de "Goyo" Filomena Hurtado Mellado era de Huéneja (algo que quizás podría emparentarme con él por partida doble, pues tengo antepasados de allí). Por parte de su padre Enrique Vergara Cubillas, una de sus ramas proviene de Córdoba, y la otra, la rama en común que tengo con él, aparecen muchos personajes interesantes, algunos de los cuales ya he hablado aquí o lo haré en breve. Según publicó Ideal, "Goyo" se dedicó a la fotografía como reinvención laboral (tras trabajar en lugares como Alemania, reinvención que aunque tardía yo también estoy experimentando), y en la actualidad alguno de sus hijos o sobrinos continúan esa labor, pues a los nombrados hijos de él Alejandro y Dacio Vergara Única, también lo hace su sobrino Jesús Vergara Molina. Éste último, y su padre Jesús Vergara Hurtado, hermano de "Goyo" han trabajado en el sector de la fotografía de bodas, ese sector que precisamente fue mi primera experiencia laboral. Quizás algo del gen fotográfico compartamos estos primos y yo. Aunque como es bien sabido, no desarrollé ese interés por la fotografía, como tan bien han hecho ellos.
En aquellas visitas que hacíamos en los '90 a la tienda de "Goyo", ni por asomo podía imaginar entonces que estábamos ante unos parientes, y dudo que ellos también lo supieran. De haberlo sabido, y de haber tenido entonces mi interés genealógico, le habría hecho muchas preguntas. Hace poco tiempo, en la tienda de nuestro protagonista, su hijo Dacio me atendió y ayudó a rescatar de mi archivo familiar imágenes antiguas de Super8 a versión digital. Antaño, "Goyo" nos ayudó a perpetuar nuestros recuerdos en papel, para que de alguna manera no muramos en el futuro. "Goyo" ya forma parte de esa historia local que siempre lo recordará. Que estas palabras ayuden a ello.
Para saber más:
https://www.ideal.es/granada/20090419/granada/mientras-existan-mesitas-noche-20090419.html
http://www.ideal.es/granada/fallece-jose-antonio-20171018105238-nt.html
http://goyofotografos.com/quienes-somos/
https://esquelas.ideal.es/necrologicas/jose-antonio-vergara-hurtado-8917.html











