lunes, 2 de diciembre de 2013

Paseo por las obras del tío Aurelio

El pasado sábado 30 de noviembre de 2013 tuvo lugar en Granada una actividad cultural organizada por la Tertulia Continental. Debido al homenaje institucional realizado al escultor granadino Aurelio López Azaustre el pasado octubre, Pilar Bueno, miembro de dicha tertulia, ideó realizar una salida turística para visitar algunas de las obras de este artista que actualmente se encuentran de manera pública en nuestra ciudad. Tanto ella como su compañera Teresa Ariza organizaron el acto, con la colaboración de la Asociación Nueva Acrópolis. En la sede de esta organización, el Palacio de Abrantes, se realizó la presentación de la visita, donde como miembro de la familia de Aurelio intervine con un texto que hice para acercar al público la personalidad del artista. Inmediatamente después se inició el recorrido con la ayuda del guía turístico Isacio Rodríguez. El Doctor en Bellas Artes Gonzalo Cano Castilla, autor de una Tesis Doctoral en 2003 sobre la vida y obra de Aurelio, nos explicó delante de sus esculturas los aspectos artísticos de la realización de esas obras de arte.

A continuación dejo colgado el texto que leí esa mañana en el Palacio de Abrantes.

“Semblanza del tío Aurelio”

Por Fco. José Canales-“Azaustre” López

Buenos y fríos días a todos. En primer lugar agradecerles en nombre de mi familia y el mío propio su presencia hoy en este histórico Palacio de Abrantes, sede de la Asociación Nueva Acrópolis; asociación a la que agradecemos igualmente, y en su nombre al director Antonio Martínez por permitirnos realizar hoy la actividad-homenaje a Aurelio López Azaustre. Y como no podría ser de otra manera, agradecer a Pilar Bueno y Teresa Ariza, miembros de la Tertulia Continental por haber ideado y organizado este acto, que es fruto de aquel otro que el pasado día 22 de octubre realizamos tanto en el Ayuntamiento como en esta sala, a las figuras y obras del propio Aurelio y del escritor José María Garrido Lopera. Igualmente hago mención de agradecimiento a Gonzalo Cano e Isacio Rodríguez, que hoy nos harán un recorrido cultural sobre la obra de Aurelio en un entorno artístico sin parangón como es Granada.

Se me invitó a este acto como miembro de la familia de Aurelio para dar unas pinceladas sobre su vida, acercarles su personalidad como paso previo a la contemplación de parte de su obra. Acepté gustoso la invitación, pero he de hacer una matización previa. A mi tío-abuelo Aurelio López Azaustre no lo pude conocer en demasía ni apenas tratarlo, pues cuando él murió en mayo de 1988, yo apenas contaba con 3 años y medio de edad, por lo que las percepciones sobre su figura quedan condicionadas por los testimonios que tanto familiares como amigos me han transmitido de cómo fue él. Familiares como mi madre Aurelia o mis tías Paqui y Teresa o los primos José Luis Delgado o José Lorenzo, así como la tía Conchita, viuda de Aurelio, podrían versar la personalidad de mi tío muchísimo mejor que yo.  Por lo tanto mis palabras hoy no serán sólo mías, sino en gran parte de ellos.

Escudriño en mi mente y recuerdo entre neblinas de tiempos pasados la figura del tío Aurelio en el pasillo de su casa junto a sus obras charlando con mis padres. Yo, pequeño, no recuerdo lo que trataron, pero lo que sí recuerdo era la gran estatura de mi tío vista desde la subjetividad de un infante, a la par que escondía mi mirada de la de un sufriente Cristo, el “Ecce Homo” realizado por Aurelio, pues me provocaba pánico observar el doloroso realismo de la figura. Entonces, bajo la alta figura de mi tío no podía imaginar que paralelamente a esa altura visual contemplada era minúscula comparada con su gran altura artística. Esto último lo he podido descubrir años más tarde conforme fui tomando conciencia de la realidad en mi adolescencia y ya hoy como adulto.

No voy a entrar en detalles sobre la obra de Aurelio, pues ya Gonzalo nos la describirá de manera profesional. Mi labor hoy es acercaros someramente la personalidad del artista. Todos aquellos que tuvieron la suerte de conocerlo y de tenerlo entre sus amigos pueden coincidir plenamente en su descripción. Era un hombre modesto, tranquilo, muy elegante y muy educado, ‘un andaluz muy fino’ que hacía gala de ‘granadinismo’. Amigo de sus amigos, éstos lo buscaban por la gracia natural que poseía. Con una fina socarronería hacía reír a su entorno, hasta que enfermó de diabetes, lo que le provocó cierto apagamiento.

