Mi mente, desde un tiempo a esta parte disfruta viajando fuera de nuestras fronteras planetarias. El planeta Tierra, tan bello y único, aquel que aún apenas conozco, se va convirtiendo en un lugar irrespirable, ni más ni menos que a causa de nuestra propia existencia como especie. Hoy día, destrucciones climáticas que son resultado de lo que en teoría nos hace crecer numéricamente como Sociedad, en verdad nos destruye a nosotros mismos, y al entorno natural que nos cobija.
Esta animosidad que tengo en cierto modo a la especie humana por lo que supone de plaga insaciable, destructora y poco comprometida con el medio ambiente, se ve incrementada por mi percepción subjetiva de la cada vez más creciente estupidez individual. En teoría, una sociedad como la actual que ha llegado a extremos de desarrollo humano y mental tan amplios, da muestras de tener en sus individuos mentes tan despreciables que no hacen sino incrementar el hastío por los que me rodean. Poquitos se salvan de la purga mental que acometo. En los últimos tiempos he ido observando el cruel panorama social de la gente de mi entorno, ya bien en mi ciudad, país o al menos de lo que veo en la parte occidental del orbe. A los ya típicos delincuentes de guante blanco y los sin guante, asesinos diversos, maleantes de toda calaña y origen, hay que soportar a conciudadanos de mentes aborregadas, da igual de qué sentido ideológico sean. La verdad siempre la tendrán ellos, y encima una verdad absoluta que se la apropian sin criterio demostrable alguno y que la lanzan con espíritu salvador contra aquellos que, más humildes, exponen con argumentación y solidez científica o comprobable. ¡Ay qué coraje de gente! Nuevos tertulianos de pacotilla que no merecen ni deben ser escuchados por el bien de todos. Pero ahí tienen a su público atolondrado y admirador que los elevan cual secta. Instagram, Facebook, TikTok, los abrevaderos del gran rebaño, el escaparate de la gran insipidez. Si no nos ponemos de acuerdo en lo más nimio, en lo más evidente, ¿cómo seremos capaces de aunar esfuerzos ante lo que de verdad merece la pena por su complejidad o urgencia? Aún confío en un pequeño número de personas, aquellas por las que todo no está perdido. ¡Pero qué pocos son! Incluso a veces yo ni confío en mí mismo. Son los que deben solucionar todo este caos creado por la excrecencia social reinante.
¡Sacadme de aquí! ¡Con qué ilusión viví el último paso dado en la carrera espacial! La llegada del rover Perseverance el otro día a Marte no ha hecho sino incrementar mi esperanza en las posibilidades que tiene el Universo como salida a nuestra merecida autodestrucción. Me da profunda lástima que un planeta tan hermoso como la Tierra se vea carcomido por el cáncer que resultamos ser los humanos. Nuestro hogar destrozado, y mientras unos quieren limpiar y reparar, los más siguen ensuciando sin remordimiento alguno. ¿Qué nos deparará el futuro? ¿Llegaremos a abandonar la Tierra? ¿Colonizar nuevos planetas? Si es así, ¿exportaremos nuestra inmundicia a esos otros mundos? ¿Será todo en vano? ¡Qué dicotomía la mía el yo querer explorar el Universo y alejarme de esta mediocridad que nos rodea y sentir la paz que supone el alejamiento de todo humano infecto vs. la nostalgia previa a un planeta aún no abandonado! Cualquiera que me lea notará que me estoy haciendo viejo, y seguramente algo cascarrabias. "Mi mala suerte" es que moriré en este planeta sin tener siquiera la posibilidad de salir más allá de las capas bajas de la atmósfera. Es realmente frustrante. Al menos mi mente puede aún crear mundos extraterrestres a los que poder viajar, huir si se quiere de todo este orden de cosas. Si alguien lee estas palabras dentro de varios siglos en otros planetas,....recordad que yo quise haber estado allí. Compadecedme.
Sólo espero que la estulticia humana no llegue a Marte, y que por la denominación que se tiene de él como Planeta Rojo ya se inicie la pugna entre los que se denominan rojos, y los que no lo son. Somos tan estúpidos, que quizás llegue a pasar, la plaga humana se extenderá más allá de nuestro Sistema Solar, y dichos enfrentamientos serán quizás el origen de una larga Guerra de las Galaxias. Bueno, al menos habrá más planetas a los que huir. Pensado lo dicho, no sé si es mejor que el Apocalipsis haga su trabajo con plena libertad de movimientos. Pero si éste no viene, ¡yo quiero mi billete para Marte! Por lo pronto, tras estas reflexiones en caliente y sin orden alguno, me iré a soñar esta noche mi visita a algún planeta todavía no descubierto. Buenas cósmicas noches.