En
las páginas de sucesos de los periódicos es habitual encontrarse con noticias
dramáticas. Sea la época que sea y sea el lugar que sea, el destino ha llevado
la desgracia a incontables familias. Hace más de 87 años, en nuestra provincia
ocurrió una de ellas, que originada a causa de la conflictividad reinante de la
II República, la confusión y el error dieron como resultado una serie de
víctimas en el granadino pueblo de Atarfe. En aquellos momentos nuestro país se
encontraba día tras día con turbulentos acontecimientos que preocupaban a nuestros
abuelos y bisabuelos. Tras la proclamación de la II República en España en abril
de 1931, se abrió un período trascendental en la historia de
nuestro país, que para las gentes
de antaño supuso un avance histórico y el momento deseado durante mucho
tiempo para una parte importante de la población, pero que en cambio no fue
sino el mayor de todos los males para la otra parte de la sociedad.
Casi
desde el primer momento del nuevo tiempo político republicano, las calles de
nuestro país se convirtieron en escenario no sólo de pugna dialéctica entre
partidarios de un sistema u otro, sino que esta lucha derivó en enfrentamientos
físicos, asesinatos y ataques a bienes y personas. Una de las características
de la violencia política de esta época fue el ataque sufrido por el sector
religioso a mano de ‘turbas’ ciudadanas compuestas por socialistas, comunistas y anarquistas,
anticlericales todos que veían a la Iglesia como uno de los males del país a
destruir. Fue así como desde el mismo 1931 las Iglesias, conventos y demás
edificios vinculados al clero fueron objeto de ataques incendiarios o con
artefactos explosivos.
Uno
de estos ataques fue la causa primigenia de un suceso dramático que ocurrió en
nuestra provincia aquel incendiado mayo de 1931, en el que el Estado de alarma
se había impuesto tras múltiples ataques ocurridos a lo largo y ancho del país.
Un grupo de incendiarios (comunistas los llamó el diario ABC) pretendió incendiar el Convento que la Compañía de María, las
Jesuitinas, tenía en la localidad granadina de Santa Fe. Así, durante la noche
del día 15 estas personas asaltaron la parte trasera del convento e incendiaron un
cuarto anexo del edificio. La rapidez de los vecinos que apagaron el fuego permitió que los daños no fueran muy grandes. Algunos de dichos atacantes
consiguieron huir del lugar en un vehículo en dirección a la vecina localidad de
Atarfe, no sin antes disparar contra la fuerza pública que los perseguía.
Las
crónicas periodísticas indicaron que las autoridades de Atarfe fueron alertadas
de la presencia de dichos atacantes rumbo a su término municipal. Así fue como
una partida de ciudadanos de dicha localidad (un centenar) se apostó en la
carretera esperando la llegada de los atacantes para interceptarlos e impedir
que atacaran los bienes eclesiásticos de su término. Fue aquí cuando la tensión
e inestabilidad política y de seguridad palpable en la sociedad dio lugar al
siguiente trágico suceso.
De
lo que se desprende de lo narrado por los periodistas es lo siguiente: Un
vehículo ajeno a los hechos ocurridos en Santa Fe llegaba por la carretera en
las cercanías de la fábrica alcoholera San Fernando, ocupantes del vehículo que
observaron a una muchedumbre armada que intentaba pararles violentamente. Las
versiones difieren en lo escrito: mientras una dice que desde el vehículo se disparó contra
la multitud, la cual desafiante, atacó el vehículo rompiendo los faros; la otra
indica que fue la muchedumbre quien disparó contra el vehículo. La cuestión es
que tras ello, el conductor del coche siguió la huida a gran velocidad, arrollando a algunos de los
vecinos que lo atosigaban, impactando posteriormente éste contra un muro.
El resultado final fue la muerte a tiros o arrollados de varios de los vecinos,
así como una de las ocupantes del coche debido al choque.
Vehículo de la familia Nestares accidentado tras el ataque en Atarfe. Fuente: Nuevo Mundo |
Los
fallecidos fueron:
- Antonio García González, obrero del campo.
- Francisco Marín Islas.
- Juan de Dios García Cervantes.
- Maribel Nestares, que viajaba en el vehículo, hija del ingeniero que lo conducía.
- Francisco Pérez Díaz, obrero que muere momentos después de camino al Hospital de Granada.
- José Jiménez Almodóvar, que muere a causa de las heridas el día 18 en el Hospital de San Juan de Dios de Granada.
Cadáveres de Antonio García, Francisco Marín y Juan de Dios García tras el enfrentamiento en Atarfe. Fuente: Mundo Gráfico |
Algunos de los heridos:
- Juan de Dios Rueda Triana, obrero del campo.
- Francisco Castro Sánchez.
- Juan Fernández.
- Juan de Dios Ramón Martín.
- José Nestares, ingeniero jefe de la fábrica azucarera San Pascual, que en ese momento conduce el vehículo, y huye de la muchedumbre porque sabía que se proyectaba un asalto a la fábrica que dirigía. Algunos testimonios indican que mientras conducía disparó a la gente que se abalanzó sobre el coche. Pero el propio Nestares lo negó, afirmando que fueron ellos los objetivos de los disparos.
- Isabel Guillén, esposa del ingeniero Nestares.
- Antonio Sánchez Sevilla, copiloto, conductor del ingeniero Nestares.
- Natalia Granados, criada del ingeniero Nestares.
Entierro de algunas de las víctimas del enfrentamiento de Atarfe. Fuente: Nuevo Mundo |
Fuentes
-ABC
-El
Defensor de Granada
-Mundo
Gráfico
-Nuevo
Mundo