La gente lo admiraba, sus alumnos lo apreciaban mucho, era un gran maestro que se posicionaba al lado de sus discípulos. Y es que la personalidad de Aurelio era atrayente. Algunas de sus características más recordadas y agradecidas son la honradez y la extrema humildad que manifestaba tanto en su vida como en su obra. Ejemplos hay muchos. Entre ellos el caso de cuando hizo un favor a su amigo el escultor Antonio Martínez Olalla para una fuente en el Hotel Alhambra Palace. La misma, que fue encargada a Olalla, por falta de tiempo la delegó en Aurelio, que una vez finalizada la firma con el nombre del propio Olalla. Las firmas de las obras de Aurelio pueden ser otro indicativo de su humildad. Muchas están firmadas, pero otras tantas no las rubricó. Ante la insistencia de Conchita, su mujer, para que las firmara, él contestaba socarrón que ‘luego se escalabacinen en saber de quien es la obra’.


Mi intervención sobre el tío Aurelio en el Palacio de Abrantes. Foto: Nueva Acrópolis

Siguiendo con esta humildad personal que lo caracterizó podemos decir algunos capítulos más. En una ocasión le tocó una pequeña cantidad en el sorteo de la ONCE, cuyo premio repartió entre los aprendices del taller donde trabajaba en ese momento. El crítico de arte Marino Antequera recuerda el caso de que muchos ofrecieron a Aurelio entrar en la Academia de Bellas Artes de Granada, pero que él no respondió al ofrecimiento. Su viuda detalla el porqué de su negativa a aceptarlo, todo porque un amigo de Aurelio que aspiraba a la misma institución no iba a ser elegido. Y como último ejemplo, citaré el caso de cuando sacó el puesto Nº1 en las oposiciones a la plaza de talla en madera en Madrid. Finalmente rechazó el puesto que había conseguido y cogió el destino de la Escuela de Artes y Oficios de Valencia para que un compañero no se quedara sin plaza.

Todos estos casos son un pequeño ejemplo de la gran personalidad de Aurelio, una de las cosas por las que, además de su ingente obra, debe ser recordado. Sus sobrinos José Lorenzo Rojas y José Luis Delgado López nos hablan de su incansable trabajo y honradez o nos dicen que no se subió ‘al carro del poder’ porque ‘no era su estilo’. Su sobrina Aurelia López Garrido, mi madre, habla de que era un hombre metódico, que cumplía con sus horarios de trabajo. Su amigo el pintor Amalio García del Moral, tras su muerte en 1988, lo calificó de hombre muy sencillo, de trato afable, humanísimo y ocurrente a lo que apostilló que jamás adoptó pose de artista cuando en verdad lo fue en grado sumo. O Celestino Mondéjar que lo veía como un hombre honesto y coherente además de poseedor de esas festivas ocurrencias.

Creo con estas breves palabras haber retratado lo que había detrás de las manos del artista, lo que en última instancia fue el motor de su creación escultórica. El resultado, un sinfín de celebradas obras a lo largo de la geografía española. El origen, una personalidad, una imaginación y un don para el arte como no los ha habido. Es menester recordarlo no sólo como artista, sino como hombre único que fue. La enfermedad se lo llevó demasiado pronto, una enfermedad pulmonar de la que no era consciente de su gravedad, y que tras la cual planeaba volver al trabajo. Lamentablemente no pudo ser así. A pesar de su ausencia física, su gran legado artístico acompañará a los amantes del arte a lo largo de generaciones y llevará el nombre de Granada junto al suyo propio para orgullo de todos nosotros.

Muchas gracias por escucharme.

Obras de Aurelio en Granada hay muchas, pero no todas podían visitarse. Unas por estar en manos privadas, y otras por estar guardadas en depósitos temporales a los que no se podía acceder (como la Virgen del Rosario, que antiguamente procesionaba por Granada y actualmente está guardada o una imagen de San Juan de Dios y Enfermo en la Casa de los Pisa). Igualmente existen otras muchas obras que se pueden contemplar pero que no pudimos visitar por salirse fuera del recorrido céntrico que se buscaba.


El primo José Luis Delgado López (derecha) conmigo junto a un busto de San Juan de Dios, obra de Aurelio López Azaustre, en la Casa de los Pisa. Al escultor le sirvió de modelo el rostro de su padre, Juan López Rodríguez, respectivamente abuelo y bisabuelo de los fotografiados. Foto: Nueva Acrópolis

Algunas de las obras que pudimos disfrutar fueron el "Beato Martín de Porres" en la Iglesia de Santo Domingo, la imagen de la "Virgen de la Concepción" en la Iglesia del Convento del mismo nombre en el Albayzín o varias imágenes sobre "San Juan de Dios" ubicadas en la Casa de los Pisa.


María Santísima de la Concepción, obra de Aurelio López Azaustre. Foto: Maite Martínez Caro


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