En Genealogía, el estudio de los antepasados se queda sin vida si nos quedamos sólo en los nombres y fechas de los que nos precedieron. Si los archivos nos lo permiten cabría ahondar en otros aspectos de la Historia de la familia para que podamos conocer más las vicisitudes que nuestros ancestros vivieron y gracias a las cuales estamos hoy donde estamos. Uno de esos aspectos importantes a estudiar es el ámbito laboral, importantísimo pues ayuda a comprender la realidad social y económica de un país, una región, una familia.
La transmisión oral de la historia de la familia es importante a la hora de investigar la Genealogía. Si las familias no hablan, muchos de los datos de nuestro entorno (importantes o curiosos) mueren conforme mueren sus protagonistas, no pudiéndose recuperar más, a menos que por suerte contemos con fuentes escritas que nos ayuden a hacernos una idea de la realidad pasada. Hace unos años mi madre me comentó que su abuela, mi bisabuela Francisca Lopera Delgado fue modista. Además mi madre me indicó que su tío, hijo de la referida, le comentó que un año "llegó a vestir a la Tarasca". En Granada, durante las fiestas del Corpus, uno de los momentos importantes para las familias ocurre los miércoles cuando procesiona la Tarasca acompañada de Gigantes y Cabezudos, siendo la primera el conjunto de una figura femenina sobre un Dragón mitológico (la Tarasca), conjunto simbólico que representa la victoria del bien sobre el mal. Es tradición que cada año la figura de la mujer vaya ataviada con un vestido diferente, llegando a ser en la actualidad modelo o escaparate de la moda del momento para diversos diseñadores.
Asombrado por aquel dato que no conocía, intenté bucear en la documentación disponible para conocer más al respecto. Y fue así como encontré en prensa antigua digitalizada a una tal Francisca Lopera, modista que había realizado el vestido de la Tarasca, no sólo un año como se me dijo, sino al menos dos (procesiones del 10 de junio de 1914 y 2 de junio de 1915), realización que le benefició con el pago de una cantidad por sus servicios, a manos del Ayuntamiento de la ciudad (375 pesetas cada uno de los años). En la prensa de 1915 daban la noticia de que la Tarasca de ese año la realizaría la misma modista que el año anterior.
Desde entonces he intentado conocer gráficamente el desfile de la Tarasca de esos años. Primero infructuosamente, pero hace pocos días descubrí en una revista gráfica malagueña una foto de poca calidad de Torres Molina en la que aparece al fondo la Tarasca vestida por mi bisabuela en 1915, precedida de los famosos Gigantes. Por referencias de varios periódicos de la época he podido saber que la que hizo en 1914 "viste un traje de moda color tango con un sombrero vistoso de esos que tienen monumentales aigrettes", "La Tarasca, vestía precioso traje color tango, crespón de seda, con túnica de tul y cinturón ancho de seda búlgara; sombrero de ala recortada, quitasol, media y guantes blancos y zapato negro de charol. El traje, precioso, de gran moda, ha sido confeccionado (como ya saben nuestros lectores) por la modista señorita Francisca Vera (sic), y el sombrero por la señorita Mercedes Molina". Y sobre la de 1915: "La Tarasca vestía un primoroso traje de seda, adornado con galón blanco con bolillos, abanico, antucas verde y sombrero blanco con cinta azul y rosas. La toilette estuvo a cargo de la modista doña Francisca Lopera". El sombrero se confeccionó ese año en los talleres de Consuelo Rodríguez.
Y aunque en la foto de 1915 no se ve con detalle el elemento por el que me había interesado, el vestido, es una foto histórica en la que vemos la Granada de principios de siglo XX, con aquellos granadinos que vivieron unas fiestas que ahora disfrutamos nosotros, y en las que quedamos retratados para la posteridad de unos descendientes quizás también ávidos por saber qué fue de nosotros durante estos días.
Del estado actual de los trajes de mi bisabuela nada sé. En junio de 1915 se podían presentar proposiciones ante el Negociado de Fiestas del Ayuntamiento para la adquisición de dichos trajes, que se encontraban en la Conserjería del mismo. Sería un honor y una alegría poder ver de primera mano esos trajes confeccionados por manos tan familiares, si es que aún existen.
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